Día 8 de los Juegos Olímpicos: el hockey sigue marcando el rumbo

Una vez más, Las Leonas y Los Leones se ubican en la elite, entre los ocho mejores del mundo.

Día 8 de los Juegos Olímpicos: el hockey sigue marcando el rumbo

Los planteles van cambiando, producto del siempre necesario recambio. Los resultados varían, atados a las altas y las bajas de los ciclos. Los cuerpos técnicos tampoco son fijos; al igual que los sistemas de juego. Y no es que el devenir dirigencial fluya con placidez; basta con analizar todo lo sucedido durante los últimos años en la Confederación Argentina. Pero lo que se mantiene es la vigencia del hockey nacional, su protagonismo, la calidad de jugadores y jugadoras. Una vez más ambos equipos se ubican en la elite, entre los ocho mejores del mundo. Marcan el rumbo y llevan la bandera del olimpismo argentino.

Sobrepuestos del gol con el que Nueva Zelanda abrió el partido, Los Leones ganaron con autoridad (4-1) y así accedieron a los cuartos de final. El seleccionado llegó a Tokio con la inédita presión de defender el oro conquistado en Río, una novedad que fue sorteando con altibajos. Por caso, la derrota a manos de India dolió más por lo irregular del rendimiento que por haberla padecido en los últimos cinco minutos. Es cierto que el equipo no luce la solidez que lo hizo campeón en 2016, pero esta mañana brindó lo mejor en el momento preciso, cuando ya no quedaba margen para las dudas.

A Las Leonas, en tanto, la clasificación a los cuartos de final no les costó tanto. Y eso que debutaron perdiendo por goleada con las neocelandesas. A partir de ese traspié todo fue crecimiento para un equipo ordenado, sacrificado, intenso, al que le está faltando poder de fuego para sufrir menos los partidos. Al igual que los varones se preparan para el cruce clave de los Juegos: ganar propone una doble posibilidad de luchar por la medalla; perder implica la vuelta a casa.

Para Leones y Leonas no hay discusión posible, están en Tokio decididos a dejarlo todo por un lugar en el podio. Para el deporte argentino, mirando el cuadro en perspectiva, ambos equipos ya ganaron. Como sucede cuatro años los Juegos nos demuestran lo desconectados que estamos de la verdadera alta competencia. Por eso el ejemplo del hockey es tan potente. Ahí no hay casualidad ni batacazos esporádicos, sino el trabajo a largo plazo que nace de esa usina que tanto necesitamos respaldar y tanto solemos descuidar: los clubes.

Vale otro aplauso, en este caso para el voley masculino. Tras tener a los brasileños casi nocaut y luego perder en tie-break, el seleccionado se recuperó encadenando dos victorias. Hoy fue 3-2 sobre Túnez, remontando una desventaja de dos sets. Hay una histórica relación de amor entre nuestro voley y los Juegos desde aquel bronce de Seúl 88, una fuerza invisible que los impulsa cada vez que la bandera con los anillos ondea en un estadio. Pero volviendo al ejemplo del hockey, también hay un trabajo en el voley -es cierto que con menor volumen de jugadores- que se nota en la competitividad de los seleccionados.

Para Los Gladiadores, en cambio, la derrota a manos de Brasil (25-23) encendió todas las alarmas. El partido pintaba para catástrofe, pero hay jugadores de elite en el seleccionado nacional, con Sebastián Simonet a la cabeza, y la remontada tras ir perdiendo por 11 goles de diferencia rozó la épica. No alcanzó. El handball argentino sumó cuatro derrotas seguidas, muy por debajo de las expectativas, sobre todo en la calidad del juego. La hegemonía continental se quebró ante un equipo brasileño que no deja de crecer, mientras Argentina padece una compleja falta de recambio. Y no sólo es Brasil, Chile también está listo para intentar correr a Los Gladiadores del primero al tercer puesto en la región. De allí las alarmas que en Tokio están sonando a máximo volumen.

Dayana Sánchez hizo historia: es la primera mujer que representó al boxeo argentino en los Juegos. En el ring, la turca Esra Yildiz no le dio chances y la venció en fallo unánime. Mucho mejor le fue a Exequiel Torres en el ciclismo BMX, ya que apenas le faltó un punto para clasificarse a la final. Eso le habría representado ubicarse entre los ocho mejores del mundo. Torres estuvo a la altura del desafío olímpico. La especialidad, electrizante, espectacular, fue una fiesta para los colombianos, aunque con sabor agridulce. Ganaron dos medallas, sí, aunque Mariana Pajón anhelaba el oro pero debió conformarse con la plata.

En los 50 metros libres, Santiago Grassi quedó en el puesto 38 de la clasificación general. La natación argentina se marcha en absoluto silencio de Tokio. La ausencia de Michael Phelps se hizo sentir en los Juegos, a semejante vacío no se lo ocupa con facilidad. Estados Unidos y Australia lucharon palmo a palmo y ambos sumaron seis oros, en una competencia muy repartida en el medallero. A falta de Phelps, la foto que dio la vuelta al planeta anoche fue de la sudafricana Tatjana Schoenmaker, a pleno llanto en la pileta tras implantar el récord mundial de los 200 metros pecho.

Queda para el final la consagración de Sunisa Lee como la gimnasta más completa de los Juegos Olímpicos. La estadounidense, de 18 años, se sentó en el trono al que abdicó -momentáneamente se espera- Simone Biles. La medalla de plata en la competencia all-around, la que combina todas las pruebas, fue para Rebeca Andrade, un prodigio, fruto del trabajo inclusivo que desde hace años despliega el deporte brasileño. Nacida en una favela, Andrade encontró en el deporte el camino para crecer, las herramientas para desarrollarse, una vía para brillar. Imitar a los brasileños puede ser de enorme ayuda.

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