Alperovich justificó por qué dijo “mi vida, podría ser más cariñosa” a su denunciante

El senador dio su versión sobre los chats presentados por su sobrina en el caso de la supuesta violación: “son mensajes inocentes”, expresó.

EN LA CASA DE LA CALLE MARTÍN FIERRO. Alperovich durante una entrevista en la campaña electoral de 2019. EN LA CASA DE LA CALLE MARTÍN FIERRO. Alperovich durante una entrevista en la campaña electoral de 2019. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

El senador José Alperovich aseguró que eran “completamente inocentes y demostraban un trato normal” los mensajes de texto que su sobrina presentó como prueba del presunto abuso sexual con acceso carnal que le imputó. Alperovich justificó por qué dijo a su denunciante y ex colaboradora “mi vida, podría ser un poco más cariñosa”; “te amo mucho”; “estás bien necesitás algo?” (sic); “me parece bien (...), sos mi dueña” y “tranquila, yo te voy a proteger”, y, por último, le deseó feliz cumpleaños y le reiteró que iba a cuidarla (ver explicaciones por separado). Esos comentarios constan en el descargo-querella que el ex gobernador dejó el 31 de enero en el Juzgado de Instrucción en lo Penal N°2 de esta capital a cargo de investigar la presunta violación. 

Una parte de este escrito de 300 carillas, que contiene imágenes, capturas de pantalla y transcripciones de conversaciones, está dedicado al desarrollo de la denuncia del hipotético plan criminal que Alperovich atribuyó a su ex secretario privado y edil capitalino, David Mizrahi; al diputado nacional Carlos Cisneros, y al abogado Gustavo Morales. Según el senador, todos ellos habrían “instrumentalizado” a su sobrina, quien, siempre de acuerdo al texto del 31 de enero, fue víctima de la violencia de género por parte de Mizrahi. Consultados por LA GACETA, tanto el edil como Cisneros prefirieron guardar silencio, mientras que Morales y la denunciante rechazaron la acusación.

La otra parte de la presentación voluminosa, que lleva las firmas de Alperovich, y de sus defensores Mariano Cúneo Libarona y Ariel Sosa, despliega la versión del primero sobre las evidencias y manifestaciones de su ex colaboradora. El ex jefe de Estado tucumano insistió en que jamás había mantenido con la denunciante relaciones sexuales sin su consentimiento o con violencia, como ella había declarado ante la Justicia provincial y la porteña, y aseguró que podía probar lo que decía. El escrito con el que Alperovich intentó rebatir cada aspecto de la acusación y contraatacó con la interposición de una querella incluye 33 páginas de recortes periodísticos; un disco compacto; cuatro cuadernillos con capturas de pantalla certificadas en sede notarial; copias simples de conversaciones de WhatsApp; fotografías contenidas en 94 páginas y un pendrive. Además, pidió la citación de más de 50 testigos, entre ellos numerosos políticos y funcionarios, y hasta relató una anécdota de la campaña que involucra a su hija, la legisladora Sara Alperovich, y a la denunciante, a la sazón prima lejana de aquella.

El senador -que por este cuestionamiento se vio obligado a pedir una licencia sin goce de haberes hasta junio- requirió al juez Facundo Maggio (N°2) que ordene una serie de medidas, entre ellas que exija a su denunciante la entrega del teléfono para rescatar todas las comunicaciones que ambos intercambiaron entre diciembre de 2017 y mayo de 2019, como ya había solicitado el fiscal porteño Santiago Vismara. La sobrina de Alperovich dijo que, en ese lapso, aquel habría perpetrado al menos ocho ataques sexuales, los dos primeros en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El ex gobernador cuestionó que la denunciante sólo haya seleccionado unos cuantos mensajes para sustentar su posición.

Mientras que el caso del supuesto abuso está en marcha y el juez Maggio ya citó a los primeros testigos, la investigación de la querella articulada por Alperovich carece de juzgado. Ocurre que Maggio rechazó dos veces la posibilidad de ser él quien dirija la pesquisa. Alperovich recurrió y la decisión del juez ha de ser revisada por la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Instrucción.

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