“Por encima de 90%, las diferencias en la eficacia son mínimas”

La comunidad científica y las autoridades sanitarias aguardan los resultados finales de los estudios de fase tres de las principales vacunas en estudio.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eficacia de una vacuna como el porcentaje de reducción de incidencia de una enfermedad que logra en sujetos que la han recibido durante un estudio científico respecto a los que no. El Centro de Control de Infecciones de Estados Unidos (CDC) añade al concepto que esa capacidad de proporcionar protección por anticuerpos ocurre en circunstancias ideales. Entonces, ¿qué quiere decir que las principales investigaciones de vacunas contra el virus SARS-CoV-2 hayan demostrado, hasta ahora y de forma preliminar, una eficacia por encima del 92%? En principio, para la comunidad científica son muy buenas noticias.

“Cuando aplicamos una vacuna a 100 personas y vemos que se protegieron 94, hablamos de una eficacia del 94%. Eso es lo que se está logrando ahora con las fases tres de varios estudios”, graficó Ricardo Cortez, jefe de la División de Inmunización del Siprosa, en diálogo con LA GACETA.

Ahora bien, existe un extenso glosario de términos médicos que los investigadores siguen de cerca en la carrera mundial por alcanzar una preparación segura que cumpla su objetivo principal: generar inmunidad contra la covid-19. Uno de ellos es el de efectividad, que no debe ser confundido con el de eficacia. “Es la capacidad de protección que genera la vacuna cuando se aplican a miles o millones de personas, de todas las edades y estados médicas”, explicó el funcionario.

La diferencia entre los términos radica, en esencia, en las condiciones por las cuales las dosis administradas producen anticuerpos en los seres humanos. Mientras en la eficacia se habla de circunstancias experimentales y de laboratorio, en la efectividad la definición es llevada a situaciones de la vida real. “La primera se observa en la fase uno con decenas de voluntarios, en la fase dos con centenas y en la fase tres con miles. La efectividad se ve cuando está en marcha la vacunación masiva. Es una fase cuatro”, distinguió Cortez.

De ese modo, aún resta un tiempo para evaluar la efectividad -en condiciones de campo-de las vacunas que están a punto de salir a los mercados globales, según las previsiones de sus fabricantes. Por ahora, se sabe por estudios interinos que la eficacia de las investigaciones más avanzadas contra el nuevo coronavirus es elevada y que supera incluso a la de las preparaciones contra otras enfermedades, como la gripe. El instituto ruso Gamaleya informó que su vacuna vectorial combinada Sputnik V (está previsto que sea la primera en llegar a Tucumán) presentó un valor de 92%; la farmaceútica estadounidense Moderna comunicó un 94,5% y la unión de BioNTech y Pfizer destacó una eficacia de 95%. La Universidad de Oxford, en tanto, observó una respuesta inmune del 99% en sus primeros estudios.

Más o menos puntos

¿Son significativas las diferencias porcentuales entre las estadísticas difundidas? “Siempre se dijo que si la eficacia era mayor al 70% ya era importante. Ahora, por encima del 90% son todas excelentes; las diferencias son mínimas”, examinó el jefe de Inmunización del Siprosa. “Son valores alentadores. Más que ver un punto porcentual más o uno menos en la eficacia, lo importante será analizar los factores que puedan afectar la efectividad en la vida real. Allí intervienen factores logísticos como la cadena de frío”, advirtió por su parte Gustavo Costilla Campero, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

Las mediciones de las investigaciones más conocidas -en fase tres ya hay una decena- son informadas por las empresas y los gobiernos participantes, y no están respaldadas aún por documentación científica concluyente. “Ese estudio lleva meses. Siempre hablamos de análisis interinos y preliminares. Algunos organismos intentan otorgar autorizaciones de emergencia por la pandemia”, aclaró el médico.

“Más que hablar de que una es mejor que otra, en drogas lo importante es que una no sea inferior. Entran en juego las dosis, los tiempos, los costos, el tiempo de permanencia de memoria de anticuerpos... Ahora hay que aceptar las vacunas disponibles y luego seguramente se podrá priorizar alguna. El objetivo es generar anticuerpos específicos”, puntualizó Costilla Campero.

Así, el experto introdujo más términos clave en la literatura de las vacunas pandémicas: memoria y especificidad sobre el antígeno. “Son muy importantes cuando hablamos de que la intención es disminuir la mortalidad, las hospitalizaciones o el nivel de contagio”, observó. A ellos se suman los conceptos de tolerancia y seguridad, que son elementales para la aprobación y distribución masiva de cualquier preparación médica.

“En la medida en que los laboratorios cumplan con el informe de fase tres y las autoridades regulatorias aprueben su uso, se aplicarán las dosis en el país comenzando por los grupos de riesgo. Será la mayor campaña de vacunación de la historia”, describió otra vez Cortez. Por último, tanto él como el directivo de la SADI aclararon que la Nación estableció que incluso las personas que ya han superado el virus deberían vacunarse. Por ahora, paciencia.

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