Mujeres de nuestra provincia: Margarita Toledo de Núñez, randera de El Cercado

Se le dice randa es un tipo de tejido de malla con una larga historia que se pierde en el siglo XVI. Una tradición que se disemina. En el Siglo de Oro español ya se hablaba de randas refiriéndose a encajes, por lo que habría llegado a las colonias en 1600, cuando la población de San Miguel ocupaba el paraje de Ibatín, un paraje al oeste de la ciudad de Monteros. Precisamente a esa zona pertenece El Cercado, donde el oficio de randera nunca pasó de moda. A mediados de siglo XIX, el naturalista alemán Hermann Burmeister elogiaba el trabajo femenino de la provincia: “Al lado de las industrias tucumanas (…) existe una industria femenina famosa (…) la fabricación de los mejores pellones y las mejores randas en todo el país”. Luego de detenerse en la descripción de cada producto, remata: “se justifican los elogios que se hacen de esas labores, que atestiguan un singular gusto artístico y una perseverancia extraordinaria; en Europa n pueden hacerse mejor y quien sabe si los mejores de aquí no sean insuperables”. Hoy, artistas, diseñadores y catedráticos, como Carlota Beltrame, Alejandra Mizrahi o Jessica Morillo recuperan esa labor para difundirla y mantenerla aún viva.

Dado que las artesanías raramente conservan los nombres de sus autores, pocos han trascendido en el tiempo. Sin embargo, entre las randeras más afamadas que haya dado este paraje está la señora Margarita Toledo de Núñez, a quien vemos en la foto junto a una de sus grandes piezas exhibidas el día de la Tradición, en 1976.

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