La Selección gana y suena afinada

Perú asomaba como un rival de respeto, pero Argentina supo neutralizarlo. 2-0, con buenos aportes individuales.

SÓLO LE FALTÓ EL GOL. En un equipo con buenos trabajos individuales, Lionel Messi jugó un buen partido. Armó buenas triangulaciones y remató seguido al arco. reuters SÓLO LE FALTÓ EL GOL. En un equipo con buenos trabajos individuales, Lionel Messi jugó un buen partido. Armó buenas triangulaciones y remató seguido al arco. reuters

Hay partidos que deben ganarse. El de anoche en Lima entraba en esa necesidad. Para despedir el año en positivo. Para mirar lo sinuoso que viene en las Eliminatorias con ojos bien abiertos, pero tranquilos. Para reafirmar que hay un equipo que tiene un plan sistemático de jugar con variantes, aunque a veces no salgan las cosas como se planean.

Vale decirlo: Perú, aún tocado por un mal comienzo de Eliminatorias, igual despertaba respeto. En parte, por su condición de local y por su necesidad de sumar. Pero también por los antecedentes históricos que lo ponen como un rival que generó más de un dolor de cabeza.

Los conflictos políticos y sociales peruanos que hicieron dudar incluso de que se juegue el partido se colaron de alguna manera en este choque. Hubo que ver con qué intensidad cantaron los jugadores locales el himno de su país. No fue un haka neocelandés, pero dejó flotando un cierto aire de que el local iría como un huracán contra el arco de Franco Armani.

Por fin, el partido.

Perú llevando sus ansias, como podía, más voluntarioso que claro. Hasta los 17 minutos, su propuesta generó más dudas que certezas en la escena argentina. El equipo de Lionel Scaloni asomó incómodo, confuso en su planteo. Lo que hacía remitió a tramos de los choques con Ecuador y con Paraguay. Y las preguntas empezaban a flotar en el aire mirando al futuro. Si con la endeblez peruana en sus líneas, sobre todo en defensa, no se podía, ¿qué esperar del futuro tomando en cuenta que en la próxima ventana de marzo de 2021, los rivales serán Uruguay y Brasil?

De 22 años, jugador actual de Stuttgart, formado en la inferiores de Argentinos Juniors, Nicolás González hizo que su gran gol se convierta en una bisagra a los citados 17’ para Argentina y para el partido. Lo que hizo, zurdazo cruzado haciendo infructuoso el esfuerzo del arquero Pedro Gallese y su 1,89 metro, fue una delicia.

“Nico”, en apenas su quinto partido en la Selección, llegó a su segundo gol (venía de marcarle a los paraguayos). Pero así como apareció casi sin proponérselo en el equipo titular, el nacido en la bonaerense Belén de Escobar no sólo se mostró efectivo, sino que tocó de maravillas en un equipo que entró en afinación con su conquista.

Es que Giovani Lo Celso empezó a hacer lo que sabe. Una y otra vez. Lionel Messi encontró la pelota y empezó a frotar lámparas en forma de pases. Y Lautaro Martínez insistió a pura potencia en el ataque. En una de sus embestidas, apareció por el centro tras gran jugada y puso el ladrillo en la pared de un 2-0 ya a esa altura ampliamente justificado.

Con el dominio terrenal y psicológico del partido, Argentina fue haciendo de Perú un rival de entrenamiento. Lo aflojó, lo convirtió en un sparring. La Selección hizo de los espacios un bien para que la pelota circule rápido y llegue hasta los últimos metros. Y si no hizo más goles fue sólo por esos imponderables del fútbol.

Cuando en marzo la Selección reciba a Uruguay en Santiago del Estero, habrán pasado más de cuatro meses desde el partido de anoche. Mucho puede suceder en ese tiempo. Lo que sí parece que no cambiará es el alma de este equipo. Transmite energía, ganas. Tiene juego y, aunque puede caer en pozos, se sobrepone. Y eso ya es altamente meritorio.

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