Peligro en las rutas: tres historias de conductores que se toparon con animales sueltos

En El Siambón, un joven chocó ayer con un caballo y resultó herido.

PELIGRO. UN caballo suelto en una ruta del interior tucumano.  PELIGRO. UN caballo suelto en una ruta del interior tucumano.

Para los animales sueltos que pastan o caminan parsimoniosamente por el costado de las rutas no existen límites entre el paisaje verde y el gris del pavimento.

Al respecto, en lo que va del año fueron nueve los accidentes registrados a raíz del problema. Entre las protestas, los controles policiales y las denuncias, estas son algunas de las historias que denotan la situación.

Como un buen plan para aprovechar el domingo, Augusto Cuevas decidió pasar el día junto a su hermano, su madre y una sobrina en El Mollar. Cuando comenzó a atardecer, la familia decidió emprender el descenso de los Valles por la ruta provincial 307.

Ahí fue donde Augusto -a la altura del cruce de arroyo Azucenas- divisó siete caballos que zigzagueaban en fila a milímetros de los autos. “Los animales se acercaron cada vez más así que el vehículo de adelante activó las luces de guiño y, de a poco, bajó la velocidad -detalla-. Por la hora, había bastante tráfico y entre todos tuvimos que ir alertándonos en hilera”.

Sin embargo, en lo que duró el viaje que realizó el 21 de julio (pero que le relató ayer a LA GACETA) este no fue el único encuentro que debió sortear Augusto. Antes de llegar a La Angostura, el conductor se encontró con más caballos y, en una curva estrecha y complicada, un grupo de cuatro vacas hizo que deba frenar de golpe. “Es casi imposible controlar los animales sueltos. Aunque tenés algunas señalizaciones y carteles que indican el peligro deberían existir también puestos de control. En ese tipo de camino te das la vuelta y no sabes con que te vas a encontrar”, comenta.

La colisión

Luego una larga noche trabajando como barman, Alexis Nahuel Córdoba atravesaba la ruta provincial 341 de regreso a su casa. De la nada -en la zona de El Siambón- un caballo se le cruzó de izquierda a derecha y chocó de frente contra la moto en la que viajaba. El impacto fue tal que el vehículo terminó fuera del pavimento y Alexis en un estado de semiinconsciencia, con cortes en la cara y en las manos y las rodillas amortiguadas.

“Este problema es algo de todos los días: vemos un animal suelto, se le avisa a los policías, ellos lo llevan para un costado y a los 15 minutos ya está de vuelta sobre el borde de la ruta”, describe Carlos Córdoba, padre del accidentado.

En adición, él afirma que los animales no tienen la culpa y, en cambio, es la falta de conciencia y cuidados por parte de los propietarios lo que ocasiona los riegos e incidentes viales. Al respecto, después del accidente, la familia intentó localizar al dueño del caballo pero no tenía marcas distintivas.

El 22 de junio Gustavo Usandivaras iba manejando su camioneta en compañía de varios amigos desde Raco a San Miguel de Tucumán. Al pasar cerca de la comuna de Tapia, el parabrisas le devolvió la imagen de cuatro vacas que obstaculizaban por completo la calzada. “Eran como una pared y, al frenar, terminé atropellando a uno de los animales. Si no fuera porque estábamos en una camioneta de proporciones importantes y con las bolsas de aire para accidentes podríamos haber salido gravemente heridos”, reflexiona.

Además, Gustavo agrega a la lista de complicaciones la falta de señal en los celulares y la carencia de medios para alertar a la Policía o llamar una ambulancia. “Después de 20 minutos pude comunicarme con mi hijo y él se encargó del resto. Quedé sorprendido cuando las personas de la zona que nos ayudaron aseguraron que esos accidentes eran frecuentes”, finaliza el conductor que contó su experiencia a LA GACETA a través del número de WhatsApp de nuestro diario.

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