Distinguen un trabajo en torno de una miel cítrica

Con el objetivo de reconocer la labor de la industria agroalimentaria de todo el país, el INTA y la Fundación ArgenINTA celebraron la 16° edición del Premio ArgenINTA a la Calidad Agroalimentaria. La distinción busca destacar el esfuerzo de emprendedores, de cooperativas, de asociaciones, de investigadores, de educadores y de científicos que impulsen iniciativas innovadoras. Uno de los premios fue otorgado al trabajo de articulación público-privado “Desarrollo de la indicación geográfica de miel de azahar de limón de Tucumán”, en la categoría “Valorización de especies y productos típicos locales”.

La experiencia interinstitucional apunta a aumentar los ingresos de pequeños productores apícolas asociados mediante la valorización de un producto típico de Tucumán: la miel monofloral de limón. “Tucumán es el mayor productor y exportador de limón a nivel mundial y tiene 40.000 ha dedicadas a la producción. En el comienzo de la primavera, los apicultores colocan las colmenas en esos campos para obtener esta miel”, explicó Alejandro Álvarez, del INTA Famaillá.

En referencia a las particularidades del producto, Álvarez destacó: “se trata de una miel con características sensoriales muy apreciadas por el consumidor. Es muy clara, de sabor suave y ligeramente ácido que cristaliza finalmente y da una cremosidad al paladar bastante especial. Y, por supuesto, tiene el aroma particular del azahar”.

En cuanto al recorrido que permitió arribar al desarrollo de la indicación geográfica de la miel de azahar de limón de Tucumán, el especialista comentó que desde el Laboratorio de Agroindustria del INTA Famaillá, junto a la Universidad Nacional de Tucumán y al Inbiofiv (Conicet) vienen trabajando desde hace 10 años en la caracterización físicoquímica, sensorial y de actividad biológica de la miel. Con los productores asociados en las Cooperativas Norte Grande y en otras, integradas a la Asociación Civil Tucumana de Apicultura (ACTA), se avanzó en el desarrollo y en la implementación de un protocolo de Buenas Prácticas Agrícolas en el campo para la obtención de la miel y de Buenas Prácticas de Manufactura en las salas de extracción.

Un salto importante se logró en marzo de 2017, cuando se conformó una mesa interinstitucional, de la cual, además de los organismos de investigación, participa el Gobierno provincial, mediante la Dirección de Alimentos y de Ganadería y el Gobierno nacional, por medio del punto focal NOA del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. A partir de allí se empezó a trabajar en el documento de Indicación Geográfica, que se encuentra muy avanzado.

“El objetivo final de obtener este sello de IG es conseguir un valor agregado en el producto, que sea apropiado por los pequeños productores que trabajan asociados y no quede en otros eslabones de la cadena como los acopiadores o distribuidores”, explicó Álvarez.

El técnico de INTA reconoció que el premio valoriza el trabajo interinstitucional desarrollado por las instituciones de investigación y los organismos gubernamentales con el aporte de los productores. “Nos impulsa a seguir trabajando y nos otorga fondos para continuar con la caracterización fisicoquímica y sensorial, lo cual demanda muchos costos en reactivos y análisis. Por eso, nos va a contribuir de una manera excepcional para terminar con ese proceso”, dijo.