La presencia de sicarios sobrevuela La Invernada

Hay antecedentes de crímenes en el oscuro mundo de la usura, pero ninguno tan grave como este doble homicidio.

CRÍMENES SIN RESOLVER. Pablo Mariotti (foto) y Jorge Matteucci.  CRÍMENES SIN RESOLVER. Pablo Mariotti (foto) y Jorge Matteucci.

Las fierzas de seguridad especulan que a Victor Brito y a su hijo Gonzalo los mataron sicarios.

Son varios los puntos que sustentan esta teoría:

1- Inteligencia: los autores llegaron hasta la casa de Brito sin ningún problema, a pesar de que no es de fácil acceso y se llega a ella recorriendo pequeños caminos que no son conocidos. En otras palabras, sabían perfectamente los movimientos que debían realizar.

2- Frialdad: Víctor Hugo Brito fue ultimado de una manera brutal. Primero lo torturaron y le quebraron los brazos a golpes. Luego lo ultimaron de un balazo en la nuca, posiblemente cuando estaba arrodillado. El mensaje que quisieron transmitir fue muy duro. Quizás era para Gonzalo, que podría haber estado presenciando el ataque.

3- Especialistas: no se puede establecer cómo habrían matado a Gonzalo Brito, pero sí que los agresores fueron preparados para borrar todas las evidencias. No sólo habrían llevado material inflamable para asegurarse que las llamas consumieran el vehículo, sino que dejaron abiertas las ventanillas para que el proceso de combustión no se detuviera.

4- El lugar: las escenas de los crímenes fueron lugares alejados, sin la presencia de personas que escucharan o vieran algo. Tampoco hay cámaras de seguridad privada o estatal para que quedaran registrados como los autores de los hechos.

Pero no se puede descartar la teoría de la familia, que asegura que podrían haber sido eliminados por su actividad de prestamistas. En nuestra provincia hubo varios crímenes de este tipo. Todos ellos tuvieron características similares: el modus operandi fue el mismo (y diferente al del doble homicidio de La Invernada) y la mayoría de ellos quedaron impunes.

En septiembre de 2003, se encontraron los restos óseos del contador Carlos Julio Albarracín al costado de la ruta 338, sobre el tramo que lleva a Villa Nougués. El hombre había desaparecido el 2 de diciembre de 2002. Tenía 37 años y era socio minoritario de una empresa financiera que ya no existe: Compañía Regional SA. Según la causa, allí cumplía funciones que pudieron haber tenido que ver con su muerte.

El cuerpo de Jorge Matteucci fue hallado en un camino vecinal de La Aguadita. Tenía la cabeza cubierta con cinta de embalaje, y estaba atado de pies y manos. Tres días antes de que lo encontraran, el 19 de diciembre de 2011, había salido de su casa supuestamente para pasar a cobrar una deuda, pero no llegó a destino.

A Ramón Ángel Hernández lo asesinaron en un hotel alojamiento en barrio Sur en febrero de 2017. Según los testigos, la víctima llegó con una acompañante, pero luego la mujer se retiró sola. La investigación determinó que lo mataron con un cuchillo tipo sierrita. Según pudo averiguar la Policía, Hernández era comerciante y prestamista, por lo que nunca se descartó que hubiese sido asesinado por un cliente.

El último caso se registró hace poco más de un año. Pablo Mariotti, según la investigación, fue asesinado por Lucas Gordillo y un grupo de personas. El principal sospechoso, que se encuentra prófugo, lo había iniciado en el mercado ilegal de préstamo de dinero.

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