Una nueva tecnología podría cambiar para siempre el futuro de la programación

Gracias a la inteligencia artificial, un programa puede escribir código y reemplazar a un profesional. Por ahora, todo está en fase de prueba.

La industria de la programación vive en constante evolución pero por estas semanas una innovación basada en inteligencia artificial está generando debates centrales sobre los protagonistas de este sector: los programadores. GitHub, una empresa propiedad de Microsoft, acaba de lanzar una nueva tecnología que permite sugerir y escribir código, es decir, realizar la tarea que hasta ahora estaba solo a cargo del capital humano de este sector.

¿Es el fin de la tarea del programador? ¿Qué tareas tendrán que aprender ahora sus profesionales? ¿La inteligencia artificial será aún más inteligente? Preguntas inquietantes que dispararon por estos días debates en foros, medios especializados, podcast y canales de Youtube. Por ahora, esta tecnología está en fase de prueba y solo unos pocos han podido acceder a ella. El producto se denomina Copilot, pues oficia como un “copiloto” del programador, ya que interpreta los requerimientos que escribe el profesional y luego sugiere alternativas de código.

Esta asistencia que recibe el desarrollador tiene su motor basado en millones de líneas de código que ya fueron escritas por humanos y compiladas en Github, la plataforma más usada por la industria para guardar y compartir programas. La inteligencia artificial entonces toma esa fuente de información, la procesa y devuelve la solución más precisa para el nuevo código que se está escribiendo.

Una punta de lanza para el mercado

Juan Pablo González es profesor en la Universidad Tecnológica Nacional en Tucumán y desarrollador en una empresa multinacional con sede en la provincia. Como miles de profesionales del sector, está asombrado y entusiasmado por Copilot y sostiene que es la primera herramienta de esta escala que sale al mercado para ayudar a escribir a los desarrolladores. “Lo bueno de esta propuesta es que está muy impulsada por Github, que es una empresa gigante”, sostiene.

Consultado por el impacto que podría tener esta novedad, González afirma que inicialmente aumentará la productividad de los programadores, ya que si bien hace una década existen soluciones que sugieren código, lo que hace Copilot ahora es procesar un volumen de texto enorme. Sin embargo, advierte que hay que pensar que cada vez que el programador acepte una sugerencia de Copilot, lo que hace la inteligencia artificial es mejorar sus patrones de programación, es decir, se vuelve más inteligente aún. “La tecnología no solo te va a sugerir, sino que está aprendiendo de lo que vos estás haciendo. y cuanto más lo uses, más lo vas a seguir entrenando su capacidad”, destaca.

Como docente universitario, González considera que probablemente en 10 años los programadores se conviertan en “administradores” de este tipo de tecnología y eso impactaría en un cambio drástico en la industria, ya que el trabajo humano se reduciría. “Hoy el programador tiene que escribir la mayoría del código y Copilot probablemente aporte el 20% de la tarea, pero eso luego se va a revertir”, considera. Además señala que las empresas encontrarán en esta solución una vía para reducir costos laborales y optimizar sus procesos: “Copilot no se enferma, no falta al trabajo y se va a equivocar menos”, ironiza el programador.

Aprender a trabajar de otra forma

Entre los pocos programadores en el mundo que ya pudieron probar Copilot se encuentra Bruno Capuano, un desarrollador cordobés que trabaja en Canadá y que tuvo el reconocimiento de Microsoft por su trayectoria. Experto en varios lenguajes de programación y en dirección de proyectos, hoy se especializa en inteligencia artificial y sostiene que si bien ya existían productos que intentaban hacer algo similar, el enfoque y la escala de GitHub CoPilot es inédita.

“CoPilot va a ayudar a muchos programadores, independientemente del nivel de estos. El hecho de escribir una instrucción en un comentario y que a partir del mismo se pueda ver una implementación real de código puede ser de ayuda para acelerar la rapidez con la que se escribe código”, augura el especialista. También considera que será una gran herramienta de aprendizaje para los que se están iniciando. “Leer el código generado puede dar una idea del camino a seguir para solucionar un problema. Un programador que está comenzando a conocer un lenguaje o framework puede tener ayuda y orientación al alcance de las manos”, agrega.

Capuano advierte que por ahora el código que está generando Copilot no es del todo acertado, por lo que requiere una revisión y adaptación del programador. En este punto coincide con González al imaginar que en el futuro se crearán sistemas completamente automatizados para solucionar un problema en particular y la intervención de los programadores será solo para validar el producto generado.

“Los programadores tendremos que aprender a trabajar de una nueva forma”, sentencia Capuano desde el extranjero y plantea un dilema central para la industria: “si el código que genera CoPilot no es correcto, esto puede abrir un debate interesante sobre quién es el responsable: ¿la herramienta o el programador? Esto no es una desventaja, pero sí abre un tema ético interesante”.

Desafíos

¿En qué cambiará para los recién iniciados en la programación?

Los profesionales coinciden por ahora que la tarea humana seguirá siendo central. No solo porque será la que valide al código propuesto, sino porque además tendrá que administrar las tareas de las que se hará cargo, cada vez con más frecuencia, un robot. Maximiliano Firtman es otro de los programadores locales que sostienen este punto de vista pero también agrega que para los desarrolladores sin experiencia o que están aprendiendo, la herramienta puede ser un arma de doble filo: “puede asumir que lo que le sugiere Copilot está bien y así continuar con código mal programado o con problemas de seguridad”, advierte.

Firtman trabaja en Buenos Aires, es docente y además de estar en la trinchera técnica también ha publicado 12 libros sobre informática. Según su experiencia, Copilot no cambiará la tarea del profesional, ya sólo será una nueva herramienta a disposición: “en lugar de un destornillador manual, ahora tenemos uno eléctrico pero igual tenemos que saber dónde hacer el agujero, la mecha y el tipo de tornillo que hay que usar”. Además, considera que por ahora no ayudará a motivar a los recién iniciados, ya que todavía no es una herramienta demandada por el mercado. “En general la motivación viene por proyección de futuro, ya sea económica o de calidad de vida”, analiza Firtman.

Finalmente, Copilot plantea un tema crucial para el desarrollo de software que es la propiedad intelectual. Al estar alimentado por código escrito por terceros, existe un fuerte debate sobre quién es el verdadero autor del nuevo código que se genera. Sobre este punto, Firtman considera que el código fuente puede tener licencias distintas, y “no está claro si estas licencias permiten usar ese código para alimentar un algoritmo de inteligencia artificial, sea gratuito y abierto o comercial”.

Según el especialista, si bien Microsoft sostiene que el código que sugiere Copilot nunca proviene en un 100% de otro software, todavía existen dudas en los programadores que hacen código cerrado. “¿Nos estamos abusando en ese caso de licencias abiertas para generar código cerrado? No hay una respuesta simple, como tampoco lo hay en otros rubros como el arte, la escritura o la música generada con inteligencia artificial”.

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