Volver o no volver a clases

10 Agosto 2020

En tan solo 15 días la ilusión de volver a clases se disolvió como otras tantas expectativas que se nos escapan de las manos en estos tiempos de cuarentena. A mediados de julio, Tucumán formaba parte de un listado de 9 provincias privilegiadas por su situación sanitaria que estaban listas para abrir sus escuelas. Sin embargo, el aumento de casos de las últimas semanas, la incertidumbre y el temor de las autoridades postergó esa ilusión y hoy solo San Juan, Santiago del Estero y Catamarca están definiendo protocolos que combinarán encuentros presenciales y virtuales.

¿Qué se hará en materia educativa hasta que se controle la situación en Tucumán? Hay especialistas que aseguran que el coronavirus es una enfermedad que no afecta países, sino ciudades. Es decir, su dimensión debe ser considerada según las complejidades y momentos de cada distrito, por lo que se podría pensar en que cada provincia planifique de forma descentralizada el regreso a las clases. Pero aquí surge otra pregunta: ¿vale la pena encauzar una ingeniería de gestión si todavía no sabemos cómo evolucionará la pandemia?

Las pocas respuestas que llegan desde otras latitudes lejos están de ser certezas. La semana pasada en Alemania cerraron escuelas a cinco días del retorno a clases. En Israel también tuvieron que cerrar luego de dos meses de “normalidad” y admitieron que fue “un error” regresar a clases. En China, el país donde se originó la enfermedad, el gobierno clausuró establecimientos después de los rebrotes.

Si bien existen casos exitosos como los de Uruguay o Dinamarca, la polémica sobre el retorno de la educación presencial ha escalado a tal punto en el que la ONU y la OMS tienen visiones encontradas. Según el primer organismo, el mundo se enfrenta a “una catástrofe generacional” por el cierre de escuelas. En un informe presentado por estos días advirtieron que la educación no puede perder su poder “igualador” de oportunidades y que la pandemia está amenazando con deshacer los progresos logrados en las últimas décadas. La OMS respondió la solicitud y alertó que reabrir los establecimientos en los países afectados solo empeorará la situación.

¿Y qué dicen los alumnos? ¿Quieren volver? ¿Tienen miedo? ¿Extrañan? Después de casi 150 días de aislamiento comienzan a aparecer las voces de los adolescentes, sujetos atravesados por esta nueva modalidad de construir sus vínculos. Según la encuesta “Covid-19. Segunda Ola”, realizada por Unicef Argentina, el 95% de los alumnos considera que la cuarentena es el mejor método para evitar el contagio. A pesar del cansancio, el encierro y la energía característica de esos años, la población joven se siente protegida con el aislamiento social. A su vez, indicaron que se sienten “angustiados” (28,8%), “asustados” (25%) y algunos también “deprimidos” (11%).

Estos serán los sujetos que los docentes encontrarán en las aulas. Si antes de la pandemia la juventud había sido el territorio de eternas discusiones, las miradas atentas sobre las subjetividades deberán encauzar ahora sus estudios en estas nuevas sensibilidades. Movedizas, como siempre, frágiles como nunca. Padres, autoridades y dirigentes quizás deberán esperar un tiempo de mayores certezas para reabrir las escuelas, que seguro serán diferentes, pero que sin dudas tendrán que recuperar su fortaleza institucional para sostener su poder igualador y como nunca, ese carácter de primer espacio público para los más chicos.

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