Un mensaje en la red social Twitter y un par de llamados por teléfono desactivaron la confrontación en el Concejo Deliberante de la capital. Los ediles del peronismo afines a la Casa de Gobierno y los oficialistas cercanos al Municipio se cruzaron la semana que pasó por primera vez desde el comienzo de la tregua política entre el gobernador Juan Manzur y el intendente Germán Alfaro. El cese de las hostilidades políticas entre ambos data del inicio de la pandemia y tambaleó, justamente, por el manejo de la gestión de la crisis por la covid-19. El desacuerdo se dio después de que Manzur anunciara que acataría el decreto presidencial que determinaba la vuelta de la Ciudad a la etapa de aislamiento como consecuencia del pico de contagios. Las autoridades municipales se quejaron porque se enteraron del cambio por LA GACETA. Horas después, la Provincia optó por mantener la situación tal como estaba. Pero en el plano político ya estaban en marcha las consecuencias.
La frase
No es una novedad que la figura de Alfaro es irritativa para algún sector del peronismo oficialista y que esta tirria se acrecentó entre los dirigentes a partir de su acercamiento con Manzur. Hubo una frase del intendente que generó descontento en algunos opositores a su gestión: “No fui elegido intendente para ver cómo todos los días se cierran negocios en el microcentro y la gente se va quedando sin trabajo”. El jefe del Partido para la Justicia Social lo dijo hace casi 10 días al rechazar la posibilidad de que se cierren actividades económicas. Luego, siguió el episodio de la casi vuelta de fase.
En el Concejo, el bloque más numeroso se reunió para elaborar un pedido de informe, uno de los pocos que lleva la firma de casi todos los ediles en lo que va del mandato. Parte de los justicialistas vienen sosteniendo que Alfaro “no se hace cargo” de la crisis y que deja a Manzur en soledad, con los costos políticos a cuestas. Esto se vio reflejado en que los manzuristas encararan con más dureza la cuestión.
Hablaron de que debían salir a bancar al Ejecutivo tras el “resbalón” del mandatario con el anuncio frustrado del aislamiento para la Ciudad. En esa reunión, algunos pidieron más cautela y advirtieron que esperaran una señal de la Casa de Gobierno, porque no notaban en Manzur la intención de pelear. Finalmente, emitieron el pedido de detalles que incluye saber si se readecuaron partidas del presupuesto por la emergencia sanitaria (en marzo fue aprobada una ordenanza que lo permite); cómo funcionan la Asistencia Pública y los Centros de Atención Comunitaria y qué se habían hecho con los 500.000 dólares que se había anunciado que la Nación enviaría para reforzar el sistema sanitario municipal.
La contestación del alfarismo y de los ediles afines llegó rápido. En un comunicado acusaron al manzurismo de improvisar frente a la pandemia y a sus concejales de pretender hacer “politiquería”. Desde 9 de Julio y Lavalle acotaron también que de los dólares gestionados por Manzur y prometidos por la Nación no hay ni rastros.
Cuando el cruce levantó temperatura, Manzur y Alfaro intervinieron. El gobernador llamó a algunos ediles para que no fueran contra el intendente. El jefe municipal aplacó las aguas por Twitter. “Agradezco el gesto político del gobernador Manzur de hacer efectiva la segunda etapa del crédito otorgado por el Gobierno provincial. Es un reconocimiento al trabajo en conjunto en pos de superar este momento de zozobra para la sociedad”, selló Alfaro. Después de esos gestos, se terminó el inconveniente y aquí nada ha pasado. Los discursos cambiaron y volvió la concordia.
Quienes transitan los pasillos del cuerpo vecinal entienden que el disgusto habría sigo fogoneado desde la Casa de Gobierno, pero no desde el despacho principal. Otros consideran que tiene que ver con el hartazgo de ediles que entienden que el Municipio no respeta el rol del Concejo, al no contestar requerimientos de informes ni involucrarse en la aplicación de ordenanzas ya sancionadas.
Concejales
Al margen de este entuerto, el Concejo está en vísperas de que venzan los mandatos de sus autoridades. El jueves se cumple un año desde que la mesa de conducción está en funciones: la conforman los peronistas Fernando Juri (presidencia) y Sara Assán (vicepresidenta primera) y el republicano Eduardo Verón Guerra (vicepresidente segundo). Todo estaría acordado para que se diera la continuidad.
En los últimos días, sin embargo, comenzó un runrún que arriesga que desde el alfarismo se podría requerir la vicepresidencia primera. Es un trascendido, pero no sería descabellado en un contexto de buena relación. El propio intendente ha mencionado que mantiene un contacto permanente con el gobernador. El asunto traería algunos inconvenientes políticos ¿Resignaría la Casa de Gobierno el lugar clave? El vicepresidente primero es el que queda a cargo del cuerpo en el caso de ausencia del intendente y de que deba reemplazarlo el presidente del Concejo ¿Manzur quitaría de ese lugar a Assán, dirigenta de un espacio importante en la capital? En los próximos días se sabrá qué sucederá.