Falta visión para terminar la ruta Hualinchay-Los Valles

16 Junio 2019

Las antiguas civilizaciones sabían ya de la importancia del camino para conocer no solo su territorio, sino también los lugares desconocidos; un medio indispensable para conectarse con el mundo circundante y también lejano. Los pueblos conquistadores descubrieron rápidamente que eran fundamentales para mantener su poder sobre sus sometidos. “Todos los caminos llevan a Roma” no fue una frase caprichosa. Esta era la capital del Imperio Romano y todos debían poder llegar a ella desde los lugares más remotos. Esta visión la tuvieron también los incas que con su sistema de caminos lograron intercomunicar todo su imperio.

En nuestra sección Cartas del 8 de junio, un lector reflexionaba acerca de estas cuestiones cuando aún parecían sueños futuristas, como la existencia de caminos pavimentados, ciudades y poblados prósperos, bodegas, telares, tejidos y toda la producción artesanal e industrial, teléfono, televisión, computadoras y el arsenal de vida moderna en nuestros Valles. “¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI exista una sola ruta de acceso a los valles por la ruta 307, desde Tucumán, colapsada por el tráfico de automóviles, ómnibus, camiones, etcétera?”, se preguntaba el abogado Benito Garzón.

Luego aludía a la construcción de la ruta San Pedro de Colalao-Hualinchay-Lara-Colalao del Valle, a la cual desde hace unos años le faltan pocos kilómetros para que Vialidad Provincial la termine. “¿Qué razones existen para que no se habilite ese tramo? ¿Qué intereses influyen para que no se abra una conexión estratégica para el desarrollo del norte tucumano: comercio, intercambio de producciones, turismo, deportes, comunicaciones?”, manifestaba el lector. Y advertía que ninguno de los recientes candidatos a gobernadores, consultados por nuestro diario acerca de qué harían en materia turística, mencionó esta ruta.

La ruta 352 comenzó a hacerse realidad en agosto de 2013, cuando se anunció que faltaban ocho kilómetros para concluir la apertura de la traza que uniría Colalao del Valle con Hualinchay (a 18 km de San Pedro de Colalao). Restaban construir obras de ingeniería, como el puente sobre el río Santa María y alcantarillas para escurrir el agua de las lluvias. La obra, que se había iniciado en 1988, estuvo detenida durante muchos años; finalmente, se reinició en febrero de 2012.

El camino proporcionaría múltiples beneficios para la provincia: San Pedro de Colalao progresaría con mayor rapidez en materia de infraestructura de servicios (gas natural, agua potable, mejor servicio de ómnibus) y los tamberos de Trancas podrían vender su producción en los Valles. Por el lado de Colalao, se verían favorecidas las bodegas, así como la producción de artesanías, dulces y nueces. Este antiguo Camino de las Arcas posee siete yacimientos arqueológicos de gran valor. Podría pensarse en la construcción de un museo para divulgar los secretos de nuestros antepasados.

¿Intereses creados habrán paralizado esta obra que podría ser trascendental para los Valles y dejar de depender de la ruta 307, víctima de derrumbes desde su inauguración durante la época de lluvias? Evidentemente, hasta ahora nuestra clase dirigente ha carecido de la visión estratégica de los incas para desarrollar la economía, interconectar la provincia y convertir al turismo en uno de los motores de su desarrollo. Tal vez haría falta la aparcición de otros dirigentes visionarios, como aquellos que soñaron en otro tiempo con un Tucumán grande y próspero.

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