Entre las violaciones a los Derechos Humanos hay denuncias sobre abusos sexuales

Las víctimas de la violencia son ya 5.558 en Chile.

EN LAS CALLES. El pueblo chileno exige igualdad. REUTERS EN LAS CALLES. El pueblo chileno exige igualdad. REUTERS
02 Febrero 2020

Las víctimas por violación de Derechos Humanos (DD.HH) en Chile durante las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera, ascendieron a 5.558, de acuerdo a la información publicada este viernes por la Unidad Especializada en DD.HH de la Fiscalía Nacional.

Según el comunicado, el Ministerio Público chileno registró violaciones por parte de agentes del Estado a 4.719 adultos y 834 niños, niñas o adolescentes, desde el inicio de las manifestaciones sociales en el país y hasta el 30 de noviembre pasado.

Asimismo, del total de adultos, 4.525 son hombres y 1.031 son mujeres, de los cuales 21 realizaron acusaciones de discriminación por su orientación sexual, y otros 19 se identificaron como mapuches.

Por otro lado, se registraron víctimas extranjeras de violencia institucional. La Fiscalía de Chile, reveló que el total registrado es de 75 y en su mayoría fue dirigida a ciudadanos colombianos, peruanos y venezolanos.

Además, se indicó que, las lesiones por armas de fuego suman 1.938 víctimas, de las cuales 285 denunciaron daño ocular. Y, con respecto a los delitos cometidos por agentes del Estado, 4.158 son denuncias relacionadas con apremios ilegítimos cometidos por funcionarios públicos; 1.038 corresponden a abusos contra particulares y 134 responden a casos de torturas.

En aquellos casos relacionados a delitos de connotación sexual, según la información entregada por las víctimas al momento de hacer la denuncia, 192 personas sufrieron desnudamientos; 67 enfrentaron hechos constitutivos de violación o abuso sexual; y 15, amenazas de cometer delitos sexuales en su contra.

A pesar de que se registran casos en todas las regiones del país, la mayoría de estas amenazas a los Derechos se concentran en la Región Metropolitana, con 2.650 víctimas, seguida por Valparaíso (776) y Biobío (409).

Del total de 5.558, 4.170 habitantes denunciaron a Carabineros como los responsables de violencia institucional y a la fecha, 294 funcionarios de la institución han sido individualizados. Respecto del resto de instituciones denunciadas, el Ejército suma 244 denuncias; la PDI alcanza 96; y otras 27 denuncias apuntan a funcionarios de la Armada de Chile. Actualmente existen 38 agentes del Estado formalizados por uno o más delitos.

Muertes en estallido social
Desde el inicio de las manifestaciones sociales, el pasado 18 de octubre, se registró el fallecimiento de 31 personas, todas actualmente con investigación abierta a cargo de la Fiscalía de Chile. En cuatro de estos casos, la muerte es atribuible a agentes del Estado, mientras que otras dos personas fallecieron mientras se encontraban bajo custodia en comisarías.

De las 25 personas restantes, solo resta por identificar a un fallecido encontrado en los escombros del incendio que afectó a una tienda Hites en la Región de Valparaíso. La Fiscalía de esa ciudad se encuentra realizando las pericias.

“Primera linea”
Defiende a pedradas a los manifestantes en Chile

El gobierno de Chile se enfrenta no sólo a la imposibilidad de controlar el estallido social que no cesa, y a la incapacidad de frenar la velocidad con que los cánticos emblemáticos de los opositores se filtran en los noticieros de TV, canchas de fútbol y festivales. Ahora también intenta desarticular a la “Primera Línea”, un grupo anónimo de jóvenes que resisten la represión con escudos artesanales y movimientos tácticos, y protegen a los manifestantes en las marchas.

Se trata de un clan de composición heterogénea: encapuchados, barrabravas, anarquistas, profesionales varios, narcos, estudiantes, niños y adolescentes marginales que huyeron de los hogares del Sename (Servicio Nacional de Menores), donde el Estado no les brindó protección.
La “Primera Línea” se organiza en células no jerárquicas, sin líderes ni coordinación visibles, de acuerdo con su autopercepción como “movimiento autoconvocado”, centrado en la tarea de defender a los manifestantes de las arremetidas policiales.

Son parte de la trama de solidaridad surgida entre los que protestan, como también lo son los médicos, enfermeros y psicólogos que cubren los puntos de salud y llegan a las marchas tras largas jornadas de trabajo para atender  heridos.
El mito ciudadano ya acuñó anécdotas notables sobre el grupo, entre ellas la emboscada a los carabineros durante uno de los “Viernes de la dignidad”, cuando las fuerzas policiales trataban de impedir la concentración. 

El intento fracasó ante la contundencia de la acción rebelde.
Hay varios roles determinados por las tareas defensivas y ofensivas: escuderos; peñasqueros; antigases; honderos; punteros; hidratadores y mineros, según la descripción de “Claude”, un portal de noticias chileno, que estudió durante dos meses el funcionamiento del colectivo.
Maite, una profesora de música de la comuna de La Florida, en el sur de Santiago, asegura sentirse “muy protegida” por el grupo “Primera Línea”.

“Cualquiera que vaya a marchar lo siente así: Si no fuera por ellos estaríamos totalmente expuestos”, enfatiza la mujer, que integra un grupo feminista que provee comida “a los chicos más vulnerables de la ‘Primera Linea’, que tienen entre 9 y 15 años”.

Los miembros de la “Primera Línea” tienen también muchos detractores, entre ellos el Gobierno y sus adherentes, que los acusan de “vagos”, “delincuentes” y de atizar la violencia y los saqueos durante las protestas. (Télam)

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