El clan Figueroa, acusado de cometer tres homicidios en tres meses

Detalles de la sangrienta venganza de un clan narco.

LAS PRUEBAS. Los peritos recogen los casquillos de balas que quedaron en la calle después de un tiroteo.  LAS PRUEBAS. Los peritos recogen los casquillos de balas que quedaron en la calle después de un tiroteo.
16 Marzo 2021

El sábado a la madrugada, Ramiro Exequiel Ledesma (18 años) se encontraba parado en la vereda de Blas Parera al 500, en el corazón del barrio Matadero, de Villa 9 de Julio. Una pareja que se movilizaba en moto, se paró delante de él y un joven comenzó a dispararle sin piedad. Recibió 10 disparos en diferentes partes del cuerpo (pecho, abdomen, brazos, espalda y hombro) y fue internado en el Centro de Salud. Su corazón dejó de latir el domingo por la tarde, transformándose así en la cuarta víctima fatal de una batalla que desde hace casi cuatro meses mantiene una familia de dos adictos contra el clan Los Figueroa.

La sangrienta crónica de esta venganza narco comenzó a escribirse el 15 de diciembre pasado. Ese día, Pedro “Caco” Almirón, acompañado por su primo, un tal “Manzana” Almirón, protagonizaron un tiroteo en el barrio San Roque, donde perdió la vida Gonzalo Figueroa, y resultaron heridos el hermano de la víctima Julio y un vecino: Cristian Mansilla.

Los Almirón se presentaron en la Justicia. En una audiencia contaron que ellos habían ido a comprar droga a la casa de Raúl “Lobizón” Lobo -cuñado del fallecido- y que se pelearon por el valor de la dosis que pretendían cobrarle. Por esa razón, el transa y sus familiares comenzaron a dispararles y que ellos sólo se defendieron. También en audiencia, los acusados contaron con lujos de detalles cómo era el negocio ilegal que llevaban adelante los familiares. Fue tan evidente la situación, que el fiscal Carlos Sale pidió que se enviaran las actuaciones a la Justicia Federal para que iniciara una investigación ante la posible sospecha de que existiera una red de narcomenudeo.

“Se dice que los Figueroa están buscando por cielo y tierra a los que mataron al chango de ellos. Esto no quedará así, habrá más muertes”, declaró Luciano, vecino del San Roque en una entrevista de LA GACETA del 16 de diciembre. Dos días después, sus palabras se transformaron en realidad. En la esquina de Blas Parera al 500, en el mismo lugar donde fue acribillado Ledesma, se presentaron tres hombres en un VW Gol y dispararon sus armas de fuego matando a Héctor Gabriel Amaya (33) y a Leonardo Sepúlveda (26); hiriendo además a Gonzalo Greco (12), Maximiliano Limdon y Franco Galván (26). Salvo el menor que se encontraba circunstancialmente en el lugar, los otros eran parientes de los acusados del primer homicidio.

Los testigos identificaron como autores del hecho a un tal Miguel “Miguelón” Figueroa -hermano del fallecido y supuesto líder de la organización narco-, un tal “Cabeca” y a los hermanos Íñigo, que serían los soldaditos del primero. Pese a los allanamientos, nunca pudieron ser atrapados. “Andan por la calle como si nada. Todo el mundo sabe que pagan por su libertad”, explicó Luciana Ríos, pariente de las víctimas.

Un plan

Fuentes judiciales confirmaron que la venganza por el crimen habría comenzado a planearse en el velatorio de Gonzalo Figueroa, un joven sin antecedentes y que nada tendría que ver con los negocios de sus parientes. Varias personas vinculadas al tráfico de drogas, que no son oriundas de la provincia, le habían ofrecido a “Miguelón” vengarse de esa muerte para que él no tuviera problemas. Pero él habría rechazado el ofrecimiento, ya que él mismo se encargaría de ajustar cuentas porque quería dar un mensaje el barrio.

Pero la idea de matar a los asesinos de su hermano no terminó ahí. Intentó hacerlo sin importarle que los autores estuvieran encerrados. Los últimos días de diciembre, un desconocido se presentó en una seccional (por cuestiones de seguridad no se informa cuál es) para que le entregaran a “Manzana” un sándwich de hamburguesa para que comiera. Al carcelero y al mismo detenido les llamó la atención porque minutos antes había hecho lo mismo la esposa. Revisaron el menú y descubrieron que el trozo de carne había sido elaborado con vidrio molido.

Días antes sufrió un ataque el defensor de los primos de Almirón, cuyo nombre también se mantiene en reserva. Un desconocido se bajó de una moto con el rostro cubierto y con un martillo destruyó la placa del profesional primero y un vidrio después. A sus manos las cubrió con guantes de látex y por eso no se pudieron obtener huellas para tratar de identificarlo. Era un mensaje mafioso para un profesional que denunció a los Figueroa como vendedores de drogas en el barrio San Roque. La causa generó un escándalo en tribunales y el abogado terminó renunciando por temor a sufrir más represalias.

El último

Ledesma fue el último fallecido en esta batalla. Según la investigación, una joven que hasta el momento no fue identificada citó a la víctima a un encuentro para mantener relaciones. Ella llegó primero, tal como lo había prometido. Pero por detrás lo hicieron “Miguelón” y sus hombres y terminaron acribillando al joven, que es primo de los acusados del primer homicidio.

Los familiares del fallecido protagonizaron incidentes en la puerta del Centro de Salud que obligó la intervención de la Policía para controlar la situación. “Estamos hartos de todo esto. Es el tercer pariente que nos matan por esta razón. Son unos asesinos. Entran y salen del país como si nada. Vienen, traen droga, matan y se vuelven a ir. Estamos cansados de lo que está pasando y nadie hace nada”, explicó Sofía Almirón.

En el barrio le dieron la razón a la mujer. “Ellos hacen lo que quieren por aquí. Cuando se los ve dando vueltas nos encerramos porque sabemos que vendrán a buscar a los otros para matarlos. Matan a alguien y se escapan. Se van a Bolivia, donde están escondidos según las fotos que suben a Facebook”, dijo Juan, un vecino del barrio Matadero que vive aterrorizado por este plan de venganza narco.

Doble homicidio

La investigación no se detiene

Los investigadores continúan tratando de esclarecer los asesinatos de Víctor Hugo Brito y de su hijo Gonzalo. Los pesquisas recorrieron diferentes zonas para analizar las imágenes que podrían haber tomado cámaras de seguridad de la zona. Los familiares continúan insistiendo con la teoría de que fueron ultimados por los prestamistas, pero los pesquisas continúan sumando indicios para sospechar que se trató de un crimen narco. El fiscal Miguel Varela continúa recibiendo los testimonios de personas a las que se les otorgaron una protección especial para que declararan. “Cuando se enteran de las garantías que se les da, aceptan colaborar”, explicó una fuente judicial.


PRÓFUGO. “Miguelón” Figueroa se habría ocultado en Bolivia. PRÓFUGO. “Miguelón” Figueroa se habría ocultado en Bolivia.

Perfil

Las causas contra “Miguelón”

Miguel “Miguelón” Figueroa es un hombre que cuenta con varias causas en su contra. Según confiaron fuentes judiciales y policiales, fue acusado de cometer estafas en la venta de computadoras. Por ese motivo se mudó a la localidad salteña de Orán, donde se habría dedicado a enviar ropa ingresada ilegalmente al país para que vendiera su familia. Allí fue involucrado en el crimen de un prestamista, por lo que decidió huir a Bolivia. Estando en ese país habría iniciado los contactos con el narcotráfico. Regresó a la provincia y habría tenido problemas con el clan Toro por el dominio territorial. Con el tiempo, según los pesquisas, habría montado una red en el barrio San Roque.

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