Jugar bien o jugar mal dependió de Swiatek

La polaca manejó el partido con una constancia casi perfecta.

Nadia Podoroska. Foto: Twitter @rolandgarros Nadia Podoroska. Foto: Twitter @rolandgarros

Para que Nadia Podoroska hubiese sido finalista en Roland Garros debería haber pasado durante la hora y 10 minutos que duró la semifinal lo que pasó en último punto del quinto game del segundo set. Ese tanto fue con el que la rosarina le quebró por única vez el servicio a la polaca Iga Swiatek. Mantenga los ojos firmes en las siguientes líneas y prepárese para terminar “agitado” al leer todo lo que pasó.

Swiatek tuvo que recurrir en ese tanto a su segundo servicio que pegó en la faja y pasó al límite hacia el campo contrario. En su tercera ejecución de saque, la ubicación del mismo fue buena y muy exigente. “La Peque” se arriesgó, no dudó en invertirse completamente con su drive y hacer un tiro lo más cruzado posible que puso a la joven de 19 años a la defensiva para devolver el tiro. Después, desde el centro de la cancha, bien obligada por la exigencia que había impuesto Podoroska, envío larga la pelota con su derecha.

Fue el momento de mayor duda –sino el único- que Swiatek tuvo. De esos, deberían haberse producidos muchísimos puntos más. Pero enfrente tuvo una jugadora que manejó el partido con una constancia casi perfecta a excepción de ese quiebre que además, otra estadística que demuestra la superioridad de la primera finalista de Roland Garros 2020, no pudo ser confirmado por Podoroska y que le valió la derrota.

Si un juego más incisivo asomaba en Podoroska, la polaca tenía los recursos para responder a todas las pelotas exigentes. Si “La Peque” jugaba mal, era culpa de Swiatek, pero el problema estuvo en que si lo hacía bien, también era responsabilidad de la rival que con semejante dominio cumplió lo que ella piensa desde que empuñó la raqueta. “Si iba a llegar a una final de Grand Slam, iba a ser en Roland Garros”, sostuvo minutos después del 6-2 y 6-1 sobre Podoroska.

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