La tragedia en el empalme de dos rutas en La Madrid

Desde hace mucho tiempo la muerte ronda con frecuencia las rutas tucumanas. Ayer, en un percance vial se llevó la vida de 15 personas; más de 40 heridos completan la nómina de la tragedia. El desdichado episodio ocurrió a alrededor de las 10 en el cruce de las rutas provincial N° 308 y nacional N° 157. Un ómnibus de la empresa Destino Cero trasladaba a un contingente de jubilados que había partido desde Mendoza rumbo a la ciudad santiagueña de Termas de Río Hondo.

El vehículo que había partido de Mendoza el domingo, ingresó a Tucumán por la vieja traza de la ruta nacional N° 38. Al llegar a Juan Bautista Alberdi, los choferes tomaron la N° 308 y recorrieron los 46 kilómetros que la separan de N° 157, ruta que tomarían para llegar a la N° 333, que los iba a conducir hasta a Termas por la zona sur del embalse, pasando por la localidad de Villa Río Hondo. Según los informes, al llegar a las inmediaciones de La Madrid, el conductor perdió el control del ómnibus debido a la escasa visibilidad ocasionada por la neblina, por la falta de señalización que indicara que había una curva cerrada; se cruzó de carril, se despistó y volcó en la banquina este de la 157.

Nuestro corresponsal explicó que la ruta nacional N° 157 está señalizada, pero no ocurre lo mismo con la provincial N° 308: faltan carteles que adviertan del cruce, así como las demarcaciones laterales de la carretera para hacer visible la capa asfáltica. Vecinos de la zona acudieron rápidamente al lugar para rescatar a las personas que estaban con vida, pero que no podían salir del micro. En el momento del accidente había una neblina muy intensa que reducía la visibilidad.

No es la primera vez que sucede en ese empalme una tragedia vial. El 20 de mayo pasado informamos acerca de un choque frontal de dos vehículos, a causa del mal estado de la ruta N° 308 y a la falta de señalización. En la oportunidad, murió una persona. A los pocos días, en nuestra Sección de Lectores publicamos la carta de la hermana del fallecido, que puso en duda que hubiese sido un accidente. “En la ruta provincial 308, a dos kilómetros de Graneros, una camioneta chocó contra el auto en el que Carlos iba como acompañante. El lugar no tiene ninguna medida de seguridad: no hay iluminación y mucho menos señalización. Ni siquiera hay banquina. Creemos que eso fue determinante en la vida de mi hermano. Con una señalización adecuada en esa peligrosa curva, seguramente hoy no lo estaríamos llorando. Me pregunto si la vida de mi hermano cuesta un litro de pintura. O dos carteles. No me digan que fue “víctima de un accidente de tránsito”. Si se pudo evitar, no es un accidente”, escribió.

Estos episodios trágicos, en los que el Estado tiene mucho que ver porque tiene la responsabilidad de ocuparse del mantenimiento y la señalización de las rutas, así como de su control, parece no generar demasiada inquietud en las autoridades. Por ejemplo, la vieja traza de la ruta nacional N° 38 es a menudo escenario de choques, muchos de ellos con víctimas mortales e incluso en lugares determinados.

Más allá de la responsabilidad que les compete a los conductores del ómnibus, no es menos cierto que si se hubiese arreglado y señalizado la ruta N° 308, tal vez no se hubiera repetido este infortunio que se llevó la vida de 15 jubilados.

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