El nuevo puente sobre el Canal Sur debería estar finalizado para junio del año que viene

Está previsto que, después de dos años de análisis y proyectos, las obras se inicien antes de que finalice este mes.

SINIESTRO. El tablero colapsó cuando lo cruzaba un camión Ford Cargo. la gaceta / foto de Matias Quintana (archivo) SINIESTRO. El tablero colapsó cuando lo cruzaba un camión Ford Cargo. la gaceta / foto de Matias Quintana (archivo)

Un fuerte estruendo sacudió el Canal Sur el 20 de septiembre de 2018. El puente ubicado en la intersección de avenida Colón y Lidoro Quinteros, de tan solo siete años de antigüedad, había colapsado cuando Franco Rodríguez lo atravesó en un camión que transportaba ripio. Desde entonces, ha pasado más que agua, escombros y basura por debajo de las estructuras que se mantuvieron en pie. Expertos, políticos y policías han visitado el lugar en reiteradas oportunidades, pero en dos años no se concretó la prometida reconstrucción. La situación podría cambiar este mes, cuando se inicien los primeros movimientos para colocar nuevos pilotes.

La unión transitoria de las empresas Tensolite y Gama, TEGA, llevará adelante la construcción con un presupuesto estimado de unos $ 30 millones (hace un año, el valor oficial era de $ 17,3 millones). Se basarán en un proyecto desarrollado por la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) con la asistencia técnica de la UNT. “Tras la desgracia del colapso, esta será una obra emblemática para reconectar Manantial Sur con la Capital”, describió Jorge Garber, directivo de la alianza de compañías, adjudicada hace semanas, que ejecutará los trabajos.

La principal diferencia entre el nuevo puente y el anterior es que, en este, el tablero renovado estará sujeto a vigas pretensadas y no será totalmente colgante. “Utilizaremos lo que quedó en pie, pero planteando un sistema estructural capacitado para resistir por sí mismo las cargas permanentes de peso propio, dejando como reserva estructural las péndolas que ahora soportarán las sobrecargas y cargas eventuales”, explicó a LA GACETA el ingeniero civil, que también es presidente de la Cámara Tucumana de la Construcción (CTC).

“El proyecto restituye el tablero con un nuevo concepto estructural, previéndose trabajos de demolición, limpieza y despeje del cauce; fundaciones indirectas con pilotes excavados; vigas principales; tablero de losas prensadas y péndolas metálicas”, ahondó Garber. El trabajo de los pilotes y los movimientos de suelos son, justamente, las labores que deberían iniciarse antes de que finalice noviembre, según las previsiones de TEGA y la DPV.

NUEVO DISEÑO. La obra usará y reforzará parte de la estructura anterior  NUEVO DISEÑO. La obra usará y reforzará parte de la estructura anterior

Comenzadas las obras, el plazo estimado para que el puente esté finalizado es de seis meses. “Una vez que estén colocados los tres pilotes de cada lado, estaremos más tranquilos porque las lluvias no interferirán demasiado”, especificó Ricardo Abad, titular de la DPV. Si bien no han llegado a una conclusión determinante sobre las causas del colapso del puente en 2018, junto con la UNT pudieron reconocer cuáles eran las debilidades de aquella estructura, informó el funcionario.

Judicialización del caso

Una de las principales teorías, más allá del paso del camión cargado, es que las péndolas o tensores presentaban inconvenientes. “A la UNT, que se le encargó el informe final, no le preocupó tanto qué produjo el colapso, sino el porqué. El puente no debía caerse porque pase un vehículo pesado”, examinó Abad.

Ante ese panorama, la DPV ha decidido judicializar el caso y se encuentra en una mediación prejudicial con la firma Faveline SRL, que construyó hace nueve años el puente y uno mellizo sobre el Canal Sur. “Estamos iniciando las conversaciones formales. Buscamos que se encarguen de reforzar el otro puente, porque no sabemos cuáles son sus condiciones y es probable que también tenga inconvenientes”, advirtió el titular de Vialidad y descartó, por el momento, que esa vía quede sólo como un paso peatonal.

Cuando la estructura de avenida Colón y Lidoro Quinteros colapsó hace dos años, el Gobierno dispuso el cierre preventivo del puente paralelo. Con el tiempo, los vecinos de la zona -que deben realizar viajes de al menos un kilómetro para unir las orillas del canal- comenzaron a utilizar la alternativa pese al peligro inminente que representa. “Pusimos letreros y áridos en los ingresos, pero no duran nada. La ciudadanía no colabora”, protestó Abad.

Jorge Fernández vive desde hace 13 años frente a los cruces. “Terminamos usando el puente alternativo para evitar dar una vuelta inmensa -reconoció el vecino-. Corremos un gran riesgo porque tiembla mucho; sentimos que se va a caer”. Su principal reclamo es que, hasta ahora, no se han movilizado maquinarias en el área. “Estamos aislados y olvidados por el Estado. Han desfilado muchos políticos y el dos años nada ha avanzado. El canal también es una trampa mortal porque es zona de nadie entre la inseguridad y la basura”, se quejó.

El anhelo de Fernández y sus vecinos es que empiecen las obras cuanto antes. “Espero que sea seguro y aguante las crecientes del cauce de agua -anehló-. Será una alegría reconectar la zona sur”.

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