Los peligros del bielsismo extremo

Para tolerar ser Bielsa hay que tener una coraza propia de un verdadero “loco”.

20 Mayo 2019

Por Sebastián Fest

¿Querríamos, todos nosotros, tener algunas de las virtudes de Marcelo Bielsa? Sí, rotundamente sí. ¿Quisiéramos ser Bielsa? No, seguramente no.

Ser Marcelo Bielsa es extenuante. Implica vivir entregado al trabajo/pasión de una manera que no es que roce, sino que supera ampliamente lo insalubre. Lo graficó alguna vez una de las muchas “viudas de Bielsa”. ¿Qué es eso? El grupo de esposas y novias que, sabiéndolo previamente o no, debieron resignarse que primero está el fútbol. Y luego, el fútbol. Y después, el fútbol.

La joven en cuestión estaba enamorada del joven entrenador, discípulo aventajado de Bielsa. Y los dos vivían desde hacía un tiempo fuera de Rosario, la ciudad que los unió. Era viernes a la noche en algún país de América latina, el partido se jugaba el domingo y a ella le pareció razonable salir, despejarse juntos en esa ciudad desconocida que implicaba una aventura conjunta. No hubo caso.

“Tengo que analizar al rival”, dijo él. “Tengo que ver los partidos”. Y los miró toda la noche. Y no la miró en toda la noche. La obsesión se había adueñado de él.

Nadie puede negarle a Bielsa que, a sus 63 años, es un exitoso, aun cuando esa dualidad conformada por el éxito y el fracaso le produzca alergia. En todo caso el éxito pasa, para Bielsa, por no traicionarse. No lo ha hecho, y aunque las situaciones entre insólitas y escandalosas lo acompañaron invariablemente en los últimos años en Athletic de Bilbao, Olympique de Marsella, Lazio, Lille y Leeds, la “marca Bielsa” es inconfundible e indeleble. Sus jugadores, en un 99%, hablan maravillas de él, las hinchadas se enamoran y son muchos los clubes que lo quieren al frente de sus equipos. En ese sentido, Bielsa está haciendo muy bien las cosas más importantes.

Pero tras estar toda la temporada en puestos de ascenso a la Premier, a Leeds se le esfumó esa posibilidad. Y la pregunta vuelve: ¿por qué los equipos de Bielsa se quedan sin combustible en los momento decisivos? Y la respuesta no llega. Se ha hablado de una puesta a punto física que no permite sostener un nivel homogéneo hasta el final o, mejor dicho, elevarlo en el tramo decisivo. Se ha hablado de que a los jugadores se les “quema” la cabeza, de que llegan agotados mentalmente a esas etapas de definición. Mirándolo bien, el ascenso de Leeds era una hazaña: hace semanas que su técnico y sus jugadores están en la mira por aquel incidente del “espionaje”, y después de aquello las cosas empeoraron. Que tu técnico te obligue a dejar que te marquen un gol es absolutamente inusual, pero que un par de días después ese mismo técnico dé marcha atrás es, por lo menos, desconcertante: “hemos llegado a una decisión en común con los jugadores, decidimos adaptarnos al 100% de las reglas y entendemos que si tenemos un jugador caído no tenemos que tirar la pelota afuera. También pensamos que si un jugador del equipo rival está en el piso, no debemos interrumpir el partido y tirar la pelota afuera”.

Más allá de la presión enorme sobre los jugadores, la explicación de Bielsa deja abiertas muchas preguntas. ¿Leeds no se “adaptaba” hasta ahora al 100% de las reglas? Y, cuestión más insidiosa: de no haber estado en la mira por el escándalo de “espionaje”, ¿habría Bielsa pedido “devolver” el gol? ¿No fue una forma de lavar su imagen con un gesto que enterrara el recuerdo de aquel? “Habría que preguntarle a los jugadores, que son los que hacen el esfuerzo”, dijo Claudio Borghi días atrás en Chile. Borghi, el hombre que sucedió a Bielsa al frente de la selección chilena. “No me dejó un papel. Nada”, recuerda hoy.

Rafael, hermano de Bielsa y ex canciller de la Nación, dijo ya más de una vez que le gustaría que Marcelo sufra menos y disfrute más. Un poco en el sentido de lo que logró Rafael Nadal. “He aprendido a disfrutar sufriendo”, dijo el español 10 años atrás. Si Nadal, que esta semana inicia la búsqueda de su 12° título en Roland Garros, disfruta sufriendo, ¿por qué pedirle lo contrario a Bielsa? El problema, en todo caso, no pasa por el dato de que a esta altura de su carrera sea incapaz de disfrutar sin sufrir. No. Los que sufren son los que lo rodean, los que lo admiran; aquellos que se sienten mortificados cuando los jugadores de Derby County y de Frank Lampard celebran imitando el gesto de un prismático, burlándose de Bielsa. Sufren todos y no disfrutan, porque ninguno de ellos tiene la piel tan gruesa como él, ninguno está realmente preparado para el “bielsismo extremo”. Ninguno tiene, al fin, esa coraza propia de un “Loco”.

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