Reutemann se bajó un “rato” de la F-1 y brilló en el rally

Acompañado por el gran afecto popular, en el Codasur de 1980 "Lole" fue 3° en Tucumán.

PROLIJO Y VELOZ. El Fiat 131 Abarth en plena aceleración en los cerros. PROLIJO Y VELOZ. El Fiat 131 Abarth en plena aceleración en los cerros.

Al frío de julio de 1980, el cerro tucumano le devolvía colores azulados infinitos. Se perdían a la vista o se extendían hasta donde los claros ojos verdes de Carlos Alberto Reutemann podían llegar. Él, el “Lole”, una de las estrellas de la Fórmula 1, había hecho pie en la provincia, como en años anteriores, pero esta vez para tomar parte de un desafío inédito. De esos que dejan huellas. Ese cerro habría de convertirse para él, durante varios días, en el “hogar” de su aceleración. El Rally Codasur lo había hecho posible.

A aquella experiencia, la primera que encaró en la especialidad sobre tierra, el santafesino la hizo en medio de su campaña en la “máxima”. Dos meses antes había logrado una rutilante victoria en el Gran Premio de Mónaco sobre un Williams-Ford. Y seis antes se había producido su abandono en Buenos Aires, al calor del verano porteño, y con un recordado baño de lágrimas. Estaba a más de un año de enfrentar su máximo desafío: pelear por el título, misión en la que falló, superado por apenas un punto por el brasileño Nelson Piquet.

El objetivo de la presencia de “Lole” en Tucumán era darle vuelo a la primera edición en el país de la carrera que luego habría de convertirse en la fecha del Rally Mundial, que en abril debió concretar su edición N°40 y que se suspendió, coronavirus mediante. Pero lo suyo fue mucho más que eso: sacó a relucir la experiencia adquirida en sus primeros años de automovilismo sobre vehículos de Turismo (entre 1965 y 1968), cuando se transitaba a toda velocidad por los polvorientos caminos del país. En ese tiempo tuvo como rivales a varios tucumanos; con uno de ellos, Ítalo Maresio, se batió a duelo directo en alguna Vuelta del Noroeste.

La proyección internacional que había alcanzado Reutemann en los comienzos de los 80 -aunque transitaba sus última etapa en la F-1- fue un imán para todos. Fanáticos de toda la Argentina, y de países vecinos, llegaron a Tucumán a seguirlo a él, y a la competencia. Subido a un Fiat 131 Abarth, y con el italiano Mauro Perissuti como navegante, fue un abanderado de la regularidad y de los buenos parciales. Así, llegó al final de la carrera a 46 minutos del alemán Walter Röhrl (Fiat) y a media hora del segundo, el finlandés Hannu Mikkola (Mercedes Benz 500 SLC). Impecable para un debutante.

FINAL FELIZ. El público llenó el autódromo y festejó con júbillo el podio de “Lole”. FINAL FELIZ. El público llenó el autódromo y festejó con júbillo el podio de “Lole”.

El Fiat de Reutemann, de 900 kilos de peso, 240 HP a 8.000 rpm, gomas slick y caja de cinco marchas, cada vez que se recortaba en el horizonte de los tramos de la competencia generaba el delirio del público. Al santafesino, parco en su carácter, detallista en su trabajo y prolijo en el manejo, recién en la ceremonia de premiación, efectuada en el ex autódromo “Nasif Estéfano”, se lo vio reír. Apenas le colocaron la corona de laureles por haber ocupado un puesto de podio, produjo una explosión de júbilo entre los espectadores.

No fue esa la última vez que “Lole” vino a estas tierras. Volvió varias veces por sus funciones políticas, en los años 90. En lo deportivo, se recuerda cuando en 1992, en un año en que la provincia recuperó la fecha del Rally Mundial, vino como veedor. Durante las jornadas de la carrera, del 22 al 25 de julio, no sólo cumplió con su función, sino que también se puso en la piel del espectador, y en la del amigo, compartiendo lindos momentos con integrantes de la categoría.

Reutemann es, su historia lo justifica largamente, uno de los grandes pilotos que mostró su talento en la provincia. De hecho, aquí se convirtió en el primer corredor en sumar puntos en la F-1 y en el rally mundial. Recién en 2010 Kimi Räikkönen pudo emularlo. Y como para demostrar que lo que había hecho en Tucumán no había sido producto del azar, volvió a participar de la prueba, ahora ya denominada Rally Argentina, en 1985 (largó en Buenos Aires y se corrió en Córdoba), logrando una vez más un tercer lugar, esta vez al comando de un Peugeot 205 turbo 16. A todas luces, un crack.

Prueba que tocó cuatro provincias

El Codasur que se largó en Villa Nougués el 20 de julio de 1980 fue la segunda edición de la carrera. En su desarrollo, además de Tucumán, se tocaron localidades de Salta, Catamarca y Santiago del Estero. La carrera constó de 14 tramos especiales (1.224,4 kilómetros, para un total de 3.435), se inscribieron 97 tripulaciones; largaron 89 y apenas finalizaron 23.

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