Un debate por el cuidado del medio ambiente

Los incendios en El Bolsón hace unas semanas fueron un nuevo llamado de atención para nuestro país y el medio ambiente. Como suele suceder en este tema, nos damos cuenta tarde y cuando todo se está quemando, literalmente. El suceso sacó debajo de la alfombra los problemas que tienen Argentina y la provincia en ese aspecto.

Hace menos de seis meses experimentamos en carne propia los incendios que tantas veces condenamos en el cerro San Javier y El Cadillal. Esa vez no eran en el desierto californiano, en la selva amazónica y ni siquiera en la Patagonia. No teníamos que salir de Tucumán para verlos. Tampoco debemos irnos para experimentar contaminación ambiental y los efectos del tan mentado calentamiento global.

Además de las llamas, se reavivó el debate sobre responsabilidades al respecto: la intervención del Estado y la nuestra, como ciudadanos. Pese a algunos esfuerzos puntuales desde la política, estos episodios siguen sucediéndose. A nivel local, hay iniciativas que apuntan a mejorar el medio ambiente. El proyecto de ley presentado el mes pasado para prohibir los sorbetes plásticos en la provincia es una de ellas. En el oficialismo aclararon en su momento que es un intento de fomentar la utilización de elementos ecológicos o biodegradables a fin de proteger el medio ambiente.

El Plan de Reconversión Industrial, lanzado en 2007, fue una gran noticia para los que se quejaban de la manera de contaminar de los ingenios, por ejemplo. Este los obligó a producir de manera mucho más consciente a un sector clave en el tema.

¿Es suficiente? Quizás nunca lo sea después de episodios como los de El Bolsón pero por algo se empieza. Porque aunque no haya una relación directa, el medio ambiente se resiente en todos los ámbitos.

Las iniciativas privadas como las que se dieron este fin de semana en la avenida Perón deberían ser más comunes. No solo en la sociedad sino en el mismo gobierno. El sábado, un grupo de jóvenes se citaron en la avenida Perón al 1.600 para plantar más de 30 árboles y concientizar. “La verdad es que después de los incendios en las yungas de San Javier, quedó cierta preocupación en el club por la forestación y decidimos hacer esto”, aseguró Milagro Corbalán, integrante de Rotaract, una organización sin fines de lucro.

La preocupación no se fue en octubre y se mantiene hasta hoy. Un gesto que no suele encontrarse después de este tipo de sucesos, que a veces quedan el olvido rápidamente.

En enero de este año, LA GACETA recopiló las historias de tres pequeñas empresas que producen pero al mismo tiempo colaboran con el medio ambiente: cosméticos, ropa y agendas pensadas y hechas desde el punto de vista ecológico.

Más allá del debate por la carga de responsabilidad del estado y el ciudadano, lo que no se debate es el problema en sí. El problema de la contaminación y sus consecuencias está presente y tampoco parece estar cercano a irse.

Entonces entramos en el terreno de la necesidad. Necesitamos, sin la necesidad específica de discriminar de dónde viene, actitudes concretas que lleven a un cuidado de nuestro medio ambiente. Leyes, reuniones para concientizar, reuniones para plantar árboles, cualesquiera de las que sean de ese tipo serán bienvenidas. Siempre y cuando sean pensando en el cuidado de nuestro planeta, nada más y nada menos que el lugar donde vivimos.

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