Cómo un "encuentro con Cristo" hizo que "Piki" Orellana se arrepintiera de haber asesinado

El hermano de los mellizos Orellana, condenado a prisión perpetua por homicidio, jura que su vida cambió rotundamente en el penal.

"No digo que no cometí el error, porque sí lo cometí, y estoy arrepentido". Cuando habla del "error", Miguel Ángel “Piki” Orellana se refiere al crimen de Adrián Mansilla, ocurrido en 2003. La víctima tenía 26 años y fue asesinado en Famaillá. Según la Justicia, el hermano de los mellizos José Fernando y Juan Enrique Orellana lo mató porque le había robado dinero y droga.

Hace calor y "Piki" se resguarda del sol bajo la sombra de un árbol para mirar el primer partido del campeonato de fútbol que organizaron en el penal, donde cumple la prisión perpetua. Su equipo jugará en los próximos días. "Se llama 'Los más que vencedores', de la Biblia sacamos ese nombre porque la palabra de Dios dice que somos más que vencedores", explica, con la convicción de un pastor evangélico.

Asegura que "un encuentro con Cristo" fue el clic que necesitaba para cambiar su vida y que "desde ese momento nunca me aparté de Dios; él me ayudó a cambiar y ese era mi anhelo por el bienestar mío y de mi familia. Ahora ya no fumo, no me drogo, no tomo pastillas, no necesito más nada que a mi familia y a Cristo en mi corazón pata afrontar todo esto".

Cuenta que ya lleva 13 años viviendo en el penal y que a fin de año, "si Dios lo permite", le darán permiso para salir a trabajar. "Estoy esperando los tiempos de Dios porque yo no creo en los tiempo del hombre sino en los tiempos de Dios", sostiene.

"Piki" jura que está arrepentido del crimen que cometió. "Lo primero que necesitás es que te perdone Dios y después, tu familia. Y cuando tenés un arrepentimiento no de boca sino en tu corazón, ahí ves tus cambios", asegura.

Consciente de que aún le resta un largo tiempo privado de la libertad, trata de mantenerse ocupado. "Los lunes y jueves vengo a rugby; los martes y miércoles trabajo en la imprenta; los viernes hago un curso de promotor de salud y voy a la escuela, porque hago la secundaria, y después voy a la iglesia. Si no ocupás tu mente no se te pasan nunca los días", afirma, con resignación. El torneo que acaba de empezar, y que se extenderá hasta mediados de diciembre, será otra manera de ocupar la mente.

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