Kuznesov sufre lejos de las montañas

“Mis sueños de este año no van a ser posibles porque los iba a realizar en otros continentes”, dijo el yerbabuenense.

AL DÍA. Kusnezov aprovechó el aislamiento para completar la huerta.  AL DÍA. Kusnezov aprovechó el aislamiento para completar la huerta.
11 Abril 2020

“Lamentablemente, perdí la fe en el humano. No creo que cambie, aun después de situaciones como esta”. Así de dramático, a diferencia de Gordillo Aráoz, fue Ulises Kuznesov. Desde muy pequeño, el yerbabuenense se metió en las montañas. Hoy, con unos frescos pero curtidos 26 años, es “el” referente del montañismo argentino. Muy pocas razones hacen que Kuznesov esté en Tucumán, en vez de estar en una montaña. Cualquier motivo tiene que ser tan fuerte como una pandemia, digamos.

“Hace un mes que estoy en Tucumán. Los últimos cinco o seis meses estuve más en la montaña que en casa”, detalló el guía de la Asociación Argentina de Guías de Montaña. Esa es la profesión del tucumano, que debía estar todo el mes de marzo en una expedición en Catamarca, pero los extranjeros que lo habían contratado cancelaron todo cuando la situación empezaba a convertirse en crisis.

Kuznesov sufre lejos de las montañas

Además de la certificación, Kuznesov cuenta con un historial único en el deporte extremo. Las cimas de las montañas más exigentes de este continente y algunos otros fueron conquistadas por él. Con 24 años, en 2018, fue el argentino más joven en llegar a una cima de más de 8.000 metros, el Manaslu, en Nepal. Acumula miles de metros más con una lista que incluye montañas y volcanes también. El tiempo en la montaña es de mayor calidad para él que cualquier otro.

“En una montaña”, respondió cuando se le preguntó dónde hubiese querido que la pandemia lo sorprendiera. “Mis sueños de este año no van a ser posibles porque los iba a realizar en otros continentes”, agregó.

Si bien ya tiene el entusiasmo por los nuevos proyectos, centrados principalmente en el norte argentino, Kusnesov no puede consolarse con eso. El mundo entero tampoco puede porque el cortoplacismo está forzosamente de moda. Como no se puede ni ir hasta el club de montaña que tiene un muro especial para escalar y muchos menos se puede ir hasta la montaña, que la montaña venga… al modo “Ulises”. “Me construí una multipresa: una tabla de madera a la que se le pone agarres y tomas de las que uno se puede sujetar. Tiene diferente volumen, tamaño, dificultad. Y tengo una barra, así que con eso me estoy entreteniendo un poco. No veo las horas de que se termine todo esto y ponerme a escalar en el muro, aunque sea”, explicó “Uli”, que vive a pocas cuadras del club de montaña.

Eso lo tendrá más a gusto cuando se abra el aislamiento, aunque reconoce que no está incómodo. “De todas maneras, hubiera estado en la casa medio encerrado, así que no me cuesta mucho. Después de estar tanto tiempo solo en la montaña, vuelvo con un rechazo a la sociedad. No le doy importancia a nada ni a nadie y me retraigo por un tiempo”, reconoce. No tiene problemas de reconocer que está parado en la vereda del negativismo. “Creo que cuando pase todo esto habrá, al principio, ganas de todo el mundo de querer salir de sus casas, volverse loco por estar afuera, pero básicamente será cuestión de unas semanas y volverá todo a la normalidad. Sí, pienso que esto puede ayudar a la gente a bajar varios cambios”, le puso Kusnezov un poco de optimismo a su pensamiento.

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