15 Junio 2021
De enero a mayo de este año, se registraron 94 femicidios y 140 intentos de femicidios. En ese mismo informe, se analizan 21 muertes violentas de mujeres que están en proceso de investigación de las 143 registradas. Según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de nuestro país, “un femicidio es el asesinato de una mujer por un hombre por el hecho de ser mujer, esto con independencia de que se cometa en el ámbito público o en el privado y que exista o haya existido o no, alguna relación entre el agresor y la víctima. Para que el femicidio se configure debe tratarse de un delito doloso, por ende, debe haber la intención de producir la muerte de una mujer”. Es decir, el femicidio es la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres.
Las estadísticas que mes a mes difunden organizaciones oficiales o sociales demuestran que existen varias alertas previas que sirven para estudiar en profundidad esta temática y poder prevenirla: un 25% de las mujeres víctimas de los femicidios habían denunciado a su agresor previamente. 14% de los casos ocurridos fueron cometidos por personal de las fuerzas de seguridad y el 13% tenía antecedentes de violencia. Además, en ese camino, 95 chicos se quedaron huérfanos porque sus madres fueron asesinadas.
El año pasado, durante la cuarentena más estricta por la covid-19, la situación de las mujeres fue muy delicada y los datos que surgieron fueron más alarmantes. Cada 22 horas una mujer llamó a la línea 144 para denunciar que fue atacada o amenazada.
En un informe presentado por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad bonaerense se detallaron los intentos de femicidio en base a sus características. Fue el primer informe completo sobre la temática que pudo brindar un poco de luz sobre el trabajo que resta por hacer en las instituciones oficiales para minimizar la situación. El estudio analizó la problemática de manera completa: en lo cuantitativo pero también cualitativo, a partir de entrevistas con algunas de las sobrevivientes.
“En cuarentena hubo un aumento de la crueldad, de la cantidad de llamadas a la línea 144 –alrededor de un 40 por ciento más-, de los femicidios y estamos atendiendo un número muy importante de casos de alto riesgo: hasta el 31 de julio fueron 1.019”, señalaron en su momento los representantes de esa área. Los cuatro factores de riesgo que detallaron como frecuentes en las situaciones de violencia son: amenazas de muerte (87%), lesiones (77%), presencia de menores (70%) y uso de armas (50%). En el 57% de los casos detectados a partir de los llamados al 144 la mujer había realizado denuncias por violencia de género previas a sufrir el ataque extremo que se contabilizaba como “intento de femicidio”. Mientras que, el 30% de las agresiones analizadas se dieron en el marco de medidas cautelares vigentes.
Otro detalle a tener en cuenta tiene que ver con las secuelas que dejan los ataques que se estudian como intentos de femicidios. Además de las lesiones físicas, las agresiones tienen tal intensidad que pueden inhabilitar a una mujer para el trabajo o su movilidad. Los daños psicológicos no son mejores: las mujeres no descansan bien, tienen emociones intensas y el trauma se revive continuamente.
Las denuncias por violencia de género y domésticas constituyen una ruta a trazar porque son las situaciones más críticas extremas que pueden devenir en femicidios. Analizarlas, estudiarlas y tenerlas presenta, tanto para las fuerzas de seguridad como para la justicia, es una herramienta central para trabajar la prevención y lograr que se reduzcan los femicidios.
Las Naciones Unidas proponen una serie de ítems a trabajar para proteger los derechos de las mujeres y niñas que incluyen crear planes nacionales y locales de acción; hacer que la justicia sea accesible para ellas; poner fin a la impunidad frente a la violencia sexual en los conflictos; garantizar el acceso universal a los servicios esenciales; entre otras cuestiones que tienen por principal eje el correcto funcionamiento de la Justicia y las fuerzas de seguridad.
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