Mujeres de la provincia: Elba Castría

Bailarina y coreógrafa. Pionera de la danza moderna en tierra tucumana. Su carrera comenzó al ganar una beca de formación en el Instituto Nacional de Educación Física, en Buenos Aires.

El viaje le ofreció mucho más que un profesorado en esa disciplina: audicionó y entró al ballet de Jacinto Jaramillo, lo que le cambió la vida. Estudió con Paulina Ossona, Renate Schottelius y María Fux. Su contacto con la danza de alto nivel ya no se detendría. Viajó a México y aprendió composición con Bodyl Genkel. La estadounidense Miriam Winslow, pionera de la danza moderna argentina, la empujó a volver a su provincia y encarar la formación de un cuerpo de baile moderno. Una preocupación de Castría fue concebir la danza como una expresión arraigada en su contexto.

Pensaba que para una verdadera pedagogía de la danza en Tucumán se debía “enseñar una técnica y estilo que reflejase la imagen de un hombre de nuestra tierra”. De la personal relación del bailarín con la obra decía que es mejor la autenticidad que la técnica: “para componer una coreografía yo siempre parto del silencio. Una vez que tengo en claro lo que quiero decir, entonces elijo la música”. Su coreografía para la “Misa Criolla” de Ariel Ramírez fue muy recordada. Varias de sus composiciones ganaron reconocimientos y premios nacionales, como en 1974, cuando su Grupo Universitario de Danza Moderna obtuvo el premio mayor en el certamen “Norma Fontenla”. Fue la pieza fundamental de la creación de la carrera universitaria de Danza Contemporánea de la UNT, la primera del país.

Su labor docente modificó el panorama de la danza tucumana. Murió en 2016. Había dicho “Cuando bailo me muevo según la vibración de las palabras dentro mío”.

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