Algunas cuestiones cambiaron tras la suspensión por la pandemia. Por ejemplo, el trabajo de los árbitros. Antes, debían controlar cuántos efectivos había en el estadio y confeccionaban una planilla que firmaba el encargado del operativo de seguridad.
“Los que se encargan de controlar esas situaciones son los veedores de la Liga, los árbitros sólo tienen que dirigir”, explicó Rubén Tapia, tesorero del Sadra a nivel nacional. Además, el dirigente explicó que participan de las reuniones de la Liga, pero sólo aconsejan la cantidad de efectivos que deberían presenciar los partidos.
Lo cierto es que en la primera y en la segunda fecha, varios partidos se jugaron sin policías. En San Juan, por ejemplo, Ezequiel Cabello explicó que trabajaron sin efectivos pero con gente que colaboró para que el partido se desarrolle con normalidad. “Nosotros pusimos gente de confianza y además pedimos a Darío Montero que nos colabore con los vigías municipales. Ellos controlaron que la gente no ingrese al estadio saltando la tapia” explicó.
En Amalia sucedió algo similar: empleados del club, identificados con un chaleco, custodiaron a los árbitros antes, durante y después del partido. “Desconozco el motivo por la que no hay policías, sé que las fuerzas de seguridad no llegaron a un acuerdo, pero hoy los clubes están pasando una situación económica complicada y ellos deberían entenderlo”, indicó Eduardo Ávila, presidente del club.
Marcelo Escobar, presidente de Almirante Brown, decidió contratar seguridad privada para el partido que su equipo jugó frente a San Lorenzo de Delfín Gallo. “Además de la seguridad privada, pedí que haya policías municipales, no sé qué problema habrá, estimo que puede llegar a ser un tema de índole política”, indicó el presidente del “Marino”. Más al sur de la provincia la situación es similar. “Puse gente de la guardia urbana, espero que se solucione pronto esta situación”, indicó Jesús Campos, presidente de Deportivo Marapa.