“Villa 9 de Julio se transformó en un infierno”

Un niño de 12 años está grave y es uno de los tres atacados a balazos en cuatro días. Los vecinos acusan a la Policía de haber abandonado el barrio.

VIOLENCIA. Vivienda baleada en Villa 9 de Julio, tras la denuncia del robo de una moto. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ VIOLENCIA. Vivienda baleada en Villa 9 de Julio, tras la denuncia del robo de una moto. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ

“Acá, no se puede salir; no se puede trabajar; y no se puede vivir. Villa 9 de Julio se transformó en un infierno. Tengo miedo, pero si me callo, será peor. Estamos olvidados por las autoridades y aquí hay tiros todos los días”, dijo Marcela Otero, una de las víctimas de la escalada de violencia que se vive en el barrio, que dejó un saldo de tres personas heridas de bala en menos de cuatro días, entre ellos, un menor de edad que se encuentra internado en grave estado en el hospital de Niños.

Todo comenzó el sábado a la siesta en un violento asalto que sufrió el hijo de Otero. Circulaba por Blas Parera al 500 en su moto cuando fue sorprendido por “Quemarrancho”, un peligroso delincuente que tiene numerosos antecedentes por robo agravado y sería “soldadito” de Los Carrión, clan bajo sospecha de vender droga en la zona. “Lo bajó a golpes de la moto y cuando intentó defenderse, desde la casa de ellos comenzaron a realizar disparos, por lo que salió corriendo. Hicimos la denuncia y comenzamos a vivir una pesadilla”, dijo Marcela.

El domingo a la madrugada ocurrió otro episodio violento. Alexis Plaza, de 17 años y miembro de la familia Carrión, fue herido de bala cuando, según dijo, intentaron robarle la moto en el pasaje Vicente López al 1.400. Acusó del hecho a un tal “Harry”, que podría ser el joven al que “Quemarrancho” le robó su rodado. Pero Marcela Otero desmintió categóricamente eso.

La escalada de violencia continuó los días siguientes. “Primero balearon mi casa el martes, y el miércoles entraron al local de mi papá, y le rompieron el frente y la mercadería. Me están amenazando porque no quiero levantar la denuncia, y no la pienso retirar. Esperé una hora y media y recién llegaron. Me dijeron que se habían demorado porque estaban haciendo allanamientos”, destacó Otero, que en sede policial acusó a un tal “Chavo” y al hermano de “Quemarrancho” como los responsables de los ataques.

Baleado en la espalda

La versión de los operativos que habrían hecho policías de la seccional 10ª no pudo ser confirmada por LA GACETA, pero sí se sabe que siguieron los tiros ese sector de Villa 9 de Julio. A las 21.45, mientras jugaba en la plaza ubicada en Panamá al 600, había un grupo de chicos conectándose a una red de Wifi cuando se presentó un tal “Maxi” y comenzó a realizar disparos en contra de ellos. Kevin Aguilar, de 12 años, recibió un tiro en la espalda. Fue internado en el hospital de Niños, donde se encuentra en grave estado.

Menos de dos horas después, cerca de las 23.30, un tal “Dientes” y un tal “Capullo” se presentaron en una casa de Blas Parera al 500 y comenzaron a realizar disparos. Cayó herido “Maxi”, de 17 años, el principal sospechoso de haber lesionado al niño de 12. Los familiares del último herido prefirieron no hacer declaraciones sobre lo ocurrido. Sin embargo, en el parte policial, se informó que los vecinos entregaron más de 12 casquillos de balas (la mayoría de 9 milímetros) que habían quedado esparcidos en la calle.

Jeniffer, hermana de Kevin, desmintió que miembros de su familia estén involucrados en el ataque a “Maxi”. “No tenemos nada que ver. Sufrimos todo el tiempo por culpa de ellos. Convencimos a mis padres para que se vayan a casa a comer algo y a bañarse, pero cuando se bajaron del colectivo en Martín Berho y Estanislao del Campo, los agarraron y los agredieron los mismos que atacaron a mi hermanito. Así no se puede vivir”, dijo la joven a LA GACETA.

Tensión

El barrio es un polvorín. El clima de máxima tensión se percibe en cada una de las esquinas donde están reunidos adolescentes que, con cara de pocos amigos, observan cada uno de los pasos que dan los vecinos y, fundamentalmente, los desconocidos.

“Aquí estamos desamparados. La Policía no hace nada. No podemos hablar a la seccional 10ª. Si hasta en el diario salió que ahí le dieron un certificado a ‘Maxi Toro’ cuando tenía pedido de captura a nivel nacional e internacional”, dijo Juan.

Don Luis, el hombre que hace unos días contó detalles sobre la venta callejera de droga, en esta oportunidad no quiso hablar. “No me hicieron nada, pero la ‘plaga’ ya anda dando vueltas cerca de casa. Mi familia está muy asustada”, expresó el hombre a LA GACETA, mientras señalaba a lo lejos a un grupo de adolescentes. “Esos basuras andan armados y son un peligro”, enfatizó.

En el barrio dicen que son menos de cinco manzanas los sectores más complicados. La avenida Martín Berho y Blas Parera es tierra de Los Toro. La calle Vicente López al 500, de los Carrión y La Poroteada, grupo integrado por adolescentes que, en su mayoría, tiene algún tipo de parentesco con los ex miembros de La Banda de la Gruta, organización que se especializó durante años en cometer asaltos. Por último, los vecinos individualizaron a otra formación conocida como “La Panamá”, formada casi exclusivamente por menores de edad, como Kevin, el niño que está grave.

Los vecinos pronosticaron que este problema no se acabará. “En la seccional 10ª hay un colectivo estacionado. Allí escribieron la frase ‘Monito bate cana’. Ese era un mensaje que anticipaba lo que ocurriría. Todos lo sabíamos, menos los policías”, concluyó.

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