Una salud escénica potente y vigorosa en tiempos de crisis

20 Diciembre 2019

Por Roberto Toledo, representante en Tucumán del Instituto Nacional de Teatro.

Cómo distinguir la diferencia entre Profesorado y Licenciatura pregunté, en los albores de mis dudas vocacionales, a mi rector de secundaria, a lo que éste me contestó: “mientras que en la primera podés explicar, enseñar, aprender; en la licenciatura podés experimentar, investigar, crear”. Si bien el trazo de su definición era muy grueso, me sirvió para entender, entonces, uno y otro concepto.

En una provincia teatral que se distinguió por su fértil campo creativo durante décadas, la institución, hace 35 años, de la Licenciatura en Teatro en la UNT permitió la expansión y profesionalización de la actividad, lo que potenció el campo de la investigación, de la creación y de la producción; permitió, además, la recepción y exportación de estudiantes, teatristas, profesionales y producciones, desde y hacia otras latitudes, y posibilitó el crecimiento profesional en posgrados o en la incorporación a Centros de Investigación prestigiosos como el Conicet.

Es lícito preguntarse qué pasará presupuestariamente con la reformulación del plan de estudios y la implementación del nuevo profesorado universitario y del futuro de la Licenciatura. Esta situación poco a poco fue saliendo de los claustros universitarios para instalarse en los ámbitos extra académicos y de circulación de la profesión.

Es necesario que el tema exceda y desborde los claustros y se discuta y reciba los aportes de expertos, hacedores, cultores y consumidores de la actividad, para, de esta manera, cuidar la excelencia y el desarrollo de una institución que nos forjó como un faro teatral en la producción escénica del país.

Es sabido que el teatro tucumano goza de una salud escénica potente y vigorosa. Los desafíos por los que hoy atraviesa responden a dos paradigmas distintos: uno, permanente, en el que el teatro siempre está en crisis porque es, en ese intangible ámbito, donde sitúa su permanente cuestionamiento y espíritu crítico; y otro, circunstancial y coyuntural, económico, social, político, resabio de un neoliberalismo que operó sobre lo colectivo y lo horizontal, que fragmentó y desarticuló los objetivos comunes y colectivos, y que privilegió la vanidad y la presunción sobre la construcción de los intereses populares.

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