La gente huye de un paraje devastado por las crecidas

25 de las 60 familias de Alto El Puesto ya se mudaron a lugares más seguros. Piden obras para contener el agua y salvar los pueblos.

“El agua llegó de noche haciendo mucho ruido. Todos comenzamos a temblar de miedo porque se escuchaba el derrumbe del suelo. Y nosotros estamos a 10 metros de ese cráter. Como a esa hora no se veía nada, no sabíamos qué hacer. No podíamos movernos porque estábamos rodeados de agua. Había que rezar nomás. Fue otra pesadilla”. Es lo que relató doña Fátima Graneros sobre la experiencia espantosa que vivieron el martes a la noche ella, su esposo y sus cuatro hijos cuando otra vez una creciente tuvo en vilo a la comunidad de Alto El Puesto, en Graneros.

MÁS GRANDE. Hoy el socavón tiene casi el doble de tamaño que en 2017. MÁS GRANDE. Hoy el socavón tiene casi el doble de tamaño que en 2017.
DESTROZOS. Uno de los socavones produjo enormes daños en los caminos y amenaza con provocar el desmoronamiento de las casas. DESTROZOS. Uno de los socavones produjo enormes daños en los caminos y amenaza con provocar el desmoronamiento de las casas.

Está ubicada 10 kilómetros al este de La Invernada. En ese lugar el socavón que hace tres años abrieron las aguas de los cerros de a poco devora el pueblo, que en estos días está totalmente aislado y sin luz ni agua. El cráter es casi el doble de grande que en 2017, cuando ya había alcanzado una dimensión de unos 200 metros cuadrados y una profundidad de 20 metros. Entonces también había derribado parte del edificio de la escuela 295 y obligado a abandonar sus casas a varios vecinos que habían quedado al borde del descomunal pozo.

También Fátima y su esposo, Juan Carlos Pereyra, decidieron irse del lugar antes de que el socavón los trague. “Nos vamos a ir más lejos, a levantarnos otra casa en alguna loma. Espero que el agua nos dé tiempo para poder salir de aquí. No queremos terminar sepultados en ese pozo. A la columna de la luz del frente ya se la llevó”, protestó el hombre. De las casi 60 familias que vivían en este paraje, son alrededor de 25 las que se fueron a lugares más seguros. “Hubo gente que tuvo a dónde ir, pero nosotros no. Lo único que nos queda es encontrar un sitio más alto por aquí nomás”, transmitió Fátima.

SIN LUZ NI AGUA. María Brizuela y su hijo juntaron agua de lluvia por que se cortó el servicio a causa de la crecida. Tampoco tienen luz. SIN LUZ NI AGUA. María Brizuela y su hijo juntaron agua de lluvia por que se cortó el servicio a causa de la crecida. Tampoco tienen luz.

Los Pereyra viven casi al frente de lo que quedó de la escuela. Son como los últimos restos de una presa que pareciera haber sido devorada por un animal gigante. El edificio nuevo se levantó a unos 300 metros del anterior. Ahora también está amenazado por el socavón, que se agrandó con la creciente del martes. Quedó a unos 30 metros. “Aquí ya nadie está seguro. Nosotros nos vinimos de otro sector peligroso y nos instalamos aquí. Pero ese socavón nos vuelve a poner en riesgo”, advirtió doña Juana Ibañez.

Agua descontrolada

La última creciente llegó inesperadamente. En el pueblo apenas había caído una lluvia breve. “La correntada fue agua que cayó en el cerro y que bajó descontrolada por el desmonte, que le quitó contención. Y también fue por la destrucción de los canales de desagüe. Si no se hace nada arriba para solucionar el drama de este pueblo y otros, no va a quedar nada”, alertó Nicolás Carrizo.

ABANDONO. Armando Carrizo en la casa de su hermana, que se fue. ABANDONO. Armando Carrizo en la casa de su hermana, que se fue.

El hombre vive en el sector conocido como La Horqueta. Está en el mismo sitio en que comienza el camino de cinco kilómetros que conduce hasta el centro de Alto El Puesto. Justo ahí termina la jurisdicción de la comuna de El Sacrificio y comienza la del municipio de Graneros. El trayecto revela la devastación que causó el paso de los furiosos torrentes. Tanto es así que a la escuela solo se puede llegar caminando.

Socavones de distintas dimensiones, pedregales y ripios espesos marcan un trayecto que desemboca en el socavón gigante. El tramo es desgastante. La casa de Carrizo, como las de otros vecinos de La Horqueta, también está amenazada por los pozos que abre el paso del agua. “No viene nadie a ver lo mal que la estamos pasando. Por eso la gente comenzó a irse de aquí. Nadie sabe cuánto tiempo podrán nuestros ranchos mantenerse en pie”, se quejó Carrizo.

Trabajo destruido

En Alto El Puesto, personal de la Dirección del Agua había comenzado a trabajar para tratar de cerrar el socavón y construir un canal de salida para las crecientes que llegan desde los cerros. La obra comenzó hace un par de semanas. Pero todo quedó destruido. El socavón se hizo más ancho y más largo. Las mallas metálicas, que iban ser rellenadas con piedra e iban a convertirse en gaviones, quedaron como el único vestigio del intento.

PELIGRO. De las 60 familias que vivían en Alto El Puesto, 25 ya decidieron dejar el lugar e instalarse en una zona más segura a causa de las crecidas. PELIGRO. De las 60 familias que vivían en Alto El Puesto, 25 ya decidieron dejar el lugar e instalarse en una zona más segura a causa de las crecidas.

“Hubo como ocho meses de sequía y recién cuando estuvo encima el período estival vinieron a trabajar en una obra que necesita mucho movimiento de tierra y construcciones de cemento. Ahí está el resultado. El agua se llevó todo lo poco que se hizo”, observó Walter Leiva.

El comisionado comunal de El Sacrificio, Carlos Castro, admitió que los problemas que castigan a Alto El Puesto, Domingo Millán y otros lugares de su jurisdicción no van a ser superados hasta tanto se encaren trabajos para contener el agua de los cerros. Dijo que esa labor de fon do ya fue conversada con el gobernador, Juan Manzur. “La urgencia ahora es restablecer la comunicación terrestre y el servicio de electricidad. Esos problemas son los que, a su vez, impiden el suministro de agua”, informó.

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