“El pan que se comparte se multiplica y el que se ‘enguilla’ se endurece”

Entre 10.000 y 12.000 personas llenaron la plaza Independencia. La imagen peregrina de la Virgen del Valle estuvo en la ceremonia de ayer.

CONSAGRACIÓN. Monseñor Carlos Sánchez en el momento de la bendición del pan y del vino. la gaceta / foto de analia jaramillo CONSAGRACIÓN. Monseñor Carlos Sánchez en el momento de la bendición del pan y del vino. la gaceta / foto de analia jaramillo

“Acerquemos a los tucumanos que la están pasando muy mal el pan de cada día, la vivienda y el trabajo digno, la salud, la educación en valores, la esperanza y el consuelo. ¡Cuánta hambre hay...!” Con esta frase el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Alberto Sánchez, instaba ayer a los tucumanos a ser más generosos y a los responsables de las políticas públicas, aunque sin mencionarlos, a proveer de salud, vivienda y “trabajo digno” a la población.

En un domingo con cielo despejado y 23 grados de temperatura que obligó a sacarse los abrigos y usarlos de sombrero para protegerse del sol, la solemnidad Corpus Christi brilló más que nunca Los organizadores calculan que entre 10.000 y 12.000 personas inundaron la plaza Independencia. Si bien había 4.000 sillas, más del doble de personas estaban paradas. Unos 1.000 laicos se consagraban como ministros de la comunión. Entre 200 servidores, se destacaba una decena de payaterapeutas, con sus coloridos atuendos, entre 30 abanderados y el batallón de los Exploradores de Don Bosco. En el sitio de las autoridades, con 200 sillas, se encontraban el gobernador, Juan Manzur, y el intendente, Germán Alfaro, acompañados de sus ministros. Había 200 sacerdotes y seminaristas. En el altar levantado en 24 de Septiembre y Congreso, tres prelados concelebraron la misa: el cardenal Luis Héctor Villalba y el obispo emérito de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, además del arzobispo de Tucumán.

Al pie del altar, a un costado, se erguían las dos imágenes marianas más veneradas en Tucumán y en el NOA, la patrona, Nuestra Señora de La Merced, y la Virgen del Valle, de Catamarca, ambas adornadas con flores blancas y rosas.

La ofrenda de la misa fue dedicada a Cáritas, que según anunció monseñor Sánchez, este año fue muy generosa. “Es que siempre suele pasar, cuanta más necesidad, nuestro pueblo suele ser más generoso”, comentó.

Después de agradecer la presencia de la “Madre de la ternura” en la ceremonia, monseñor Sánchez se refirió al “pan del encuentro” que es la Eucaristía a la luz del lema de la fiesta “Con Cristo, cerca del hermano”. Insistió en la necesidad de ser una “Iglesia en salida”, “alentando en la sociedad y desde la Iglesia la cultura del encuentro, de la fraternidad, del respeto a la dignidad de cada persona”. Instó a alimentar “la cultura del encuentro en Tucumán, desterrando la indiferencia y la descalificación del otro”. Instó a ser solidarios, porque “el pan que se comparte de multiplica, y el que se ‘enguilla’, como decimos los tucumanos, se endurece”, afirmó. Después de la misa, lentamente la multitud caminó en procesión detrás del Santísimo, alrededor de la plaza Independencia.

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