La baja de contratos políticos en la Legislatura acentúa la puja entre Manzur y Jaldo

Los afectados aseguran que hubo un festival de telegramas.

Nadie sabe precisar la cifra, pero la mayoría de los afectados coinciden que, en la Legislatura, hubo un festival de telegramas. Esas comunicaciones tienen que ver con las bajas de los contratos políticos en ese poder que, en gran parte de los casos, resultó afectada la dotación de empleados de legisladores afines a la Casa de Gobierno. Si bien el vicegobernador Osvaldo Jaldo guarda silencio absoluto sobre el tema, hay quienes señalan que es una de las primeras reacciones a la estrategia que el gobernador Juan Manzur ha venido desarrollando, en la puja interna de la fórmula, desde que se eligió a Eduardo "Lalo" Cobos como defensor del Pueblo. Las quejas por esta situación ha llegado al despacho gubernamental, como una manera de buscar contención en un año complicado para endurecer la interna a meses de dos elecciones, la primaria y la de medio turno.

Los parlamentarios del nuevo bloque "Lealtad Peronista" señalan que el argumento para esta decisión de la presidencia del cuerpo resulta insuficiente: el nacimiento de una nueva bancada pone en disponibilidad al personal de los 14 legisladores que están en ella. "No es creíble. Claramente es una reacción para que vayamos al pie", comentó uno de los afectados. Todo esto ha derivado en una reunión de algunos miembros de ese bloque con el propio Manzur. Fue hoy, muy temprano, en el edificio de 25 de Mayo y San Martín.

En el mes de la ruptura, Manzur ha venido auscultando a intendentes, comisionados rurales, concejales, sindicalistas y dirigentes territoriales. Una frase ha marcado la línea divisoria entre Manzur y Jaldo: "el doble comando". En varios de sus discursos, el propio titular del Poder Ejecutivo ha repetido esas palabras, como una manera de marcar más que siempre el territorio. "El problema no soy yo; el problema que tiene hoy el gobernador es llegar lo mejor posible a las convocatorias a las urnas de agosto y de octubre", ha dicho el vicegobernador a los integrantes del bloque que le responde. Jaldo ha retornado esta semana a las actividades parlamentarias y, en cada declaración, ha seleccionado las palabras que, finalmente dijo, para no ahondar la grieta con su compañero de fórmula.

Manzur sigue diciendo que no entiende porqué la Legislatura le ha dado la espalda y que la votación a Cobos había sido un duro golpe para la relación bilateral. El gobernador había propuesto a Fernando Juri Debo por un mandato más como ombudsman; la mayoría de los legisladores optó por Cobos. Manzur insiste en que Jaldo no estaba al margen del categórico resultado adverso contra su postulante. Su principal argumento es que, en base a su experiencia de ocho años como presidente de la Legislatura, nada puede prosperar sin el conocimiento ni el consentimiento del titular de ese poder. Jaldo contesta: el gobernador debió haber comunicado sus intenciones con tiempo; pudo haber hablado con él o con el presidente del hasta entonces monolítico bloque oficialista y no intentar imponer un nombre 48 horas antes de la sesión. Desde esa postura, los jaldistas señalan que no hubo rebelión contra la principal autoridad de la provincia y del distrito local del Partido Justicialista. Aún más, sostienen que, en el reparto de cargos federales, todos los puestos fueron cubiertos por hombres cercanos al mandatario y que nadie exteriorizó queja alguna. "Ahora que tenemos la posibilidad de designar a uno de nosotros, estalla el conflicto", puntualiza un jaldista.

La novela peronista puede cambiar de escenografía. Los próximos capítulos no se filmarían ni en la sede parlamentaria de Muñecas al 900 ni en la sede del Ejecutivo. Los actores principales se trasladarán a Buenos Aires. Manzur mantiene una aceitada relación con la Casa Rosada. Es uno de los gobernadores preferidos del presidente Alberto Fernández y, cada vez que va al histórico edificio de Balcarce 50 ni siquiera debe anunciarse para hablar con los ministros del gabinete nacional. Ahora tiene más fuerza. Desde esta semana es uno de los vicepresidentes del PJ nacional, una de las espadas del jefe de Estado para afrontar la contienda electoral que se viene.

Jaldo está dispuesto a subirse a un avión de línea y empezar a recorrer despachos oficiales para decirle a los funcionarios nacionales que no es un díscolo, que no está en contra del proyecto político del Presidente ni de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. "No quiero que después me responsabilicen de un mal resultado electoral. Hay que hablar las cosas con tiempo y dejar bien claro que no hay alianzas con los opositores", cuentan que esbozó el presidente de la Legislatura. Pese a que todavía está en proceso de recuperación posCovid, Jaldo tiene preparado un bolso y es muy probable que la próxima semana saque boleto aéreo con destino a Buenos Aires. Sería una de las pocas veces, en seis años y medio de gestión, que el vicegobernador sale a realizar gestiones políticas fuera de la provincia.

Los jaldistas recuerdan que no hay pactos preelectorales con los opositores y diferencian de la postura del Poder Ejecutivo "que sigue engordando al chancho ajeno". Con esa frase popular apuntan a las ayudas que el Gobierno otorga a intendentes de Juntos por el Cambio. Varios de los jefes municipales peronistas miran de reojo esas asistencias. Pero callan.

De hecho, en el PJ varios sectores internos llaman a la unidad porque consideran que las internas sólo hacen perder el tiempo y que aún no se ha encendido la maquinaria electoral partidaria, porque sus principales conductores se enfrascaron en una puja anticipada.

Manzur había dicho que pasarían varias semanas antes de mantener una conversación con Jaldo. Éste a su vez señala que no espera ese llamado en el corto plazo, pero que sí está dispuesto al diálogo. En el medio de ambos, un ministro nacional mantiene abierto su celular para escuchar a ambos: es el del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro que, posiblemente, venga a Tucumán el mes que viene para intentar ordenar la tropa para que la sangre no llegue al río y se encarrile al oficialismo tucumano.

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