La grieta por las vacunas y la interna del PJ inyectaron polémica a beneficios pandémicos

La Cámara autorizó al Ejecutivo a adquirir hasta un millón de dosis contra el coronavirus, y el debate se encendió por reproches de la oposición.

DEBATE. La sesión tuvo como columna vertebral ayudas y beneficios para hacerle frente a la pandemia. DEBATE. La sesión tuvo como columna vertebral ayudas y beneficios para hacerle frente a la pandemia.

Dos de las grietas más resonantes se evidenciaron durante la sesión parlamentaria de ayer. Por un lado, la que divide al peronismo de la oposición respecto a la campaña de vacunación y la no adquisición de dosis del laboratorio Pfizer. Y por el otro, la que desde hace tres meses no para de abrirse en el oficialismo local por la pelea entre el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo. En medio de cuestionamientos, chicanas, cruces y rechazos, la Legislatura aprobó ayer por unanimidad, autorizó al Ejecutivo a negociar un millón de vacunas contra la covid-19, y se aceptó -por mayoría- titularizar al personal sanitario de la primera línea contra el virus.

En el temario se destacó una batería de beneficios para los sectores económicos no esenciales, que son de los más golpeados por la pandemia. Entre ellos, se aprobó la suspensión de incrementos en la tarifa de la luz y los cortes por falta de pago, hasta fin de año; frenar las subas de los alquileres hasta el 31 de diciembre; que se suspendan las multas del IPLA por 60 días a sectores económicos; y que los salones de fiestas puedan trabajar como locales gastronómicos.

Unidos en pandemia...

Por primera vez desde el 8 de marzo, el jaldismo y el manzurismo se pusieron espalda con espalda para contener y devolver los ataques de la oposición. Como si no hubiera existido un quiebre en la elección del Defensor del Pueblo, referentes de Lealtad Peronista (conducido por Sergio Mansilla) y de la bancada Justicialista de Todos (comandada por Roque Álvarez) actuaron coordinados. Sin dobles lecturas, referentes de ambos sectores se expresaron a favor de la herramienta para que la Provincia intente negociar vacunas más allá de lo que envíe la Nación. También apoyaron el trabajo realizado en la pandemia.

Tal como ocurre a nivel nacional, la oposición encendió la polémica con críticas por el ritmo de la campaña de vacunación. El radical José Ricardo Ascárate, por ejemplo, cuestionó las demoras que hay por la llegada de dosis de AstraZeneca, deslizó que hubo cierto “amiguismo” para realizar contratos con algunos laboratorios y repudió que la Argentina haya rechazado las vacunas de Pfizer a través del fondo Covax. Hay 80.000 muertos que no debieron haber muerto, y es porque se direccionaron la compra de vacuna”, dijo.

El republicano Ricardo Bussi criticó los daños que causó en la economía la estrategia de Nación, rechazó el cierre de las escuelas y apuntó contra el Ejecutivo local. “Parece no despertarse en la pandemia. Si hubiéramos actuado antes quizá el daño hubiera sido menos. Estamos al borde del colapso”, fustigó.

Gerónimo Vargas Aignasse (Lealtad Peronista) devolvió los ataques y reprochó la “zaga ideologizada” que hay respecto a las vacunas. Cuestionó que la oposición pretenda “hacer política a cualquier costo, sin importar el momento que nos toque vivir”. Subrayó que el país ya recibió 20 millones de dosis e ironizó sobre los dichos opositores: “los hermanos Grimm se quedan cortos con estas fantasías”. Destacó a su vez el sistema sanitario de la provincia, pero pidió colaboración para evitar un colapso.

El alfarismo, por su parte, respaldó la iniciativa y, a través de Raúl Pellegrini, marcó que la pandemia es sanitaria y social. “Está haciendo estragos”, dijo. En ese sentido también fue Federico Masso (Libres del Sur), y criticó posicionamientos políticos por la cifra de muertos. A su vez repasó desaciertos de la gestión de Mauricio Macri, y se ganó los aplausos de Juan Luis Fernández.

...y fracturados

El peronismo no tardó mucho en mostrar que realmente está quebrado. El debate por la titularización del personal sanitario que atiende covid, con un trasfondo gremial, dejó al descubierto la peor cara de la interna. El jaldista Daniel Deiana, autor del proyecto, aseguró que el único fin de la iniciativa era reconocer el trabajo del personal de salud, pero el manzurismo no lo tomó así. Reneé Ramírez, titular de ATSA y de la comisión de Salud, se expresó frustrado por el proyecto y opinó que se estaban desconociendo las conquistas gremiales. “Siento un avasallamiento de esta tarea”, cargó, y pidió en más de una oportunidad el regreso a comisión del proyecto. Vargas Aignasse, por su parte, dijo que el proyecto generó antipatía por el modo en que se planteó y llegó al recinto (sin dictamen de Salud), y señaló que hay un decreto por el que la Provincia autorizó el pase a planta temporaria de parte del personal contratado. “En política saludar con sombrero ajeno es un pecado, y con la gente se paga y se paga caro”, lanzó, y aprovechó para reiterar sus críticas por los despidos.

Juan Ruiz Olivares (Justicialista de Todos) se expresó molesto por los planteos y rechazó las chicanas políticas. Aclaró que no se está haciendo demagogia con el personal sanitario, que es por el bien común, y se emocionó al recalcar que ellos arriesgan su vida en la pandemia. El alfarista Walter Berarducci también se conmovió al contar su experiencia en la internación por covid.

La iniciativa finalmente se votó de manera nominal y obtuvo 35 respaldos, entre ellos el de Eduardo Bourlé (ver aparte), y 12 abstenciones de parte de Lealtad Peronista (Zacarías Khoder no fue a la sesión). Durante la votación, Mansilla explicó por qué se abstuvieron de votar. “En ningún momento vamos a ir en contra de mejorar la situación de ningún trabajador. Lo único que queríamos es que se le dé el trato que creíamos que se le tendría que haber dado”, indicó.

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