Problemas de pacientes oncológicos en el PAMI

En 1971 se creó para ser conducido por sus afiliados, pero el PAMI está intervenido y es noticia por los casos por corrupción.

18 Diciembre 2019

Dicho especialmente de una persona: incapaz de apreciar algo o de reaccionar emocionalmente ante ello. Que carece de receptividad a determinados asuntos o problemas y de disposición para resolverlos, son dos de las acepciones de la palabra insensible que propone el diccionario. Muchos de los que se jubilan y pasan a ser afiliados del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados -como se llama ahora el Programa de Asistencia Médica Integral (PAMI)- conocen bastante de esta indiferencia que padecen de la obra social del Estado, que los lleva a un estado de desesperación por carecer de la atención adecuada como por el suministro de medicamentos muy onerosos, como los oncológicos.

En la edición digital de LA GACETA del 12 de diciembre difundimos el dramático caso de un hombre de 64 años, que padece cáncer de pleura desde hace tres años. Mientras trabajaba no tuvo inconvenientes con el tratamiento. Sus problemas comenzaron cuando se jubiló. En agosto pasado, los médicos le recomendaron que reiniciara la quimioterapia. Como el PAMI le rechazó el pedido para proseguir con el tratamiento, se hizo una nueva biopsia y viajó a Buenos Aires para que corroboraran y ratificaran la necesidad de volver a hacer las quimios. Lo avaló una especialista en oncología del Fleming y en esa ocasión, él afrontó todos los gastos. Cuando presentó los informes requeridos, con el aval de la profesional del Fleming, los volvieron a rechazar, argumentando que la solicitud estaba mal redactada. Mientras tanto, el mal avanzó y el último estudio reflejó que la metástasis había llegado al cerebro y que parte de la pleura de un pulmón estaba cubierta de células cancerígenas. Por esa razón, las quimios no pueden retomarse sin primero hacer radioterapia, que debe autorizar la obra social. La familia de Juan Maldonado está haciendo una colecta para poder costear de su propio bolsillo el tratamiento.

El 26 de noviembre, un lector se quejaba porque hacía 90 días que el PAMI no le enviaba las drogas para el cáncer. “En estos meses se me agudizó la artrosis generalizada en evolución. Concurrí a un médico especialista, los remedios costaron $38.800. Gano menos de $18.000. ¿Nadie controla lo que cuesta un remedio? No es posible que en esta Argentina pujante haya enfermos que se mueren porque no tienen para comprar medicamentos”, escribió Héctor Bravo.

Desde hace muchos años, los afiliados tienen con frecuencia todo tipo de problemas: concesión de turnos para especialistas para dentro de dos o tres meses, dificultades en la obtención de drogas para enfermedades específicas o de prótesis traumatológicas, problemas para ser internados en las clínicas más importantes. Si el afiliado desea ser atendido de inmediato porque su dolencia no puede esperar dos o tres meses, debe pagar una consulta particular; algo similar ocurre cuando debe hacerse estudios.

Desde 1971, cuando fue creado para ser conducido por sus afiliados, el PAMI está intervenido y suele ser noticia por los casos de corrupción en distintas administraciones. Ante estos problemas crónicos e indignos, ¿por qué no dejar en libertad a la persona para optar por una obra social que lo satisfaga y no ser cautivo de una prestadora, en la que lo único que cambian son los interventores? Rechazar un informe oncológico por alguna deficiencia en su redacción es muy cruel para una persona que está luchando por su vida.

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