Juan Casañas fue un agrodiputado con todas las letras. Ingeniero agrónomo graduado de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), saltó a la escena política como uno de los dirigentes rurales que encabezó en la provincia las protestas patronales de 2008 en contra del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El país vivía momentos máximos de tensión en medio de la discusión por la ya histórica resolución 125, que procuró establecer -sin éxito- un sistema móvil para las retenciones impositivas a las exportaciones de soja, trigo y maíz.
Al año siguiente, las elecciones de 2009 le otorgaron una banca como representante del Acuerdo Cívico y Social. Tras completar el mandato en 2013, reasumió como diputado en 2014 luego de que Silvia Elías de Pérez renunciara para convertirse en senadora. Casañas, afiliado a la Unión Cívica Radical (UCR) desde 2011, quedó en las filas del oficialismo nacional con el triunfo de Mauricio Macri en 2015. Sin embargo, al año siguiente se alejó del interbloque de Cambiemos por considerar que era “víctima de un trato injusto”. Tras ocupar un cargo en el Ministerio de Agricultura de la Nación, el referente agropecuario finalizó su período parlamentario en 2017. Desde entonces, se ha mantenido relativamente alejado de la escena partidaria y se ha dedicado más que nada a la producción de granos, cerdos y limones.
Casañas mantiene un rol activo en las redes sociales -Twitter en particular- como férreo opositor a las políticas de Alberto Fernández. En diálogo con LA GACETA, el ex diputado reflexiona sobre las últimas polémicas en torno al sistema de retenciones y se abre a la autocrítica. “La relación del Estado con el campo viene fallando porque quizá el sector no puede transmitir todo lo que hace por el país. Hoy el campo es el único generador de riqueza para sostener la enorme infraestructura política”, considera sobre las últimas tentativas del oficialismo por intervenir los mercados del sector primario. Por último, anticipa que no será candidato a pesar de que planea continuar en la política. “La oposición debe ir unida como una alternativa seria y confiable”, sugiere.
-¿Cuál es su diagnóstico de la situación actual con el campo en la Argentina?
-Es como si hiciéramos una nota de hace 50 años. La Argentina cae en los mismos pecados; Parece un sketch actualizado de Tato Bores. Tenemos pésima memoria y somos cortoplacistas. Nuestra dirigencia tiene poca imaginación y cuando ve que necesita plata busca sacar leyes para cobrar más impuestos. Así es cada vez menor la cantidad de gente que trabaja que la que hay que mantener. El campo es el único generador de riqueza para sostener esa enorme infraestructura política. Se saquea el campo; matan la gallina de los huevos de oro con una inmensa presión fiscal que destruye las pymes.
-El presidente advirtió que podría aumentar las retenciones y establecer cupos a la exportación. Luego se reunió con la Mesa de Enlace y comunicó otra cosa. ¿Cuál cree que es la postura de Alberto Fernández?
-El presidente cambia de discurso de un día para el otro. El lunes dice que irá para el norte y el martes, hacia el sur. Es contradicción constante. No creo que cumpla lo que le dijo a la Mesa de Enlace. Para mí van a intentar de nuevo sacar dinero del campo porque están desesperados y no tienen capacidad para generar otro ingreso. No hay plan económico, las negociaciones con el FMI fracasan... Vamos a chocar contra la pared.
-¿Qué ha cambiado en la relación del campo con el Estado desde 2008 hasta ahora?
-Yo creo que la relación viene fallando porque quizá el sector no puede transmitir todo lo que hace por el país, todo el empleo que genera. El Estado necesita plata y la saca del campo. Cristina en 2008 iba al choque con sus discursos e irritaba más las tensiones. A diferencia, hoy Alberto es más un charlatán que suaviza las palabras. Pero al día siguiente cambia. Es como un camaleón.
-¿Y con Macri cómo han ido las cosas?
-La relación del campo con Macri ha sido buena, pero al sumir él prometió cambiar el esquema de retenciones y luego las subió. Es algo que hay que tener en cuenta...
-¿Pudo plantear las diferencias desde adentro del Gobierno en aquel momento?
-Lo hice cuando estuve a cargo de Cambio Rural con el ministro (Ricardo) Buryaile. Antes ya había renunciado al bloque de Cambiemos porque me molestaba que desde el Ejecutivo me dijeran qué hacer. Si los tucumanos me habían votado para defender el pueblo tucumano, debía plantear las diferencias. No era estar en contra de Macri; sino que desde el bloque que formé, Bicentenario, podía actuar con mayor comodidad.
-¿Cómo es su relación hoy con Juntos por el Cambio? ¿Hace alguna autocrítica?
-Yo me considero parte. En este momento no tengo un rol activo ni estoy en ningún cargo. Me parece que la oposición debe trabajar más en las cosas en las que falló para poder conformarse en una alternativa de gobierno. Hay que dejar de jugar a los personalismos y construir esa alternativa de forma unida, seria y confiable. Eso sólo se logra con debate interno y dejando de lado las aspiraciones personales así se puede llegar a cargos ejecutivos, que son los que cambian realidades. Los fanatismos sólo deben ser para el fútbol.
-Cuando dice que la oposición debe ir unida, ¿eso incluye a Ricardo Bussi?
-No. Yo digo que la alternativa debe ser seria y confiable, y Ricardito no cumple esas características. Él ha formado una pyme que vive dentro de la política a partir de dádivas que recibe del Ejecutivo y el Legislativo. Eso es impresentable. Un intendente no puede hacer que una figura así crezca más.
-¿Cómo es su relación con los intendentes Sánchez y Campero? ¿Tienen contacto?
-Tenemos una excelente relación, pero no nos hemos encontrado. A la primera oportunidad plantearé esto como un opositor más.
-¿Va a seguir en la política?
-Sí, pero no estoy pensando en ser candidato. Cuando uno ya se mete en la política, debe seguir aportando para hacer cambios.
-En 2018, dijo que prefería que la soja no fuera rentable antes que volviera Cristina...
-Desafortundamente pasó. Compartí el Congreso con el kirchnerismo ocho años y sé de lo que son capaces de hacer. Son talibanes que van por todo y hay que estar alertas.