"La lección también es: menos misiles y más hospitales"

El físico y escritor Alberto Rojo analiza los efectos de la pandemia.

La lección también es: menos misiles y más hospitales

Alberto Rojo piensa que cuando superemos la pandemia por el coronavirus es probable que resurjan los mismos problemas, pero también cree que la experiencia nos está cambiando e impone una profunda reflexión sobre lo que estamos haciendo con el mundo. El físico, músico y escritor –autor de “Borges y la física cuántica” y “El azar y la vida cotidiana” entre otros-  pasa el aislamiento en su casa de Ann Arbor (Michigan, EEUU) y aprovecha para hacer microvideos diarios de divulgación sobre “física en la cuarentena”. Piensa que este momento de la humanidad es la oportunidad para mejorar las cosas y aunque es un tanto pesimista al respecto, opina que una situación positiva es que se está revalorizando el rol y la importancia de la ciencia.

- ¿Qué extraña estando en cuarentena?

Mi vida en el fondo no ha cambiado tanto, porque yo paso mucho tiempo en mi casa; no tengo una sensación de extrañar, sino más bien de preocupación, porque en realidad toda esta situación extrañísima que estamos viviendo me está trayendo cosas mejores en lo personal porque, por ejemplo, mi hijo vino a mi casa y está pasando unos días con nosotros. Él estaba en Nueva York, pero como es una ciudad fantasma, le dije: "venite a casa; te ponés en cuarentena 15 días". Estamos juntos.

- ¿Pudo viajar antes de la cuarentena?

En Estados no está prohibido viajar. No se recomienda. Podía volar, venir en avión pero no queríamos. Se alquiló un auto y se vino.

Bueno, lo que más me afecta (por supuesto, además de la preocupación por lo que le está pasando al mundo en general y por lo que me puede pasar a mí y a mi familia) es que no puedo viajar a Argentina. Estoy como exiliado, digamos, en ese sentido. Tenía varios compromisos: tenía que ir a la Feria del Libro (a propósito del relanzamiento de mi libro sobre Borges, que tiene textos nuevos), que por supuesto no se va a hacer, y tenía bastantes otros compromisos, porque en general voy a Argentina en abril, mayo y junio y todo eso se canceló. Es un trastorno pero de alguna forma el hecho de que estemos todos en la misma, no es que me esté perdiendo algo, porque lo estamos perdiendo todos. Y para mí es un momento de profunda reflexión sobre qué estamos haciendo en el mundo.

La lección también es: menos misiles y más hospitales

- ¿Es decir, en lo personal ha tenido efectos positivos también?

Sí, sí. En lo personal. Por supuesto acá a tres cuadras de mi casa están por hacer un hospital de campaña, porque el pico se viene en mayo y eso me aflige. Además, toda la indignación de cómo se está tratando el problema en Estados Unidos, que nada que ver con lo que se está haciendo en Argentina, porque acá tenemos un presidente que es una persona nefasta...

- Donald Trump ha ignorado el drama...

Lo está tratando como una cuestión política, como si esto fuesen los pedidos de parte de ciertos sectores de la población de que esto se tome como algo serio y él lo toma como una crítica política; ha politizado el problema, ha ido negando el problema y eso ha hecho que, numéricamente, en términos absolutos, Estados Unidos sea el país que peor está.

- Estamos viviendo una realidad nueva; estamos haciendo cosas inesperadas... ¿qué cosas novedosas ha puesto de manifiesto esta crisis?

La población en general de todo el mundo está pensando en profundo muchas más cosas que antes. Es como que vos de pronto parás la pelota, interrumpís tu rutina y no sólo eso, sino que sos parte de una interrupción colectiva y la gente empieza a pensar sobre cuáles son las cosas importantes y cuáles no. Por supuesto que hay un montón de problemas accesorios y conflictos que yo, en lo personal, no los vivo, pero que sé que ocurren. O sea, de confinamiento gente que no puede salir, gente que no puede quedarse en su casa porque no tiene casa; hay muchísima violencia doméstica... me imagino todas las obras de teatro y películas de Hollywood que se van a hacer cuando se termine esto.

Hay una especie de pausa en la que se piensan cosas que uno dejó de pensar, para las que uno estaba completamente anestesiado. Entonces, es como que de pronto te sacan la anestesia de cierta rutina y empezás a mirar. La verdad es que estoy un poco saturado de información con respecto al virus; todo el mundo está hablando y hay una especie de suma de vectores de opinión. Cada uno tiene algo para decir: cómo cuidarse, cómo no cuidarse. Es primera vez en la historia de la humanidad en que todo el planeta está hablando de lo mismo. Todos, o sea China, Italia, España, Estados Unidos, Tucumán.  Esta situación también es una especie de reflexión de lo que es estar en el mundo. No es una novedad, pero sorprende que una entidad microscópica que se reproduce exponencialmente puede ocasionar este tipo de trastorno ¿no? En lo numérico es terrible esto que está pasando; no es mayor a otras que pasan o que van a pasar; pero sí pone al unísono a todo el planeta en un solo tema.

- ¿Se trata de la novedad y del hecho de que no se sabe bien cómo combatirlo? Porque cuando se compara con otras enfermedades, como la gripe, se advierte que estas también causan muchísimas muertes y no se genera este pánico.

Claro, pero acá hay un elemento distinto, porque no es una gripe más; de pronto aparece como una gripe que es muchísimo más contagiosa. Esto es como la sobredosis de un medicamento inofensivo; cuando te tomás una sobredosis te podés morir. El punto central es ese: el crecimiento de contagios es tan grande que puede saturar todas las capacidades médicas. La diferencia con una gripe común, hasta donde yo lo veo, es la velocidad de propagación y eso hace que de pronto todo el planeta tenga la misma gripe. Ayer vi una animación -fabulosa y a la vez aterradora- que muestra cómo han ido progresando en los últimos dos meses las causas de muerte en Nueva York. Hace dos meses eran ataques al corazón, diabetes, cáncer, y el coronavirus estaba atrás. Y ayer era la principal causa de muerte en Nueva York.

Entre las muchas cosas que esto ha cambiado, la que a mí más me llama la atención y en algún punto me satisface -de una manera extraña, por la preocupación- es la percepción pública de la ciencia. Fijate que en Argentina -y en gran parte del mundo- hay una recepción positiva de parte la población, en general, de las pseudociencias. Y acá en todo este conflicto desde que empezó el coronavirus jamás escuché hablar de homeopatías ni de terapias alternativas ni nada. Hay una constante búsqueda y valoración de la información científica, controlada, verificada, de la información que se testea repetidas veces, de la información confiable. Hay cosas que sabemos, otras que no sabemos, hay cosas que sospechamos y otras que estadísticamente son sesgos hacia un lado, por ejemplo el hecho de que la BCG aparentemente tiene cierta correlación negativa con los que tienen coronavirus... Yo tengo la BCG, que en Estados Unidos no se da. Entonces eso la gente empieza a ver que los métodos de razonamiento de la ciencia son los métodos que hay que usar en este momento. Para mí es una de las cosas positivas que están pasando.

- ¿Esta nueva mirada sobre la ciencia posiblemente aporte a que se la revalorice en todo sentido?

Exactamente. Creo que esto va a quedar un merecido reconocimiento. Los seguidores de las pseudociencias, como la astrología o la homeopatía, prácticamente las presentan como una alternativa válida, simétrica a las ciencias, como diciendo "vos tenés tu ciencia, yo tengo la mía". No. Cuando se trata de los problemas reales y los problemas cuyas preguntas están formuladas de tal manera, que tiene respuestas, esa es la manera científica de ver las cosas; y cuando la vida está en juego, hay que buscar los métodos que se usan en la comunidad científica para llegar a respuestas. Eso me parece que es un elemento que ha crecido en el último mes. No escuché a ningún homeópata dar consejos, ni a ningún astrólogo decir "¿sabés qué? porque están retrógrados...". No, acá estamos buscando la vacuna; necesitamos respiradores; necesitamos hacer estadísticas... todo esto que está haciendo Argentina en este momento es una reacción inteligente ante el conocimiento estadístico que se tiene ante los problemas. Si vos sabés que algo está creciendo, te anticipás, lo bajás, te fijás en la relación causal, ahora se va a achatar la curva, estamos hablando de curvas, de tendencias, de porcentajes, de cosa controladas. Yo en mi contribución microscópica a todo esto empecé una serie de videos diarios sobre física en cuarentena. Lo empecé como un divertimento y ahora están teniendo mayor difusión; los van a pasar en la TV pública en Estados Unidos.

Encontré que mi rol en este punto es invitar a seguir pensando en la física. Y también a buscar la poesía en todo. Borges decía -creo que era Borges, ya me confundo a veces de tanto que lo he leído- que al poeta no hay nada malo que le pueda ocurrir porque todo lo que le pasa es arcilla para su obra. Este también es un momento para buscarle la poesía y la profundidad y para buscar qué estamos haciendo con la vida y con el mundo. Si bien esto no es una consecuencia directa de nuestra influencia sobre el planeta, sí es una especie de manera de decir bueno ya que estamos pensando en lo mismo, por qué no pensamos cómo mejorar. Yo estoy viendo pájaros que no veía antes. El otro día apareció un pavo salvaje en mi barrio.

- Como pasó con los monos en Tailandia...

Sí es una versión chiquitita, ¿no? El otro día vi sobrevolar en mi jardín -águilas no puede ser porque acá no hay águilas-; deben ser aguiluchos que volaban bajo y dije "nunca los vi", y claro, hay un aeropuerto cerca. Estos tipos no aparecen nunca.

Bueno, al menos es una oportunidad temporal para que todo esto que estamos pensando ahora no pase. ¿Viste que uno de alguna forma es ingrato con el dolor? Te duele la muela y todo el mundo gira alrededor de tu dolor de muela; después te pasa el dolor y te olvidaste, el mundo sigue estando. Creo que todas esas cosas que uno piensa cuando le duele la muela tiene que seguir pensándolas después. Mañana o en septiembre se pasó todo y volvemos a lo mismo. Creo que hay una lección: somos capaces de hacer satélites, somos capaces de hacer bombas, pero una entidad invisible nos puede alterar el mundo. La lección también -no lo digo yo, pero la repito- es: menos misiles y más hospitales. Estar más preparados para este tipo de cosas, tanto desde la conciencia como desde los recursos. Eso es lo que le está pasando a Estados Unidos, que estaba mal preparado en salud pública para esto.

- Precisamente uno de los debates de ahora es si vamos a una sociedad nueva o si cuando salgamos de esto vamos a volver a los mismos problemas de siempre.

Tengo el deseo de que vayamos a una sociedad nueva, pero si tengo que predecir, creo que nos reseteamos, nos pasa el dolor de muelas y seguimos en la misma. Ojalá que no, pero la tendencia es esta. Y sobre todo que también para muchos, no sé en cuánto tiempo más va a haber un hartazgo ¿no? La gente está confinada. Es como volver de una guerra. En EEUU hubo ciertos cambios fundamentales después de la Segunda Guerra. En cierto punto hay una etapa de alegría después de las guerras. Es difícil predecir. Es muy bueno el debate que se plantea. A mí me va a dejar distinto; ya estoy distinto; estoy pensando en cosas que antes no pensaba.

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