“Cuando llegué venía de casi dos años sin pisar una cancha. Había sufrido dos roturas de ligamentos consecutivas en la rodilla derecha y en San Martín confiaron en mí y me dieron una oportunidad. Eso no se olvida”. Del otro lado del teléfono, Matías García habla lento y pausado desde su Bell Ville natal. No tiene problemas en abandonar por un rato sus vacaciones para hablar con LG Deportiva y poder despedirse de los hinchas “santos”.
“En estos casi tres años que pasé en el club me sentí muy cómodo. Todos me trataron de 1.000, los hinchas me siguen demostrando un gran cariño y voy a decirlo siempre que San Martín me hizo renacer futbolísticamente”, explica “Caco”, el “Caco” de los goles importantes a Santamarina, Nueva Chicago y Agropeacuario en la carrera por el ascenso y el de las corridas eléctricas por esa banda izquierda que tanto extrañarán en Bolívar y Pellegrini.
García no se va por un capricho. No deja La Ciudadela por querer salvarse solo de ese barco que cayó en desgracia y que terminó hundido y de regreso en la B Nacional. Sus buenas actuaciones en las últimas temporadas y el salto de calidad que mostró durante la Superliga llamaron la atención de varios clubes y él deja en claro que es, quizás, su última oportunidad de dar un paso importante en lo económico. “En ese aspecto todavía no hice la diferencia y es el momento de pensar en la familia”, asegura el volante que tiene ofertas de un club de México y de varios que jugarán la próxima edición de la Superliga. “Hoy por hoy, viendo cómo está la economía del país seduce muchísimo irse al exterior. En los próximos días voy a juntarme con mi representante y si la opción de México sigue firme, quizás decida seguir mi carrera en ese país. Pero hay que esperar”, agrega.
Su voz parece algo entrecortada cuando repasa sus días en Tucumán. No quiere elegir un momento, prefiere quedarse con todos. “Es difícil decir tal etapa fue la mejor, porque acá me hicieron sentir de maravillas. Quizás la más linda, por lo que vivimos, haya sido la del ascenso; pero prefiero recordar cada uno de los días que viví en San Martín. Acá dejo muchos amigos y gente querida. Por eso digo que es sólo un hasta luego; sé que voy a volver a vestir esta camiseta”, jura, lamentando ese final que opacó un poco su estadía en Bolívar y Pellegrini. “Lamentablemente no pudimos evitar el descenso. Hubiera sido hermoso dejar a San Martín en Primera”.
Por último, antes de cortar, quiere dejarle un mensaje a los hinchas: “son lo mejor que hay”, sentencia “Caco”, el que brilló vestido de rojo y blanco, el que se va buscando hacer la diferencia económica con la que todo futbolista sueña y el que está seguro que volverá a transpirar la camiseta “santa”, esa que le devolvió la vida y con la que llegó a tocar el cielo con las manos.