27 Abril 2019
CADA VENDIMIA. Guardia atiende a la prensa y a los visitantes en su bodega. LA GACETA
En algunos viñedos aún siguen recolectando vides, en otros ya terminaron y están fermentando su fruta y proyectando la campaña vitivinícola 2019 desde Tucumán. Sobre estos temas, las problemática global del sector y los desafíos que enfrenta transitó el diálogo que LA GACETA Rural mantuvo con Alberto Guardia, presidente de la Cámara de Viñedos y Bodegas del Tucumán.
- ¿En qué instancia se encuentra la vendimia 2019?
- Para muchos la vendimia ya está terminada, pero otros productores aún tienen Torrontés tardío para producir, que son vinos que tienen buena acogida a nivel comercial, una buena demanda en el mercado nacional, como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Salta, Santa Fe. Ya está casi terminada la fermentación de la uva recolectada. Estos vinos finos están por pasar una segunda fermentación, entre fines de abril y principios de mayo.
- ¿Qué producción estiman?
- Calculamos que este año habrá unos 750.000 kg de uva, que significan unos 500.000 litros de vino. No es la mejor producción de Tucumán, pero trabajamos para seguir creciendo. En la campaña 2013-2014, tuvimos la mejor producción con unos 800.000 lt de vino producido. Prevemos para 2020 tener un nivel más importante que el actual, en cuanto a producción.
- Producen vinos de alta calidad.
- Los vinos que hacemos en Tucumán son de categoría Premium y súper Premium, o sea, reserva y gran reserva. Ese es el nicho de mercado en el que producimos y comercializamos, en general. Es que tampoco tenemos una superficie implantada tan grande como para competir en otros niveles.
Tucumán es una zona productora de vinos de altura, porque toda la producción se desarrolla en el imponente Valle Calchaquí. Tenemos excelente calidad, y eso se percibe en la buena demanda que tienen nuestras etiquetas. Y también, muchas de ellas tienen una exitosa participación en distintos concursos. Hacemos vinos Malbec, Torrontés, Tannat, Syrah y otros, con excelentes precios, en etiquetas muy destacadas. Trabajamos, y así lo seguiremos haciendo, con mucha dedicación, para obtener vinos de la mejor calidad y excelencia, y óptima sanidad de las uvas.
- ¿Qué desafíos enfrenta la vitivinicultura de Tucumán?
- Sí, tenemos varios desafíos por delante, actuales y a futuro. Hoy, por ejemplo, trabajamos para seguir penetrando en distintos sectores del mercado. En segundo lugar, y este es el desafío quizás más difícil de todos, lograr que los tucumanos tomen los vinos que producimos en Tucumán, en nuestra provincia, en nuestra tierra.
Los tucumanos se vuelcan, por lo general, a los vinos mendocinos y sanjuaninos, y por ahora muestran una fuerte resistencia a aceptar las diversas etiquetas locales que les proponemos. Y esto sucede porque en muchos restaurantes piden las cepas, cortes y etiquetas más reconocidas a nivel nacional. Pero lo paradójico es que los vinos tucumanos tienen una destacada aceptación en Buenos Aires, en Mendoza, por ejemplo.
Pero los vinos que hacemos en Tucumán son distintos, tienen nuestra particularidad. Sin embargo, la experiencia personal y el “boca a boca”, van transmitiendo qué tipo de vinos hacemos y la calidad que tienen, y así vamos avanzando en llegar al tucumano.
- Siguen trabajando con el IDEP.
- Junto al Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP) llevamos adelante el Proyecto de Enoturismo, donde organizamos visitas a las bodegas, se hacen degustación y conocen nuestros viñedos y bodegas.
Es un trabajo arduo que desplegamos desde hace varios años. Estamos muy contentos con este trabajo y seguimos apostando por este camino, a pesar que nuestra actividad también sufre la crisis de la economía nacional.
Las bodegas las estamos llevando bien. Por eso, nuestro mejor embajador es hacer probar nuestros vinos. Y apostamos a que los tucumanos nos ayuden a mostrarlos y degustarlos.
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