La novena parte de la Mate de Luna está cubierta de afiches políticos

La campaña modifica el paisaje urbano. En la tradicional avenida que conecta la capital con Yerba Buena, medio centenar de “gigantografías” y casi todas las columnas están “tapizadas” de propaganda.

 la gaceta / foto de diego aráoz la gaceta / foto de diego aráoz

En sus extremos presenta un importante desarrollo comercial. Pero en el largo trayecto que hay entre su principio y su final, sigue conservando un acentuado perfil residencial. En la avenida Mate de Luna predominan los frentes de las casas, muchas de ellas con verjas y parquizados. No hay, por tanto, mucha superficie disponible para fijar carteles. Sin embargo, LA GACETA comprobó ayer que pese a la carestía de muros, hay 400 metros lineales de esa arteria cubierta de afiches de propaganda electoral. El equivalente a cuatro cuadras. Y teniendo en cuenta que entre el puente ferroviario del Central Córdoba y el Cristo de Yerba Buena hay 36 cuadras, surge que la novena parte de esa tradicional avenida de San Miguel de Tucumán se encuentra cubierta de anuncios políticos.

Los tramos más “tapizados” son la zona de la ex papelera (Mate de Luna al 1.900) y de la ex Cootam (Mate de Luna al 2.800). Y si se mira de cerca, podrá apreciarse cómo el cartel que está a la vista se apoya sobre un grueso sedimento de otros afiches que lo precedieron.

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Si hubiera más paredes disponibles, habría más superficie ocupada por rostros de candidatos. No es una conjetura: a falta de muros, buenas son las columnas del alumbrado público, los soportes de cartelería víal y los postes de cableado. En su recorrida, este diario contabilizó 745 de estas estructuras verticales a las que les pintaron el apellido de un postulante, les pegaron un cartel de propaganda política (“columneros”) o les colgaron una “pancartas”. Inclusive, muchos postes están convertidos en una suerte de “tótem” de campaña, porque exhiben publicidad de varias fuerzas a la vez.

Los “picos de intensidad” proselitista se advierten en las esquinas de la Mate de Luna con las otras avenidas (Alem, Ejército del Norte, América y Camino del Perú): en las ochavas, hay 45 “gigantografías”, de diferentes tamaños, coronando las intersecciones.

Los costos de la cartelería varían segun las cantidades. Y la logística para desplegarla va desde la militancia ad honorem al los “pegatineros” rentados. Pero a pesar de las fluctuaciones, varios millones de propaganda electoral se “invirtieron” en la Mate de Luna. Está a la vista.

1. De la imprenta a la pared

Entre previsores y arrepentidos

Los afiches fueron uno de los recursos predilectos de la campaña de este año. Los espacios más “previsores” los encargaron meses atrás: como la demanda era más baja, el costo resultó menor. Así, la inversión por 500 afiches sábana (miden 109 cm x 148 cm) pudo rondar los $ 8.000. “La pegatina no tuvo costo, porque se encargó la gente de nuestro espacio”, afirma un postulante. Eso sí: dada la antelación de estos encargos, los papeles no contienen datos clave, como número de lista o el nombre del “acople”. Otro caso más reciente es el de un candidato a legislador que hace dos semanas contrató unos 30 “séxtuples” (4,30 m x 2,15 m), con ubicación predefinida. “Cada uno nos costó $ 500, incluyendo el espacio, pero no vamos a reponerlos”, lamentó el dirigente. Relató que, a los cuatro días su colocación, sólo unos pocos no habían sido tapados. “El grupo que salió a hacer la pegatina cobró, por una noche, unos $ 13.000”, recordó el candidato con amargura.

2. Pintadas: marcando “territorio”

Un viejo recurso que todavía se utiliza

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Algunos eligen la clásica brocha con el tacho de pintura. Otros son más amigos del aerosol. Las pintadas callejeras son todavía uno de los recursos que utilizan los políticos en campaña. Un candidato asegura que los murales se utilizan fuera de las cuatro avenidas, por lo general, con dos objetivos: a veces para identificar la casa de un referente (o “puntero”), y otras, para marcar la presencia en el “territorio”. “Siempre es con el permiso del dueño”, afirma el postulante. Las pintadas y los grafitis también son parte habitual del paisaje en los municipios del interior. En todos los casos se trata de un recurso más económico que la impresión de los afiches, aunque también resulta más fácil de “tapar”.

3. La fuerza de la imagen gigante

Arriba del todo, a salvo de pintadas

Es el recurso visual más impactante en la campaña callejera. Y también el que tiene un costo relativamente más alto. La gigantografía con “todo incluido”, es decir, la lona y la colocación, hace un mes iba desde $ 28.000 (para un tamaño de 4,5m x 4,5m) hasta $ 32.000 (para un tamaño de 4,5m x 6 m), en todos los casos para un servicio destinado su instalación sobre avenida Mate de Luna. A diferencia de otros elementos gráficos viales, cuyo valor de mercado aumenta a medida que se aproxima el día de la votación (como los afiches), en el caso de las gigantografías el precio suele reducirse por lo acotado del tiempo para llenar los espacios y por lo reducido de la demanda, a esta altura de la campaña, para afrontar gastos de esas características. Al margen de ello, estas imágenes suelen tener una ventaja: al estar alejadas del suelo, no suelen ser blanco fácil de las “pegatinas” y de las pintadas. Así, arriba del todo, se mantienen siempre presentes.

4. Cuelgan en columnas y semáforos

Son pequeños, pero otorgan “presencia”

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Los peatones y conductores los observan, a veces sin querer, cuando tratan de divisar si el semáforo se ha puesto en verde o en rojo, o cuando intentan leer el nombre de una calle en los señalizadores. Los “columneros” no son el recurso que más se destaca, sobre todo por sus pequeñas dimensiones, pero la buena parte de los candidatos recurre a ellos porque les permite tener “presencia” aprovechando cada rincón de la ciudad. ¿El costo? Hace un mes, un candidato a legislador adquirió 10.000 columneros a $ 16.000, aunque hay quienes los consiguieron por unos $ 20.000. Su colocación suele estar a cargo de los equipos que se encargan a la vez de las pegatinas de los afiches, sean “contratados” o “voluntarios”.

Sin costo: manos “amigas” para cubrir las paredes

Algunos espacios no tienen dinero para solventar una cuadrilla de “pegatinas”. Así, recurren a manos “amigas” (militantes, por lo general) para tapar muros.

La lona: el costo de impresión de la “gigantografía”

Para quien debe reponer la lona de una “gigantografía”, el costo de impresión ronda los $ 500 por metro cuadrado. Si hay que instalarla, $ 150 extra por m2.

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