“La actitud de la médica que curó al que la asaltó es la que nos pide Jesús a nosotros”

Ayer, Domingo de Ramos, el arzobispo instó a seguir las enseñanzas de Jesús. Bendición de los olivos.

BENDICIÓN EN LA PLAZA INDEPENDENCIA. Monseñor Carlos Sánchez bendice los ramos, antes de la misa. Fotos: Sergio Olea, Magena Valentié y Patricio Juárez BENDICIÓN EN LA PLAZA INDEPENDENCIA. Monseñor Carlos Sánchez bendice los ramos, antes de la misa. Fotos: Sergio Olea, Magena Valentié y Patricio Juárez

“La médica que auxilió al mismo joven que le acababa de robar es un ejemplo de lo que Jesús nos pide que hagamos. Según la nota de LA GACETA, ella dijo: ‘soy médica y tengo que atenderlo’. Ella vio a la persona que necesitaba ayuda, no al asaltante; porque antes de ser asaltante es una persona. Este es el paso que debemos dar los católicos en esta sociedad que nos pide que sigamos las enseñanzas del Maestro. Antes de ver al delincuente, de ver al adicto, mirar a la persona, que es mi hermano... Nos tenemos que dar una oportunidad, porque Jesús nos vive dando oportunidades”, le dijo monseñor Carlos Sánchez a LA GACETA, que se acercó después del oficio de la misa de bendición de los ramos. Con esta ceremonia se inicia la Semana Santa, que concluirá el Domingo de Pascua.

En la Catedral, repleta de fieles, se habían leído algunos pasajes de la Pasión. “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”. “En el momento de su Pasión Jesús les pide a sus discípulos que amen a sus enemigos, que recen por los que los persiguen, que hagan el bien a aquellos que les hacen el mal”, remarca el arzobispo de Tucumán en su homilía. Previamente, en la plaza Independencia, había bendecido los ramos de olivos de los fieles que se encontraban presentes. Luego todos entraron en procesión al templo, adornado con grandes palmas en las puertas de ingreso.

Ayer la cristiandad recordó la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Por ello en todos los templos se celebró la bendición de los ramos. “Jesús entra con toda humildad, para entregar su vida por amor. Entra triunfal, pero lo hace con toda sencillez, montado en un burrito. Lo hace con toda humildad, porque él no busca los grandes honores, porque es así como va a transformar la humanidad, con la fuerza del amor, con el servicio, y no con la prepotencia, con el odio, la violencia o el resentimiento”, explica el arzobispo. “Él es rey, pero muere con una corona de espinas. El camino para transformar la humanidad y hacer nuevas todas las cosas, es la humildad”, remarca.

FINAL. Una multitud se acercó a saludar al arzobispo y pedir su bendición.  FINAL. Una multitud se acercó a saludar al arzobispo y pedir su bendición.

“Jesús nos enseña con el Evangelio a vivir de una manera distinta”, dice. “Debemos aprovechar esta Semana Santa para morir al hombre viejo, al egoísmo, al propio capricho, y nacer al hombre nuevo”, afirma.

Monseñor Sánchez quedó impactado cuando leyó en LA GACETA la entrevista que se le realizó a Cecilia Ramos, que asistió a uno de los motochorros que se accidentó después de haberla asaltado. “Lo hice porque era una persona y por ser médica tengo la vocación de servicio”, había dicho la mujer. “Ella se quedó al lado del chango para que no lo linchen los vecinos, defendiendo su vida. Esta mujer tiene conciencia plena de su vocación, de las enseñanzas que ha recibido. De la misma manera los católicos debemos tener siempre presente las enseñanzas del Maestro Jesús. Ella lo reta, lo insulta, pero lo asiste. Es una mujer simple, de barrio, como puede ser cualquier tucumana”, destaca el arzobispo.

“La muerte de Cristo no es el triunfo de la injusticia, del abandono, de la traición de un amigo (Judas) o de la negación de otro amigo (Pedro) sino que es el triunfo del amor. Esto es así porque Cristo no ha quedado muerto en la cruz sino que ha resucitado. La Semana Santa no termina el Viernes sino en la Pascua. En la oración del Huerto Jesús dice: ‘que pase de mí este cáliz. Muchas veces nos quedamos con esta primera parte. Nos olvidamos que Jesús también dijo ‘no se haga mi voluntad sino la tuya’. No nos dejemos ganar por la tristeza, por la angustia. Jesús nos enseña a confiar en el amor del Padre. Confiemos en Él para nacer a un hombre nuevo para construir un mundo nuevo”, finaliza.

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