El negocio de la brecha de la brecha

Y vos... ¿dónde ponés la plata?

Un Iphone por semana

“Vendimos a $178,65. Compramos a $168,33. Dos operaciones de esta, y pago los celulares. Lo haremos mientras dure”. La excitación se sentía en su voz. Acababa de hacer una gran diferencia simplemente arbitrando precios.

Lo que inicialmente había sido un esfuerzo por calmar la demanda de divisa, finalmente sólo generó nuevas distorsiones.

Las nuevas medidas tomadas por las autoridades respecto de montos autorizados a operar, segmentos, individuos y especies habilitadas, generaron un desdoblamiento cambiario adicional al previo. El “cepo al cepo” dio origen a la “brecha de la brecha”.

Es así como hoy en Argentina tenemos un dólar comercial y varios dólares financieros.

Un inversor, semanalmente, puede adquirir vía contado con liquidación sus primeros U$S 17.000 pagando $171. Los siguientes U$S 18.000, pagando $176, y si requiere un monto adicional sin restricciones, pagará $179 por el dólar “libre”.

El nuevo rulo

Acceder al dólar contado con liquidación, sin embargo, no es un beneficio disponible “para todos”. La lista de restricciones limitantes a una operatoria completamente transparente, declarada y legal, se amplía semana a semana. En un intento desesperado de frenar la obsesión argentina con el billete verde, los reguladores hoy dan nuevamente oportunidades de arbitraje.

En Economía, se denomina arbitraje a la obtención de un beneficio económico producto de la diferencia de precio de un mismo activo, en este caso dólar, operado en diferentes mercados.

Con el guiño de las autoridades, el sueño de "comprar barato y vender caro" permite a los "especuladores financieros" ganar unos U$S 1.000 semanales. No se trata de esquemas de Ponzi, de estafas piramidales ni tampoco de algo ilegal.

Se trata simplemente de vivir en una Argentina con cada vez más controles de precios. La sumatoria de declaraciones juradas para operar sólo engrosa el bolsillo de los más experimentados e informados. Comprar el dólar contado con liquidación intervenido por el BCRA para luego venderlo en el mercado libre, es el nuevo negocio.

La brecha de la brecha

La brecha cambiaria, es decir la existencia de una diferencia de precios entre dólar comercial (oficial a $96) y dólar financiero (contado con liquidación a $171 o más), sólo pone ms presión devaluatoria al dólar oficial.

En un intento de contener las expectativas de los agentes económicos, el Banco Central viene disminuyendo drásticamente el ritmo de devaluación del dólar oficial. Mientras a principios de año y en términos anualizados, se ubicaba en torno al 50%, hoy está cerca del 15%.

El problema es que, para la formación de precios, los agentes económicos mayormente no toman como referencia al dólar oficial al cual no pueden acceder, sino al dólar libre en cualquiera de sus versiones.

El atraso cambiario está a la vista y todos apuestan a un salto discreto post elecciones, con independencia de sus resultados. Las medidas, por ende, no están teniendo ningún tipo de impacto deseado.

Dad al mercado lo que quiere el mercado

Producto de las expectativas de devaluación esta semana se observó una mayor demanda de cobertura de activos que ajustan por dólar oficial.

Pedir mayor disciplina fiscal en un año electoral es una quimera. Lograr un acuerdo con el FMI antes de las elecciones, también. El margen de acción del Gobierno es escaso y de no tomar medidas en términos de política económica, la dolarización de portafolios sólo se incrementará.

“El mercado se empieza a anticipar y empieza ese furor por los dólar linked, entonces el rendimiento no necesariamente te lo da el salto cambiario sino te lo termina dando el precio. Yo estoy para seguir comprando”, señala la portfolio manager de una importante compañía de seguros internacional con operaciones en Argentina. “Si el Tesoro no puede renovar vencimientos, en algún momento va a sacar un nuevo dólar linked y ahí los CER (activos que ajustan por inflación) se hacen ‘torta’ “, remata desde sus oficinas en Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires.

Única en el mundo

En los pasillos de cualquier Escuela de Economía siempre se comenta lo mismo: “Hay cuatro tipos de países. Países desarrollados, países en vías de desarrollo, y luego Japón y Argentina”. Mientras que los nipones se destacan por su orden, disciplina y obsesión por los “procesos”, transformándose en potencia luego de la Segunda Guerra Mundial, los argentinos nos ubicamos en el extremo opuesto.

Rulo. Brecha cambiaria. Cepo al cepo. Múltiples tipos de cambio. Por solo mencionar algunas de nuestras últimas grandes hazañas. “Viveza criolla” suelen llamarle.

“En Argentina los economistas siempre tendremos trabajo. No me imagino lo que sería vivir en Suiza siendo economista”, solía bromear con gran acierto el profesor Ernesto Gaba. Años de experiencia en los pasillos del sistema financiero local e internacional lo consolidaron como una fuente inagotable de sabiduría.

Semana a semana, Argentina no deja de sorprender con la creatividad e inventiva. Y si bien sobrevivir es complicado, aburrirse en este querido país, también.

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