¿Cómo vive esta pandemia el sector literario de Tucumán?

Un censo busca registrar a los trabajadores del rubro e identificar sus necesidades. En busca de la ley de emergencia cultural.

SITUACIÓN DIFÍCIL. Hombres y mujeres dedicados a la literatura están atravesando dificultades económicas. SITUACIÓN DIFÍCIL. Hombres y mujeres dedicados a la literatura están atravesando dificultades económicas.

Desde que arrancó la pandemia son muchas las voces -a lo largo del país- que reclaman soluciones. Pero sus palabras llegan al mismo capítulo de destino: la urgencia de crear medidas económicas y sociales que ayuden a las actividades artísticas y culturales. Un rubro en el que cientos de profesionales tucumanos sienten la ausencia de los eventos presenciales (aún a pesar de ciertas flexibilizaciones sanitarias).

Para tener una visión más amplia de lo que ocurre en la provincia, un censo independiente propone registrar a todos los trabajadores formales e independientes de la literatura. Sean traductores, poetas, editores o docentes. Y sumando además a talleristas, librerías y equipos editoriales. Tanto de San Miguel de Tucumán y de Tafí Viejo, como de otras localidades del interior.

Este registro pretende identificar a los más desfavorecidos del sector como consecuencia de la pandemia, mediante links o un registro legal que demuestre que están sin ingresos o con ingresos por debajo del salario mínimo vital y móvil”, detalla la escritora Gabriela Olivé, una de las responsables del muestreo.

El objetivo es tener un mejor panorama del sector de las Letras y que sirva como recurso para exigir la inclusión de los oficios literarios en una futura ley de emergencia cultural.

“En este momento estamos procesando los datos, pero ya registramos más de 30 personas que necesitan ayuda alimentaria y asistencia urgente. De este grupo, la mayoría la constituyen escritores y editores. Además hay investigadores, periodistas e historietistas”, explicó Olivé.

De la muestra, varios pertenecen a los grupos de riesgo por contagio de covid-19, están desempleados y/o son adultos mayores que cobran el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

En su caso, Olivé afirma que supuso un desafío sostener la continuidad de sus talleres de poesía (a través de videollamadas o incluso WhatsApp) y la coordinación editorial sin el componente presencial.

“Las prioridades en el consumo de la población se han modificado y muchas personas que compraban productos artísticos, servicios culturales y educativos no pueden ni comprar alimentos. Las ediciones físicas que integran los catálogos son costosas o ya inaccesibles por la suba desenfrenada del dólar que encarece materiales”, agregó.

De sus propias reflexiones se desprende que hay autores (y demás trabajadores literarios) que invirtieron dinero (con costos que exceden los $ 8.000) en digitalizar sus propuestas para vender libros en formato PDF o ebook. “Pero, a la mayoría, la pandemia los sorprendió con una computadora básica o rota que no sirve para maquetar libros, ni desarrollar publicidad gráfica o audiovisual”, lamentó.

Viral

Entre las tendencias que se asocian a visibilizar y difundir la situación, en las redes sociales los hashtag #Literaturaestrabajo y #Leydeemergenciaculturalya son tendencia. En compañía de fotos o videos con fragmentos de libros y vivencias.

Los interesados en participar del censo pueden enviar un mensaje al teléfono (381) 154962964.

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