La soledad del líder

Y vos, ¿dónde ponés tu plata?

“Son todos amigos, pero cuando te subís al ring, hasta el banquito te sacan”. Ringo Bonavena

No hay dolor. Te estás desvaneciendo

Mientras la economía global revisa al alza las proyecciones de crecimiento, se recupera el empleo y avanza la vacunación, Argentina se ubica en el lado opuesto. Al pésimo desempeño en términos de salud y economía, se suma la baja moral de la población en general.

“¿Uds se acuerdan lo que vivimos un año atrás? Hubo una suspensión de derechos constitucionales mientras la gente en el Poder gozaba de privilegios recibiendo visitas no oficiales a altas horas de la madrugada. En plena pandemia. Esto ocurría mientras la gente se moría tratando de cruzar provincias y mientras uds. tenían encerrados a sus chicos. Es un escándalo. Si nosotros, el pueblo, no nos levantamos frente a eso, realmente no sé dónde estamos”, exponía una alta ejecutiva en un chat de amigas tras conocerse el escándalo sobre las vistas nocturnas a la Quinta de Olivos.

¿Cómo ocuparse de cuestiones en torno a la moral y los valores de un país cuando la gente está simplemente tratando de sobrevivir? Todo esto ocurrió mientras el dólar subió un 200%, la inflación trepó un 67% y arrasó con la pobreza que hoy afecta a uno de cada dos argentinos. El sector privado se achica, las PYME desaparecen y los números evidencian la pésima gestión en torno a la pandemia. Dentro de este paupérrimo contexto, ¿quién tiene energía para exigir sus derechos?

“En Argentina la gente simplemente está tratando de subsistir. No puede ocuparse de temas estructurales que afecten a la moral. Ni mucho menos que sean de largo plazo. Tiene los ojos puestos en el día a día. Como la canción de Pink Floyd, los argentinos estamos “confortablemente adormecidos”, contestan.

La grieta empresarial

“Acabo de volver de Catamarca. Me junté con varios empresarios PYME. Los que siguen apostando por su empresa están vendiendo sus autos para poder pagar sueldos. El panorama es deprimente”, señala un ejecutivo de cuentas del sector financiero local.

El sector privado está asfixiado. Según la Encuesta de Expectativas de Ejecutivos de IDEA, el 69% de los consultados espera un próximo semestre menos favorable. Inflación, ausencia de plan económico, presión tributaria, mala gestión de la pandemia y cierre de la economía se ubican entre las principales razones.

“Hoy escucho mucha gente joven tratando de dejar el país en busca de mejores oportunidades. Un éxodo masivo. Argentina es un país maravilloso, querida. Después de todo, ¿en qué otro país del mundo podrías vivir sin pagar impuestos?, señala un “consultor” de empresas desde sus paquetísimas oficinas en el barrio porteño de Recoleta.

Más allá de la picardía, los optimistas están presentes. Un 14% de ejecutivos encuestados por IDEA espera una mejora en las condiciones actuales. La reapertura de la economía sumada a la fuerte inyección de pesos esperada son una bocanada de aire al consumo. El programa “Ahora 30” está calentando motores.

Come o serás comido

Independientemente de la industria bajo análisis, existe una fuerte tendencia hacia la “commoditización” de productos. La diferenciación se hace por la calidad del servicio en torno a la experiencia de compra. Los clientes son cada vez más exigentes e informados demandando mejores productos a menor precio. La única forma de abastecer esa demanda es a través de negocios de escala, donde la rentabilidad viene de la mano del volumen y no del margen. La modernidad requiere organizaciones ágiles, competitivas y flexibles para abastecer a este tipo de consumidores.

Las crisis suelen ser buenas oportunidades de fidelización, tanto de proveedores como de clientes. El miedo a atravesar esa crisis puede llevar a descapitalizar la empresa sentando las bases para su futura extinción. Recuerde que probablemente ningún otro negocio rendirá más que el propio. La tendencia hacia una concentración en cada vez menos jugadores y más grandes, reconfigura los momentos de crisis en un mantra básico: “come o serás comido”.

La soledad del líder

Cerrar la empresa o seguir apostando una vez más por Argentina. La grieta empresarial se percibe. ¿De qué depende esta decisión?

“La soledad del líder se siente. No hay nada que te prepare para esto. Uno está acostumbrado a tomar decisiones del día a día. Lo que no estás acostumbrado es a no tener con quién compartirlas. En este mundo lo que cuesta es la velocidad de adaptación a las distintas cosas que van pasando y a la capacidad de estar permanentemente bajo presión. No encontrás herramientas para descomprimir la velocidad a la cual tenés que adaptarte. Tenés que motivar a la gente, cuidando el delicado equilibrio de exigirles sin llevarlos a un nivel de locura. Pero te das vuelta, mirás al costado y no hay nadie. Más arriba, estás más solo…”.

La confesión podría venir de cualquier individuo que dirija una organización. Es en esa soledad en que un empresario deberá tomar la decisión del rumbo de su negocio. Comer o ser comido. Un acierto será un éxito compartido por toda la compañía, mientras que un fracaso será un “error” completamente propio.

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