El lunes fueron Lionel Messi y Antoine Griezmann. El fin de semana, el tenista alemán Benjamin Hassan, que compitió en una exhibición. Ellos, atletas de alto rendimiento, van dando las imágenes del mundo reconfigurado después de la pandemia. La “nueva normalidad” dicen que será así: en el bolso de cualquiera que haga actividad física, ya sea que vaya a entrenar a la Ciudad Deportiva Joan Gamper de Barcelona o juegue algún torneo de tenis en una ciudad europea, deberá incluir un barbijo. Curioso elemento el que pondrá en igualdad a las estrellas profesionales con aquel que entrene en un gimnasio del microcentro tucumano o en un club de la zona del parque 9 de Julio.
Por eso es que hay que aprovechar el tiempo para una mejor adaptación. “Es una experiencia que hicimos con mi esposa”, contó Miguel Ángel Díaz. Además de profesor de educación física, es docente de la UNT en la cátedra Evaluación y Entrenamiento Deportivo y, por esta pandemia, una suerte de “científico en el patio de casa”. Su esposa es Agustina Rojas, es profesora de educación física y también jugadora del plantel superior de hockey de Tucumán Rugby. “Sigue entrenando en casa, nos pusimos a probar el barbijo tradicional de doble capa de friselina”, especificó Díaz.
La relación barbijo-deporte tiene muy pocos antecedentes. Ninguno casi. Así que la experiencia del matrimonio puede aportar para darle rigor científico al diseño de un tapaboca específico para la actividad deportiva. “Imagino uno que sea anatómico, que no moleste en la cara”, es el primer consejo que Díaz daría. “El sudor va a caer sobre él, o sea que debería tener un sistema de absorción o uno de drenaje hacia los costados para evitar que caiga en la nariz. La tela tiene que permitir la salida de aire durante la respiración, por lo que debería tener una cavidad más grande”, aporta dos ítems más a tener en cuenta. “Cuando hacemos las evaluaciones con el analizador de gases hay tres medidas de máscaras, lo mismo hay que tener en cuenta con los barbijos”, recomendó Díaz. En su resumen, el profesor apuntó de corrido las características: “rígido, anatómico, que el sudor no sea problema y que se mantenga en posición cuando la persona haga los movimiento en vertical, horizontal, giros, etcétera”. Todas esas sugerencias son las que hay que adaptar, lógicamente, a la principal función de barrera contra cualquier partícula nociva. Díaz pone una especial atención en la previa del uso del barbijo. “Hay que ver cómo afectó la cuarentena en el estado físico de cada uno para evitar procesos inflamatorios”, especificó. El regreso a la actividad no será el mismo para Messi, comparado con la vuelta al deporte de Agustina y tampoco será igual para el deportista amateur si se lo compara con la jugadora de hockey. Sin embargo, y nuevamente la covid-19 nos lleva a tener algo en común: en los tres casos deben prestarle atención a lo mismo para sentir bienestar al hacer deportes con un barbijo. “Las personas entrenadas tienen una musculatura más eficiente. Una persona con poco nivel de actividad física tendrá una musculatura con bajo nivel. Entonces, el uso de un barbijo o máscara, va a dificultar un poco la acción de los músculos respiratorios”, detalló.
Como profesional de la actividad deportiva y también propietario de un gimnasio, Díaz siente que hay una reinvención de su sector. Sin embargo, el motivo y los tiempos no eran los planeados. “Los entrenamientos y clases virtuales, iban a llegar en algún momento, lo que sucede es que se aceleró. Si no hubiera sido por el virus, sucedía dentro de 10 o 15 años y ahora, en dos o tres meses, se aceleró”, analizó.
Entre tanto cambio abrupto, Díaz distingue dos aspectos positivos. “Las personas entendieron que uno de los pilares es la actividad física porque hubo mucha demanda de gente que quiere empezar. En el gimnasio reconstruimos todas las rutinas pensando un programa de entrenamiento para las personas que no tenían experiencia”, celebró Díaz el primer punto. “Los profesores que se reciban de aquí en más empezarán a entrenar vía online. Ahí los recursos que se necesitan son mínimos y la variable del capital humano es determinante, en el sentido que se elige a la persona con la que se va a entrenar por su formación académica”, concluyó el profesor.