Hace 50 años: 27 de julio de 1970

ARAMBURU: PRÓFUGOS

Un matrimonio afirmó haber reconocido a tres de los prófugos acusados de haber participado en el secuestro y asesinato del teniente general Aramburu, cuando hace tres días estuvieron en un restaurante en las afueras de la ciudad de San Rafael, Mendoza. Por primera vez desde que se inició la búsqueda de los acusados, se tuvo referencia pública concreta acerca del presunto paradero de los secuestradores, particularmente de Mario Eduardo Firmenich, cuyo reconocimiento no dejó duda a los testigos. Con menor certeza, reconocieron a Esther Norma Arrostito y Fernando Luis Abal Medina. Según el relato obtenido, los prófugos estuvieron en el restaurante “La Querencia”, de avenida Balloffett 2227, a 3,5 kilómetros de San Rafael, un establecimiento de mediana categoría. Los dos hombres y la mujer tomaron café, y hablaban en voz baja. El “gordito” (Firmenich) pagó y luego se retiraron en un Fiat 1500 “preparado” en dirección el sur, posiblemente hacia Malargüe.

GUERRILLEROS SIN ASILO

Sombrías perspectivas rodeaban La situación de los 10 guerrilleros excarcelados por el gobierno de Bolivia en canje por dos técnicos alemanes secuestrados, al anunciar las autoridades de Chile que no les concederían asilo político en momentos en que informes no confirmados indicaban que México probablemente adoptaría igual actitud. Los diez prisioneros, entre ellos una mujer, llegaron a Chile hace cinco días, después de que el gobierno del presidente Alfredo Ovando Candía accediera a liberarlos a cambio de los técnicos alemanes Eugen Shulhauser y Gunther Lerch, que habían sido secuestrados por el “Ejército de Liberación Nacional” (ELN) de Bolivia. El gobierno chileno recibió a los guerrilleros con una visa temporaria de 15 días para viajar a otro país. Sin embargo, cuatro de ellos solicitaron asilo político en Chile mientras los restantes planean viajar hacia México. Pero el gobierno chileno les negó el pedido, porque su presencia es “un problema serio”.

LIBERAN A UN SECUESTRADO

Las fuerzas armadas colombianas han puesto en marcha un plan contra los secuestro de diplomáticos, políticos prominentes y personas adineradas, al lograr por primera vez el rescate de un cautivo sin satisfacer las demandas de dinero formuladas por sus secuestradores. Fuerzas militares consiguieron rescatar con vida, al veterinario José Bernal Ortega, quien había sido raptado en la población de Tulua, al occidente del país, que es la región más afectada por esta clase de delitos. Los secuestradores exigieron 4.000 dólares para devolver con vida al profesional, pero las fuerzas armadas, en una rápida acción, localizaron a los raptores en un páramo de la Cordillera de los Andes y lo rescataron. A raíz de un anterior secuestro, el de Fernando Londoño y Londoño, el gobierno había anunciado que no permitiría que se estimulara “la industria del secuestro” con el pago de rescates, y que las Fuerzas Armadas se ocuparían por su cuenta. Así lo hicieron ahora, con éxito


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