El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, un admirador de las dictaduras militares latinoamericanas, fue criticado tras decir que tiene ganas de asistir a la final de la Copa Libertadores que se juega el próximo mes en un estadio chileno que alguna vez fue utilizado como centro de detención.
Flamengo de Brasil enfrentará a River Plate de Argentina en el estadio Nacional de Santiago el 23 de noviembre y la posible asistencia de Bolsonaro ha molestado a algunos hinchas del equipo carioca.
El estadio tiene una parte de sus tribunas cerrada en homenaje a las personas que estuvieron detenidas ahí y murieron durante la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.
El recinto deportivo fue utilizado como centro de detención y tortura para opositores al régimen tras el golpe de Estado que derrocó al socialista Salvador Allende.
"Estoy estudiando la posibilidad, a pedido de una gran parte de los hinchas de Flamengo que hay en mis ministerios, mi gobierno, en mi gabinete, de ir a la final", dijo Bolsonaro durante una visita a China. "Estoy absolutamente seguro de que todos seremos hinchas de Flamengo ese día".
La aparición de Bolsonaro en el estadio sería especialmente sensible dado su apoyo a Pinochet y a otras figuras de extrema derecha en la región.
Bolsonaro dijo el mes pasado que Chile "ahora sería una Cuba" si no fuera por la intervención de Pinochet y se burló de Michelle Bachelet, la expresidenta y ahora Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, cuyo padre fue torturado en dictadura.
La idea de que Bolsonaro vaya a Chile, que se encuentra en medio de un estallido social contra el modelo económico que ha dejado 17 muertos, provocó la molestia entre algunos hinchas del club más popular de Brasil.
"Viví en Chile", escribió en Twitter Jorge Mutti, un aficionado de Flamengo, "Hay muchos hinchas de Flamengo ahí. Mis amigos me dicen que una invitación (a Bolsonaro) haría perder ese apoyo". (Reuters)