WASHINGTON, Estados Unidos.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que visitará Wisconsin, pese a que el gobernador y otras autoridades de ese estado le pidieron que cancelara el viaje para evitar una nueva escalada y para no dificultar “la sanación”, a 10 días del acribillamiento de un hombre negro por la policía, que desató una ola de protestas y disturbios allí.
“Si no hubiera INSISTIDO con activar la Guardia Nacional e ir a Kenosha, Wisconsin, no habría ningún Kenosha ahora. Además, habría habido muchas muertes y heridos. Quiero agradecer a las fuerzas de seguridad y la Guardia Nacional. ¡Los veré el martes!”, tuiteó ayer el mandatario.
Ayer, en un acto en la ciudad de Pittsburg, su rival electoral, el demócrata Joe Biden, no solo acusó de empeorar la delicada situación política, sino que advirtió que la violencia sólo escalará si el Presidente es reelecto en noviembre.
“¿Alguien cree que Estados Unidos será menos violento si Donald Trump es reelecto? Necesitamos justicia en Estados Unidos. Necesitamos seguridad en Estados Unidos. Estamos enfrentando múltiples crisis, crisis que bajo el gobierno de Donald Trump siguen multiplicándose”, sentenció el candidato opositor en referencia a la crisis sanitaria, la económica y ahora la político social de las protestas antirracistas y la reacción violenta de las fuerzas de seguridad y grupos de extrema derecha.
Trump “puede creer que repetir las palabras ‘ley y orden’ lo hacen fuerte, pero su incapacidad de pedirle a sus propios simpatizantes que dejen de actuar como una milicia armada en este país demuestra cuan débil es”, señaló Biden y agregó: “Trump no pudo mantenerlos seguros entonces ahora quiere asustarlos”, según la transmisión a través de sus redes.
Hace dos domingos, un policía blanco con siete años de experiencia en la fuerza en Kenosha disparó siete tiros por la espalda a Jacob Blake, un joven negro de 29 años que estaba desarmado y con su pareja y sus niños pequeños.
Blake quedó parapléjico, sigue internado -durante varios días la Policía lo mantuvo esposado a la cama pese a no estar acusado de un delito- y el oficial que le disparó fue suspendido, pero aún no se lo acusó formalmente de nada.
El hecho disparó protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Kenosha y en otras partes del país, como la capital, donde familiares de Blake hablaron en la conmemoración del 57 aniversario de la histórica Marcha a Washington de Martin Luther King Jr.
Con la reactivación de las protestas también se reactivó el discurso agresivo de Trump para su campaña de reelección.
En la Convención Nacional Republicana calificó a los policías como víctimas de una supuesta “izquierda radical” demócrata y acusó a los manifestantes de “saqueadores y agitadores comunistas”. Dos días después, un joven blanco, simpatizante de Trump irrumpió en una protesta en Kenosha, mató a dos personas e hirió a otra. Cuatro días después, una caravana de simpatizantes de Trump atravesó una protesta en Portland -una ciudad de Oregon donde se manifiestan todos los días contra el racismo y la brutalidad policial hace más de tres meses- y se enfrentaron con los activistas de “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan). En medio de la violencia y el caos, una persona recibió un disparo y falleció. Aún no hay información oficial sobre lo que sucedió ni quién es la víctima.
En este contexto de creciente violencia y tensión política, ayer el gobernador de Wisconsin, el demócrata Anthony Evers, le pidió a Trump que cancele su viaje a Kenosha para evitar una nueva escalada. “Estoy preocupado de que su presencia solo dificulte nuestra sanación. Estoy preocupado de que su presencia solo retrase nuestro trabajo para superar la división y avanzar juntos”, escribió Evers en una carta, reproducida por CNN, con un mensaje similar al que hicieron público varios congresistas de Wisconsin.
“Es nuestro trabajo como funcionarios electos dar el ejemplo y ser una presencia que genere calma a la gente que sabemos está sufriendo, de duelo y tratando de lidiar con un trauma. No es el momento para provocar divisiones”, continuó.
“Ahora no es el momento de que funcionarios electos ignoren a los milicianos armados y a los instigadores de fuera del estado que quieren contribuir a nuestra angustia”, concluyó, en referencia a Kyle Rittenhouse, el joven de 17 años que viajó a Kenosha de Illinois armado con una ametralladora como parte de una milicia que dice “proteger” los valores de Estados Unidos. (Télam)