Es un ritual divino, que comienza con la música de los hielos rodando en las copas. En la barra o en la mesa espera una botella de gin, que atrapa una alquimia irrepetible entre una etiqueta y otra. Los que van más allá, y acá está lo que más nos ha conquistado, despliegan sus cajas y frascos de ingredientes, frutas, hierbas. Y quizás algo de fuego.
El sonido de las burbujas del agua tónica rompiéndose en la copa es un paso previo al placer final. Apagar el fuego del día, del trabajo, de la rutina con un generoso sorbo de gin tonic que llega hasta el alma. Seguramente esto no está dentro de los manuales de ceremonial, pero es casi imposible no soltar un “ahhh”, después de ese primer trago bendito.
Góndolas que se llenan de marcas nuevas, destilerías artesanales nacionales que se lanzan al mercado, botánicos, decenas de ingredientes, infusiones, cajitas “gintoneras” que son un lujo, accesorios y una infinita cantidad de combinaciones entre todo lo anterior. Gin tonic que viaja preparado en barriles y que se sirve tirado, como la cerveza. Bares exclusivos destinados a esa bebida. El gin está viviendo un momento de gloria y, más allá de la moda, es un mundo vertiginoso e inacabable capaz de seducir a todos los paladares. Y todas las manos también: en lo que va de este año pandémico, salieron al mercado decenas de etiquetas de gines artesanales hechos en Argentina. En Tucumán ya hay marcas locales y varios proyectos en camino.
“Es un cóctel magnífico, fresco, fácil de hacer pero complejo al mismo tiempo, que nos abre un abanico de posibilidades infinitas para beberlo sin importar hora, lugar y momento”, resume Ailín Siuk, bartender y fanática del gin tonic. Fácil pero complejo, el gin es un destilado de alcohol infusionado con “botánicos”, que da como resultado una bebida principalmente neutra, con aromas sutiles pero definidos, que se consume principalmente con agua tónica y agregados (más botánicos, frutas, flores, infusiones) que arman una red interminable de combinaciones posibles.
Fácil de preparar, sí, porque no se necesitan grandes destrezas ni conocimientos para lograr un buen cóctel. Complejo por esa profundidad y variedad de aromas y sabores que se obtienen desde la destilación hasta la preparación del trago en la casa. “Es enorme el crecimiento de consumidores que se animan a prepararse en su casa sus propios brebajes, sin tener demasiado conocimiento ni herramientas”, agrega Siuk. “Tiene mucha aceptación por todo el público, no es que se disparó solamente el consumo en los bares, también el consumo en las casas; muchos de los que antes se tomaban un fernet, ahora toman un gin”, señala Federico Campero, de una distribuidora de bedidas.
“Creo que la gente se enamora del gin tonic por su versatilidad y por la variedad de colores, aromas y sabores que ofrecen las infinitas variantes de este cóctel. Siempre tiene la posibilidad del factor sorpresa cuando encuentran el jengibre, el pimiento morrón, el orégano, la canela o el romero dentro de la copa”, agrega el bartender Gonzalo Aybar.
Interés del público más una mística que apasiona a los elaboradores de bebidas, el mercado nacional se engrosa casi por minutos. “Es impactante cómo en el último año se han sumado etiquetas nuevas, muchísimas destilerías artesanales de distintas dimensiones que están haciendo gin, cada una con un aporte particular”, cuenta Marcela Larguía, propietaria de una tienda gourmet. “Alrededor de 40 marcas van saliendo al mercado en lo que va del año”, sostiene Juan Francisco Murga, socio fundador del que será el segundo gin tucumano en salir al mercado. La tendencia de elaborar gines artesanales, con toques fuertemente locales, también se ha instalado en Tucumán.
Personalidad o...
Alfonsina Medina es bartender y se acercó al mundo del gin cautivada principalmente por su historia, hasta convertirse en embajadora del gines “de autor” argentino que abrió el camino de ese segmento en el país, Príncipe de los Apóstoles. El Apóstoles llegó a Tucumán primero como una exclusividad del restaurante SushiFeel, donde se sirven gin tonics y una carta especializada de cocteles de la marca.
“Un médico holandés lo creó como medicina, un destilado de enebro como botánico principal para tratar problemas del riñón fundamentalmente. Después comenzó a ser usado como bebida alcohólica. Lo que me encanta es su perfil de sabor, aunque no soy de las bebidas neutras”, explica Alfonsina, acerca de la historia del gin.
Enebro y coriandro son el alma del gin, detalla la bartender, pero a partir de ahí puede combinarse con cuanto la imaginación alcance. Cáscaras de pomelo, yerba mate (como en el caso de Apóstoles), yuyos, hierbas, semillas, especias...
El término botánico es genérico e incluye a un variedad infinita de ingredientes que se pueden agregar al destilado. “Tanto en la elaboración del gin como en la preparación del cóctel, que no tiene que ser únicamente gin tonic, claro, cada cosa que le agregás lo transforma y le cambia su personalidad. Pero como los cocteles no son personas, prefiero decir que les cambia su ‘coctelidad’”, destaca Alfonsina.