Cine tucumano: un filme demuestra el poder de la pantalla para convencer al público

La historia de “Zombies en el cañaveral” es una excusa para hablar del contexto sociopolítico de la provincia en los 60. Un falso documental.

METÁFORA. Pablo Schembri usó la figura de los zombies para hablar de la rebelión popular contra el poder.  METÁFORA. Pablo Schembri usó la figura de los zombies para hablar de la rebelión popular contra el poder.

¿Qué es un falso documental? Una ficción “disfrazada” de verdad, con testimonios falsos, testigos apócrifos y la presentación de hechos que nunca ocurrieron como si fueran reales. Pero en la película ganadora de la sección Argentina del Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo, “Zombies en el cañaveral”, también hay muchos datos verdaderos.

La parte de ficción es una excusa para hablar del contexto sociopolítico de represión y censura a fines de la década de 1960. Al mismo tiempo, propone reflexionar sobre las realidades alternativas que se instalan a través de los medios audiovisuales y que la gente toma como ciertas. Algo que hoy se practica con mayor facilidad que nunca, según señaló el realizador de “Zombies...”, Pablo Schembri.

El relato habla de una película sobre “muertos vivos” filmada en Tucumán en 1965, precursora de un género de terror cuya paternidad luego le fue atribuida a George Romero (con su “La noche de los muertos vivos”, de 1968). Se postula que el cineasta estadounidense habría plagiado el filme tucumano, que actualmente se encuentra desaparecido porque fue secuestrado durante la dictadura. La producción se proyectará esta noche en Yerba Buena (ver “Función...”).

“El elemento zombie, a nivel narrativo, nos permite un montón de lecturas porque es metafórico. El zombie nunca representa lo que es, sino otra cosa -definió Schembri en diálogo con LA GACETA-. Lo que la censura vio, en este caso, era el pueblo rebelándose en contra del poder establecido. Si bien el género me resulta atractivo, la película desaparecida podría haber sido sobre cualquier otra cosa. Es solamente un vehículo para contar una historia”.

- ¿La gente tiende a creer en los testimonios audiovisuales?

- Si algo es presentado de una manera verosímil en las pantallas, de inmediato es aceptado como tal, sin ningún cuestionamiento. Eso me asusta. La película es inofensiva, pero si alguien con malas intenciones prepara un escenario real, una puesta en escena con alguien cuyo testimonio parece creíble, puede decir cosas que le arruinen la vida a otra persona. Nunca nadie se pone a investigar. Después, cuando se revela la falsedad de todo, nadie pide disculpas. Con “Zombies...” pensé que alguien se iba a tomar el trabajo de ponerse a googlear, pero no. Es el poder de la pantalla.

- ¿Cómo responde el público?

- Una de las cosas más lindas es que la película tuvo una muy buena recepción en los países latinoamericanos, porque tienen una gran afinidad con el tema. Seguramente porque compartimos historias políticas muy parecidas. En Europa, por ejemplo, estuvo en el Sitges que es el festival de cine fantástico más prestigioso del mundo y ahí gustó por las referencias al cine de género. Pero en América hay una mayor identificación. De Brasil me decían que con el Gobierno de Jair Bolsonaro la sienten muy propia, ya que hoy siguen sufriendo algún tipo de censura.

- ¿Vas a continuar frecuentando este género?

- Estamos desarrollando una serie que se titula “El gato en la caja”, en formato de plataforma web. Son 10 capítulos de 10 minutos cada uno. De nuevo nos valemos del recurso del documental, se cuentan historias falsas. Crear una mitología o verdades apócrifas en la ciudad es un recurso que utiliza, por ejemplo, Alejandro Dolina. En la serie hay un partido de fútbol que se viene definiendo por penales desde hace 20 años y no termina. También una persona en Tucumán que vende unas películas que nadie sabe dónde las consigue y que son inverosímiles, como “El Padrino IV”, que no existe. La idea, como en “Zombies...” es hablar de Tucumán desde otro lugar y generar una suerte de mitología urbana.

- Los datos apócrifos son frecuentes en la literatura de Jorge Luis Borges y en cine hay obras maestras, como “Zelig”, de Woody Allen.

- Claro. Otro de los grandes de este género es Orson Welles, que hizo “F de falso” en 1973 y antes con la célebre transmisión radial de “La guerra de los mundos”. Y “El ciudadano” (1941), de algún modo, también es un falso documental sobre un magnate de los medios. Cuando el contexto es verosímil, la gente no se cuestiona la veracidad del contenido.

Función en Yerba Buena: proyección especial en el autocine

“Zombies en el cañaveral. El documental” se verá hoy en el autocine municipal de Yerba Buena (Las Higueritas y Mariano Moreno, con entrada por pasaje Beethoven), a las 20.30. El predio se abrirá una hora antes, y tiene capacidad limitada que se cubrirá por orden de llegada. DJ Perro musicalizará la previa de la proyección, y habrá servicio de foods trucks y baños para el público.

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