En primer lugar la iglesia sugiere vivir este día, Viernes Santo, con ayuno y oración, como lo hacían los apóstoles, que pensaban: ¿quién pensaría en comer, si Jesús es llevado a la muerte? El ayuno puede ser de carne, pero no resulta un sacrificio si comemos dos o tres platos de humita. El objetivo es ofrecer algo para unirnos espiritualmente con el momento de dolor y sacrificio que vivió Jesús en la Cruz.
Así comienzan las recomendaciones dadas por el equipo de litúrgica de la Arquidiócesis de Tucumán para vivir esta Semana Santa y hoy, especialmente.
1- Cómo preparar el altar: sobre el altar que preparaste arriba de una mesa o mesita, sobre un mantel, coloca una cruz, la imagen de la Virgen, una velita encendida para el momento de oración, la foto de personas queridas y difuntos., y en el centro, la Biblia.
2- Se elige una persona de la familia para que guíe la celebración.
3- Se inicia la celebración diciendo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
4- El guía dice: “recordamos hoy la Pasión del Señor. Celebrar significa actualizar el dolor amoroso de Jesús que redime, salva, libera, da vida. Él es el que abre nuevos caminos ante los corazones cerrados por el odio, la violencia y la muerte del bien. Jesús hoy no fracasa, se queda como víctima mostrándonos un horizonte sin fronteras: ¡El amor hasta la muerte! Este es el grito final que en definitiva vamos a hacer nuestro.
5- Se elige tres lectores para leer la Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1 -19, 42.
6- Se dialoga en familia sobre cada uno de los personajes de la Pasión y las actitudes de cada uno. Se trata de ver en cuál de ellos nos vemos reflejados por nuestras actitudes familiares. Se pueden hacer algunos comentarios a la Palabra de Dios.
7- Hacer la Oración Universal de los Fieles:
I. Por la santa Iglesia: Oremos, familia, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, a proteja en todo el mundo y nos conceda una vida serena, para alabar a Dios Padre todopoderoso.
(Se ora un momento en silencio).
II. Por el Papa: Oremos también por nuestro santo padre el Papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja para bien de su Iglesia, como guía y pastor del pueblo santo de Dios.
(Se ora un momento en silencio).
III. Por el pueblo de Dios y sus ministros: Oremos también por nuestro obispo Francisco, por todos los obispos, presbíteros, diáconos, por todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia y por todo el pueblo de Dios.
(Se ora un momento en silencio).
IV. Por los catecúmenos: Oremos también por los que se preparan para bautizar, para que Dios nuestro Señor los ilumine interiormente y les comunique su amor y para que, mediante el bautismo, se les perdonen todos sus pecados y queden incorporados a Cristo nuestro Señor.
(Se ora un momento en silencio).
V. Por la unidad de los cristianos: Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne reunirlos para siempre en un solo rebaño, bajo un solo pastor.
(Se ora un momento en silencio).
VI. Por los judíos: Oremos también por el pueblo judío, al que Dios se dignó hablar por medio de los profetas, para que el Señor le conceda progresar continuamente en el amor a su nombre y en la fidelidad a su alianza.
(Se ora un momento en silencio).
VII. Por los que no creen en Cristo: Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan encontrar el camino de la salvación.
(Se ora un momento en silencio).
VIII. Por los que no creen en Dios: Oremos también por los que no conocen a Dios, para que obren siempre con bondad y rectitud y puedan llegar así a conocer a Dios.
(Se ora un momento en silencio).
IX. Por los gobernantes: Oremos también por los jefes de Estado y todos los responsables de los asuntos públicos, para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un ambiente de paz y libertad.
(Se ora un momento en silencio).
Por quienes sufren en tiempo de pandemia: Oremos también por todos los que sufren las consecuencias de la pandemia actual: para que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y la salvación a todas las víctimas que han muerto.
(Se ora en silencio).
8- Adoración a la Cruz
Un miembro de la familia lleva ante el que dirige la oración el crucifijo cubierto con un velo y dos más le acompañan con velas. El que dirige la celebración la toma, descubre un poco la parte superior, la eleva a la vista de todos y exclama: “miremos el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador del mundo”
Todos: Venimos a adorarte, Señor.
Cada integrante le da un beso a la cruz y se la deja en su lugar. Recordamos a los miembros de la familia fallecidos y contemplamos sus fotos.
9- Rezamos el Padre Nuestro
10- Hacemos la Comunión Espiritual. Una persona de la familia lee la oración: A tus pies, oh Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se abandona en su nada y en tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, deseo recibirte en la pobre morada que mi corazón te ofrece. Mientras aguardo la felicidad de la comunión sacramental, quiero tenerte en mi espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, que yo vaya hacia Tí. Que tu amor pueda inflamar todo mi ser, para la vida y para la muerte. Creo en Tí, espero en Tí, te amo. Que así sea
11- Final: El Señor nos bendiga en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen
Se rezan tres Avemaría (por las familias de Argentina, los sacerdotes y las vocaciones y por el fin de la pandemia)
- Se canta algún canto a la Virgen.