Le convidaron una gaseosa en el banco y terminó internado y sin dinero

Ocurrió en un banco del microcentro. La víctima tiene 85 años.

CUENTO DEL TÍO. CUENTO DEL TÍO. IMAGEN ILUSTRATIVA
01 Julio 2019

José Argentino Cascales reaccionó ayer al mediodía en una sala de un sanatorio privado, ubicado en avenida Belgrano al 2.900, en la capital. Tras unas 48 horas de estar internado sin conocimiento comenzó a pronunciar las primeras palabras e intentar recordar lo que había vivido el viernes. Rememoró pocos momentos, pero pudo aludir a cuatro personas, al menos, como posibles sospechosos de su secuestro y del robo de $ 33.000 de la jubilación (mensualidad y aguinaldo), un anillo de oro y el DNI.

Ese día, la víctima se había presentado en una sucursal bancaria, en calle Maipú al 100, para cobrar su fondo mediante un cajero humano. De un momento a otro, una mujer se le acercó mientras esperaba su turno. “Le comentó que era viuda hace dos meses. Después, se sumaron otras personas a la conversación. Le dieron de beber una gaseosa adentro del banco. Al salir de la sucursal, esos desconocidos lo acompañaron. Ahí, mi padre ya no tenía voluntad para nada”, relató José Rodolfo Cascales, hijo del jubilado.

En el centro sanitario, el hombre, de 85 años, le contó a sus familiares que las cuatro personas lo habían llevado por la calle y lo habrían subido a un colectivo de una línea desconocida. “Eran, al parecer, tres hombres grandes, no jóvenes, y una mujer. Entraron al colectivo con él”, manifestó el pariente.

Según la denuncia policial y el relato de la familia, un chofer de la línea 7 contó que el jubilado había hecho señales a la unidad que manejaba, en momentos en que estaba en una parada del barrio El Gráfico. Al ingresar al ómnibus, le habría confesado que había sufrido un robo y que por eso no tenía dinero para pagarle por el viaje. Le pediría que lo llevara hasta el barrio Kennedy.

El colectivero describió que el hombre se habría descompensado cuando estaba adentro del micro y que por ello lo trasladaría hasta el CAPS de Las Talitas.

“Es una persona muy lúcida, se maneja solo. Tenía una vitalidad impresionante. Esta vez, quiso ir solo a cobrar, como una forma de no perder su independencia. Mi hermana le había dicho un día antes que lo iba a acompañar la otra semana. No podía esperar, así mi padre fue el viernes”, señaló el hijo.

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