Nancy Boyanovsky: "quiero mantener vivo el fútbol"

El trabajo, el deporte y la familia son las bases en que la dama de 47 años viene construyendo su vida. Ya cumplió varias de sus metas y sueños, pero queda mucho más. Boyanovsky sostiene, por las experiencias que vivió, que la mirada en la relación hombre-mujer debe ser más inteligente porque un equipo tiene resultados más positivos.

La ex jugadora y dirigente de fútbol Nancy Boyanovsky es una de las pioneras de la práctica del deporte más popular del mundo en la provincia. Anoche, en “La otra pregunta” (que se emite por el Canal 11 de CCC y puede verse también en LAGACETA.com, CCC Go, Facebook y Youtube), Boyanovsky, que ahora se dedica al hockey, habló de todas sus facetas, no sólo la de deportista. También de madre, docente, organizadora de charlas y consultora de belleza. Ella, cuyo corazón es patrimonio de San Martín, no tiene temor de la responsabilidad que asume al ser portavoz de la igualdad en el deporte y promotora de la equidad en las instituciones deportivas.

- Futbolista, jugadora de hockey o deportista a secas... ¿cómo te definirías?

Futbolista de alma. La que prueba el fútbol no deja más. Aunque ahora no juegue por una cuestión de tiempo, de edad… mi vida está entre el fútbol y el hockey, que es el deporte que actualmente juego. Además soy aprendiz de pelota paleta.

- Antes se usaba la tarjeta en papel para presentarse. Hoy, para conocer a alguien, se recurre a las redes sociales. En tu Instagram, por ejemplo, dice: madre, profesora de Inglés, conductora de un programa radial, “pioneras fútbol femenino”, organizadora de eventos deportivos y jugadora de hockey.

Sí, todo eso soy a los 47 años. Y queda mucho más, hay más sueños por concretar. Todo es cuestión de organizarse. Siento que ahora en más quiero mantener vivo el fútbol, difundir las disciplinas inclusivas y las chicas que vienen desde abajo, que es lo que hacemos en el programa de radio.

- Sos consultora de belleza de una marca internacional. ¿Por qué?

Me parece que el gusto está en ser consejera, más que vendedora. Se trata de encontrar con qué vas a hacer feliz a esa chica que hace la consulta porque tiene algunas cosas que no le gustan de sí misma y eso limita un poco la autoestima.

- Tenés hijas. ¿Son deportistas?

Sofía juega al hockey en San Martín y María Emilia, que empezó jugando al hockey hace cinco años, ahora juega al rugby en Natación.

- ¿Pensabas que algo así podía pasar?

Totalmente lo veía posible. Creo que es un cambio natural. Expongamos la situación: hace 24 años dimos la primera patada de fútbol en Tucumán, en clubes grandes; entonces en ese momento era difícil hacerle entender a la gente, a la sociedad, que las mujeres podían jugar a la pelota y bien, encima. Lo logramos, posicionamos el deporte y está muy bien; ha crecido un montón. Yo, mi entorno familiar, desde mis padres y ahora que soy madre, siempre vi como algo normal hacer lo que a uno le gusta y que tiene capacidad para hacerlo. Mientras te haga feliz, ese es el lema que hay que cumplir.

- Cuando te encontrás con mujeres que juegan al fútbol ¿cuál es el motivo por el que lo practican?

El primer motivo es que les gusta el deporte y se sienten en condiciones, no ven la barrera. Así pensábamos en San Martín hace 25 años. Nosotras nunca vimos la barrera, teníamos un objetivo puntual: queríamos jugar y armar varios equipos. No vimos las barreras, pero sí las había; de hecho, en esa época no existían todos los torneos de fútbol femenino que hay ahora. Por eso, cuando me convocaron las chicas de la Subcomisión de Mujeres del club, me llenó de orgullo porque querían saber cómo trabajábamos antes.

- Te referiste a las canchas de fútbol 5. Hace 20 años ¿era muy difícil que le den un turno a un grupo de mujeres?

Era una completa porquería la situación. ¡No sabés lo que era eso! Aparte de que no había muchas canchas. Me acuerdo que fuimos a la Junín al 600. El que nos atendió nos hizo una cara… “No les puedo alquilar una hora, tiene que ser menos tiempo”, nos dijo. Hicimos un lío y nos alquiló una hora. La segunda vez ya éramos el doble y queríamos alquilar dos horas. Otra discusión más, pero ya la siguiente no hubo problema.

- ¿Cuánto tiene que ver el talento para convencer a alguien que hacer un deporte va más allá del género?

Creo que lo que más afecta es el entorno familiar porque también hay entornos que impiden el crecimiento del niño con el prejuzgamiento de que ‘cómo vas a jugar al fútbol si sos mujer’. Pero resulta que cuando el padre la lleva no sólo se da con que la hija disfruta, sino que juega bien. Hay que hacer un llamado de atención a los padres: hay que prestarles más atención a nuestros hijos. Ellos mismos nos van llevando hacia donde quieren ir y quieren mostrarnos sus destrezas.

- Si viene un padre o madre preocupado porque su hija quiere jugar al fútbol ¿qué le aconsejarías?

“Llevala y quedate a verla. Y vas a cambiar de idea”, le diría. Me pasó algo al revés cuando vino un padre y me decía: “mi hija es re talentosa, quiero que juegue en San Martín”. Pero al mismo tiempo sentía que un gigante como San Martín lo acobardaba. Le dije: “escuchame, a vos no te tiene que acobardar nada, vos tenés que apoyar a tu hija y su talento. Ahí la vas a ver feliz vos y ya está”.

- Participaste en varios conversatorios relacionados con el rol de la mujer en la comunicación y en el deporte.

En uno de ellos había compañeras de distintos países y la moderadora era Ayelén Pujol, periodista y escritora de libros relacionados con el fútbol. La conclusión a la que llegábamos es que no sólo hay una leve apertura en los medios de comunicación para que ingresen más colegas mujeres, sino que las mismas mujeres nos estamos capacitando y mejorando para formar parte de los cuerpos directivos. Lo que hay que ganar son esos lugares en las mesas de gestión porque material hay, periodistas deportivas hay y de las buenas. El ser mujer o el género no significa tener un bajo nivel con referente a otro colega varón. No, eso ya está muy claro.

- ¿Tuviste algún episodio desagradable alguna vez?

Por suerte no. Por ahí si alguien estaba medio reacio, lo lograba convencer. Pero sí he tenido colegas que han sufrido eso. Estamos hablando de una discriminación por género para trabajar, pero también de un acoso, son cosas que pasan todavía, que hay que pulir y mejorar. Tampoco hay que estigmatizar al hombre porque también hay mujeres machistas, también hay mujeres que no colaboran. El trabajo tiene que ser conjunto. Cuando surgen estas cosas tenemos que creer en la compañera, apoyarla y llegar hasta el final de la cuestión.

- Tanto en un medio de comunicación como en el deporte ¿el hombre y la mujer pueden convivir?

Si fueramos un poco más inteligentes, veríamos que el trabajo en equipo brinda resultados altamente positivos. Estuve en radios varios años y aprendí un montón de muchos colegas que solos se acercaron y me enseñaron; me dieron su tiempo. El producto final llega a ser muy bueno y los laureles nos los llevamos todos. Dicen: “¡Eh, qué bien la radio tal!”. Si pusiéramos desde esa perspectiva de que el trabajo colectivo no discrimina de género sino de talento, la mirada sería otra.

- “Personas mayores: derechos y realidades” es una de las tantas capacitaciones que figuran en tu currículum. ¿Qué podrías decir sobre los adultos mayores en pandemia?

La inquietud se me despertó porque tengo mi madre de 81 años. Cuando yo tenía unos 17, los abuelos, los tíos grandes vivían en la casa con uno y morían en la casa con uno. Después hubo una brecha y se desprendieron un poco. Ahora, con esta situación, nos volvimos a acordar de los adultos mayores. Con atino decidí hacer la capacitación porque me di cuenta de cómo podemos proteger al adulto mayor y el derecho que tienen todos ellos, entre otras cosas, a practicar deportes. Está comprobado que los que tienen actividad deportiva o los que la tuvieron, no digo que estén inmunizados ante el virus, pero su sistema sí está más fortalecido, comparado con los que no hicieron nunca ninguna actividad deportiva. En ese sentido, hay muchos deportes que las personas de la tercera edad tienen y están adaptados para que los practiquen y que nosotros como sociedad tenemos que tener la apertura para acompañarlos y llevarlos.

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